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Espinosa rememora en un libro los sucesos de 1932 por retirar un azulejo de la Virgen

Contra la República. Los "sucesos" de Almonte de 1932 es la nueva publicación que el reconocido historiador extremeño Francisco Espinosa (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1954) presenta hoy a partir de las 19:30 en la Casa de Cultura de Almonte. Autor de obras como La Guerra Civil en Huelva, La justicia de Queipo o La columna de la muerte, que han convertido a Espinosa en un investigador referente dentro del panorama actual sobre lo que significó la represión franquista, ha compilado en un nuevo trabajo los sucesos que se desencadenaron en Almonte en 1932 cuando la Corporación municipal republicana decidió retirar los azulejos de la imagen de la Virgen del Rocío y del Sagrado Corazón de Jesús del salón capitular conforme a lo que el Gobierno de la Nación había decretado al constituirse España como un Estado laico, informa Europa Press. Ello provocó un "auténtico escándalo" en el pueblo hasta el punto que los habitantes de la localidad se amotinaron y manifestaron contra los miembros del Consistorio su rechazo a tal medida, requisándole los cuadros de la Virgen que éstos albergaban en sus casas y colocándolos en las rejas de las puertas del Ayuntamiento.

El alcalde de entonces, Francisco Villarán, tuvo que abandonar la población y la misma Corporación local quedó sin representación legítima teniendo el Gobernador Civil de Huelva que adoptar las medidas oportunas para restablecer la normalidad. Los vecinos decidieron trasladar desde El Rocío hasta Almonte a su Patrona como acto de desagravio e incluso se organizaron peregrinaciones desde diversos puntos de la geografía andaluza para apoyar la causa almonteña.

Espinosa en un "minucioso" estudio sobre este acontecimiento nos relata a través de esta interesante obra el verdadero trasfondo de la cuestión. Según el investigador, la retirada de los azulejos fue la excusa perfecta por parte de la derecha reaccionaria para combatir los planes del Gobierno de la República sobre la plasmación de la reforma agraria, que suponía poner en manos del vecindario la explotación de tierras que en etapas precedentes habían pasado a manos privadas, en algunos casos bajo dudosa legalidad.

Para el escritor pacense, "Almonte no sólo era el pueblo de la Romería del Rocío, sino uno de los mayores términos municipales del país que incluía llamado Coto de Doñana. La República animó a los municipios a que revisasen el catastro y estableciesen qué terrenos pertenecientes al pueblo habían pasado a manos privadas".

Espinosa enlaza este episodio con la posterior llegada de la represión franquista, ya que según explica "a mediados de junio de 1936 el Gobierno de la República declaró al Coto de Doñana bien de utilidad social, pero la alegría en el pueblo duró poco, ya que unas semanas después un brutal golpe militar ponía fin a la República y algunos de los ediles que aprobaron en sesión plenaria la retirada de los cuadros fueron fusilados dentro del proceso depurador que llevaron a cabo las fuerzas fascistas". Al mismo tiempo, se puso en marcha la contrarreforma agraria, mediante la que Doñana "pasó a ser de nuevo lo que había sido antes del 14 de abril de 1931, un lugar de recreo para las clases ociosas".

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