isla cristina El presunto autor de los hechos todavía no ha sido detenido

Más de 60 personas, estafadas por un supuesto empresario de hostelería

  • Llegó hace dos semanas a la localidad y trató de alquilar varios bares · Utilizó el nombre de los negocios para contratar personal, al que pedía 180 euros por adelantado para comprar los uniformes

Ofrecer un trabajo medianamente bien remunerado en medio de la que está cayendo es el mejor de los cebos para una estafa. Es lo que debió pensar un vecino de la localidad sevillana de San José de la Rinconada. Abrió el mapa y puso el dedo sobre Isla Cristina.

Hace unas tres semanas se decidió a actuar. Se trasladó con parte de su familia hasta una vivienda de La Redondela, donde estableció su centro de operaciones. Se movía con un vehículo que no estaba a su nombre.

Contactó en primer lugar con una empresaria isleña, a la que convenció de que le alquilara uno de sus locales. No iba a adelantarle demasiado dinero, así que le prometió un sueldo durante los meses que mantuviera abierto el establecimiento, ubicado en primera línea de playa en Urbasur. Lo mismo hizo con la pizzería La Vendetta, el bar de tapas Punto y Coma y el restaurante Portobello, todos en idéntica localización.

Con este despliegue de negocios en el bolsillo, comenzó el baile. Ofreció a José María Arriaza y a un primo suyo ser encargados de un par de locales. "Entregamos en currículo en el bar La Esquinita de La Redondela", que se convirtió en una suerte de oficina de empleo improvisada regentada por la empresaria a la que ya había prometido el oro y el moro. "Nos pidió entonces que corriéramos la voz por el pueblo, que buscáramos gente que quisiera trabajar allí", explicó ayer a Huelva Información Arriaza.

Como la pólvora corrió la noticia en una localidad en la que falta el trabajo y el hambre aprieta. Las condiciones laborales no eran espectaculares, pero sí un buen reclamo: "Nos ofrecía 1.000 euros al mes, un día libre a la semana y ocho horas de trabajo repartidas en dos turnos, de 10:00 a 18:00 y de 18:00 a 2:00", explicó a este diario uno de los afectados, Francisco Silva.

Además, garantizaba a los contratados "que mantendría los negocios abiertos diez meses al año y que estaríamos dados de alta". Silva llegó incluso a abandonar su empleo en el campo, porque "sólo quedaban unas tres semanas de la temporada de la naranja y prefería asegurarme un trabajo mejor, porque además yo soy camarero de profesión".

El truco estaba en pedir a los afectados 180 euros por adelantado para sufragar la compra de los uniformes de hostelería. "Nos dijo que sería una especie de depósito y que nos lo devolvería cuando abandonásemos el trabajo, que era una forma de asegurar que no perdería dinero al contratar a tanta gente". En total, el montante de la estafa ronda los 11.000 euros.

Silva, como los otras 62 víctimas de este individuo, pagó el dinero. Otros, como una isleña, llegaron a "empeñar un reloj de oro de su padre para poder pagar los 180 euros porque estaba ahogada la mujer".

Para certificar que, en efecto, se habían entregado los 180 euros, el presunto estafador extendía a sus trabajadores un recibo en el que no constaban ni su nombre y apellidos ni su número de carné de identidad. Sólo la firma de su víctima. Ni siquiera a todos ellos les había facilitado el mismo nombre: a unos les dijo que se llamaba Paco, a otros José Rodríguez, a otros tantos, José Fernández Pérez.

El supuesto empresario levantó algunas sospechas desde primera hora, pero su poder de disuasión y la necesidad de sus víctimas conformaban un perfecto cóctel para aplacar la polvareda. "No nos pedía currículo ni hacía entrevistas de trabajo porque -decía- quería abrir los negocios en Semana Santa y no tenía tiempo para eso". Francisco Silva llegó a preguntarle que por qué no había solicitado personal a través del Servicio Público de Empleo Estatal (Inem). Su respuesta fue "que esto era muy engorroso y había que mover mucho papeleo".

El isleño comenzó a trabajar el día 21 de marzo en uno de los negocios. Él era el número 25 de los fichados. El contrato era "un papel escrito a mano y fotocopiado en el que aparecía como administradora R.A.F., que según nos ha dicho la Guardia Civil no existe o está muerta".

