Las trabajadoras inmigrantes están expuestas a más riesgos laborales que las españolas, según las conclusiones de un trabajo realizado en el marco del Proyecto ITSAL-Inmigración, Trabajo y Salud, financiado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias, del Instituto de Salud Carlos III.

Los participantes en el trabajo, entre ellos investigadores de la Universidad de Huelva, han escrito el artículo Diferencias en la exposición a riesgos laborales en españoles y trabajadores extranjeros en España, en el que además se destaca que la percepción del riesgo para los varones extranjeros es diferente a la de los autóctonos.

Para la elaboración del trabajo, se entrevistaron a 1.841 inmigrantes que dominaban el español (quedando excluidos chinos y subsaharianos) y 509 españoles.

Tras el análisis de las mismas los investigadores, que manifestaron el carácter limitado de sus conclusiones por tratarse de datos subjetivos, subrayaron que las empleadas extranjeras "son más propensas a trabajar más horas y a sufrir una mayor exposición a temperaturas extremas que las nacionales".

Por otro lado, señalaron que los hombres nacidos en el extranjero y cuya actividad se centra en sectores como el de la construcción, agrícola o industrial perciben la exposición a los riesgos laborales de forma distinta a los españoles.

Asimismo, la formación, titulación y tipología del contrato son también puntos de desencuentro entre hombres y mujeres extranjeros y nacionales.

Por ejemplo, la proporción de varones con titulación superior es mayor en los trabajadores nacionales, mientras que esta misma circunstancia es mayoritaria entre las extranjeras; es decir, las contratadas extranjeras están más cualificadas que las españolas.

Las variaciones entre sectores de actividad económica se observan en trabajadores extranjeros varones, que se concentran en el ámbito de la construcción, agricultura o industria (62,5%), mientras que la mayoría de los empleados nacionales desarrollaban su actividad el sector de los servicios (55,3%).

Los extranjeros desarrollan trabajos de actividad física (75,4%), principalmente a través de contratos temporales; mientras que uno de cada tres carecía de contrato.

Las españolas fueron empleadas principalmente en trabajos no manuales (85,8 %), mientras que las extranjeras se dividieron de manera más uniforme entre ocupaciones manuales y no manuales.

Para el grupo de investigación, "el nivel inferior de la formación y el conocimiento de la salud en el trabajo puede significar que los trabajadores extranjeros no pueden reconocer algunos riesgos laborales", por lo que se hace necesario ampliar la información sobre riesgos laborales en las diferentes actividades.