Cuenca Minera · Un suelo muy inestable

Cultura pide un informe sobre la estructura de Corta Atalaya

  • La Delegación ha solicitado a la Consejería de Innovación de la Junta de Andalucía datos sobre los riesgos de aguas y medioambiental en la zona minera

Ante la situación que presenta Corta Atalaya, que sufre un proceso de inundación imparable y prolongado desde hace casi una década, la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva instó a la empresa propietaria de los terrenos, Emed Tartessus, a que presente un informe técnico valorativo en el que justifique "la diagnosis inicial del estado de conservación (de la Corta) y se sustancien las medidas de conservación preventiva que resulten necesarias o, por el contrario, la innecesariedad de la adopción de tales actuaciones preventivas desde la justificación debida de la situación de estabilidad y ausencia de riesgo para la integridad del bien y de las personas". La Junta hizo el requerimiento a la multinacional minera el pasado diez de febrero y le dio de plazo quince días para presentar sus datos aunque todavía no ha recibido respuesta a su requerimiento.

Desde que trascendió públicamente la inundación de la popular corta minera, las autoridades políticas comenzaron a mover el asunto para tranquilizar a una población alarmada por la pérdida de su patrimonio y por la estabilidad del terreno.

Al mismo tiempo que Cultura hacía público su requerimiento a Emed, la Administración informó que está a la espera de recibir dos informes que ha solicitado a la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia y a Medio Ambiente para valorar la situación de Corta Atalaya. La Junta quiere analizar si hay realmente un riesgo de aguas, medioambiental o de estructura.

El riesgo estructural es lo que más preocupa a las autoridades pues puede dar lugar a desprendimientos de los taludes de la corta o corrimientos de tierras, que ya son evidentes desde 2004 en las zonas colindantes con Atalaya, Pozo Alfredo y el antiguo Pozo Alicia. El de aguas se relaciona con la filtración de caudales ácidos de mina a los ríos tinto y Odiel, que surcan la zona donde se ubican los filones minerales.

La Junta recuerda en la notificación enviada a la empresa minera que "en el caso de justificarse la necesidad de acometer actuaciones de conservación preventiva, será preceptiva la previa autorización de la Consejería de Cultura y habrán de requerirse cuantos informes de carácter sectorial resulten preceptivos, muy especialmente en materia de minas y de aguas".

La Delegación insiste en su interés de hacer cumplir los requisitos que establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.

La primera vez que la Junta se puso en contacto con Emed Tartessus para este asunto fue el pasado 27 de enero, dos días después de que Huelva Información publicara un reportaje basado en unas imágenes recientes tomadas por el fotógrafo Antonio Romero y que ponían en evidencia la situación de inundación que sufría Corta Atalaya.

Con posterioridad, el 9 de febrero, Cultura mantuvo una reunión con representantes de la empresa australiano-chipriota para analizar la situación.

Fue en ese encuentro, según ha reconocido la Junta, cuando Emed manifestó que trabaja directamente con el Instituto Geotécnico Minero de España (IGME), que monitoriza Corta Atalaya, y que no hay urgencia en actuar sobre el nivel de la corta al "no presentar riesgos por lo menos en dos años".

A pesar de estos datos, Cultura ha solicitado a Emed Mining que remita el informe al que hizo referencia en la reunión para que sea analizado por los técnicos competentes. En ese mismo encuentro se le pidió a Emed un plan de conservación del bien, tal y como establece la Ley de Patrimonio.

La zona colindante con Corta Atalaya padece un litigio entre varios propietarios entre los que rezan Rumbo 5.0 y Zeitung. Ambas empresas no consienten a los operarios de Emed, que debe encargarse del mantenimiento, atravesar sus propiedades (servidumbre de paso) ni para realizar esos trabajos esenciales en cualquier operativo de estas características.

Emed Mining siempre ha vinculado la situación de abandono de las instalaciones con la reapertura del negocio minero.

Corta Atalaya tiene una elipse de 1.200 metros de larga, 900 de ancho y 350 metros de profundidad. Su círculo central mide 2.000 metros cuadrados.

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