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El ex alcalde obtuvo la licencia de obras el mismo día en que la solicitó

Una media de 150 días tuvieron que esperar muchos ciudadanos almonteños para obtener una licencia de obras en el municipio en el año 2006. Casi medio año. A la esposa del ex alcalde (Francisco Bella), María del Carmen Castrillo, le bastó con una mañana. En concreto, la del 5 de enero de 2006. Este diario ha tenido acceso a varios documentos municipales en los que se constata que no se han hecho efectivos ni el principio de oficialidad ni el de legalidad, al incumplirse el estricto orden de solicitud y, por ende, también el de ejecución.

La esposa de Bella presentó en el Registro la solicitud de licencia para ampliar y remodelar el chalé de Matalascañas (con un presupuesto de 58.977 euros) en la víspera de Reyes. Eran, según el informe de la jefa del Servicio de Atención al Ciudadano al que ha accedido este periódico, las 10:29. Media hora antes, a las 10:00, había dado comienzo la reunión de la Junta de Gobierno Local, a la que asistieron los concejales José Villa, María Bernabea Jiménez y Azuzena León y en la que se terminó aprobando sobre la marcha la concesión de los permisos. Cómo llegó a formar parte del orden del día es un misterio.

De hecho, ya en el acta final de la jornada se dictamina la asignación "por unanimidad" de la licencia de obras. El mismo día se da el visto bueno también a los informes técnicos y jurídicos para la ejecución de la obra mayor. Es decir, que el tiempo de espera para el ex alcalde y su mujer fue de cero días, cuestión de horas.

Para el portavoz del equipo de Gobierno almonteño, José Joaquín de la Torre (PP), la forma de tramitar el procedimiento administrativo que tiene como objeto la aprobación de los permisos es, a todas luces, "una manifiesta irregularidad", habida cuenta de que "se vulnera el principio de ordenación de los expedientes".

De la Torre considera "inexplicable" que la solicitud de Castrillo y Bella se tramitara y aprobara aquel mismísimo 5 de enero en la Junta Local, máxime cuando existían "decenas de expedientes" que esperaban recibir una respuesta y que se habían presentado con mucha anterioridad.

El popular tildó de "surrealista y escandalosa" la circunstancia de que una Junta de Gobierno -en este caso la almonteña cuando gobernaba el PSOE-, "que tiene que venir acompañada de su orden del día previamente establecido a la celebración de la misma, incluya entre los puntos a aprobar esta licencia de obra, teniendo en cuenta que el registro de solicitud de la licencia se produce media hora después del comienzo".

El representante del Gobierno municipal declaró a este diario que "todo parece indicar que el señor Francisco Bella aprovechó la posición que ostentaba en aquel momento" -la de alcalde- "para un beneficio personal, en detrimento de cientos de ciudadanos". A esto añadió que "todo parece indicar que se falseó el acta de aquella Junta de Gobierno".

Se debate De la Torre entre si el asunto constituye un ejemplo de efectividad administrativa o es "un claro trato de favor". A su entender, la segunda opción gana enteros, "el trato de favor, teniendo en cuenta que algunas licencias de obra mayor por aquellas fechas tenían un plazo de tramitación de hasta 150 días, mientras ésta se tramitó en, increíble pero cierto, sólo cero días".

Llama la atención que la cuñada de Bella, la hermana de la directora de la Fundación Doñana 21, Rocío Castrillo, llegara a esperar 901 días para que le permitieran levantar una vivienda en la calle Las Carretas de El Rocío para la que solicitó los permisos en noviembre de 2005. Sin embargo, el resto de esperas están muy por debajo de los 150 días de media que padecía cualquier hijo de vecino, en torno al mes, a lo sumo. Su marido (concuñado del ex regidor), José Miguel Bejarano, consiguió en ocho días la autorización para edificar el vallado de una finca con malla ganadera en el paraje El Chaparral.

El ex concejal de Turismo almonteño, José Villa, obtuvo la licencia en 2006 para reformar un trastero en siete días, el mismo plazo que tardó la actual directora de la Fundación Doñana 21 para tener en su poder el consentimiento para remodelar otra casa en la rociera calle Las Carretas (más conocida como calle Moguer).

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