Dos días más tarde, el viernes 23, llegaron los proveedores a los locales: "Entró bebida, marisco, pan", y todas las dudas se disiparon. La gente comenzó a ver que realmente había movimiento y más y más personas acudieron a pedirle trabajo. El castillo de naipes comenzó a desmoronarse hace una semana. "El lunes llegó el de las bebidas y decidió llevárselas, según este individuo, porque no habían llegado un acuerdo en la fecha de los pagos; hubo una compañera que ya empezó a decir que era una estafa y le pidió su dinero", indicó Silva. Al resto los convenció con sus buenas palabras y el desafío de que devolvería los 180 euros a quien se los pidiera. Llegó a comprar provisiones -"seguro que con nuestro dinero"- en Cash Lepe "para que no decayera el movimiento".

Por su parte, José María Arriaza es consciente de que puede haberse metido en un lío por ayudar al farsante. Como encargado del Punto y Coma se había convertido en uno de sus hombres de confianza, aunque él se siente "una auténtica víctima de este hombre porque a mi primo y a mí nos ha utilizado para llamar a la gente y dar la cara por él".

Asegura que recientemente, en concreto el viernes, su jefe realizó un ingreso de 100 euros en la Caja Rural de Isla Cristina y solicitó un certificado de la transferencia que había realizado a uno de los empresarios de los locales que quería alquilar, pero "luego nos dijo que lo acompañáramos a una librería, añadió un cero a la suma (1.000 euros) y le hizo fotocopia". Así hacía ver que podía ser un error del banco, pero que él sí había pagado lo acordado. Inmediatamente después, explica Arriaza, "ingresó 700 euros en mi cuenta y los transfirió a la de Saycón SL", sociedad propietaria de varios de los locales de Urbasur. A continuación hizo lo propio, "le plantó otro cero, con lo que eran 7.000 euros", y se fue a un ciber para mandar el recibo a la propietaria. Cuando ésta le contestó diciendo que en su cuenta sólo figuraban 700 euros, "él la llamó haciéndose pasar por una supuesta hermana suya, una tal Miriam, letrada, y le dijo que el lunes se pondría en contacto con ella para solucionarlo".

El pasado jueves el individuo -al que le sigue la pista la Benemérita- reunió a todos los trabajadores para decirles que estaba pendiente de abrir dos locales más, uno en Isla Cristina y otro en La Redondela. Además, dejó claro que "había ido a hablar con Servando Cárdenas, del Local 81, pero que le pedía 50.000 euros por el traspaso; también nos dijo que llegó a un acuerdo con él para adelantarle 2.000 euros, más 1.000 euros de alquiler mensual y 5.000 euros de fianza por la maquinaria del negocio, que habían llegado a ese pacto porque Servando estaba ahogado y le hacía falta". Sin embargo, el propio Servando Cárdenas ya había empezado a descubrir el pastel. Sus sospechas de que el supuesto empresario sevillano no iba a cumplir las condiciones impuestas por seis meses de traspaso de su negocio llegaron días antes, según indicó a este periódico, cuando "le llegué a pedir hasta 11.000 euros más por el negocio y me dijo que sí sin problemas". Cárdenas quiso hacerlo todo en presencia de su abogado y ahí el presunto estafador comenzó a esquivarlo.

El viernes pasado, el hostelero le siguió la pista hasta dar con su paradero. Le espetó que se rompían todas las relaciones y le pidió los 180 euros que su propia hermana había adelantado por el uniforme. El individuo se los devolvió. Entonces Cárdenas comenzó a divulgar a través de las redes sociales la noticia de que podría tratarse de una estafa. El sábado, los 63 afectados ya sabían del engaño e interpusieron una denuncia conjunta ante la Guardia Civil de Isla Cristina.

Una de las víctimas, José Francisco González, manifestó que "no sólo hemos perdido los 180 euros, sino los días que hemos trabajado, calculo que unos 512 euros", a lo que Francisco Silva añadió que "hemos perdido la oportunidad de encontrar otro trabajo en Semana Santa porque las plantillas ya están completas". En la mañana de hoy, todos los afectados se reunirán en el Palacio de Justicia de Ayamonte para volver a denunciar la estafa, un hecho que les infringe "daños morales y psicológicos" y que deja por detrás un reguero de dramas familiares. El presunto autor de los hechos aún no había sido detenido al cierre de esta edición.

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