Mientras que Corta Atalaya camina irremisiblemente hacia su inundación, ni la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, ni la de Medio Ambiente, ni la propietaria de los terrenos, Emed Mining, ponen fecha tope a una actuación que evite daños irreparables a la histórica zona minera. La delegación de Cultura, dada su condición de Bien de Interés Cultural y Zona Patrimonial de la vieja mina, instó ayer a Emed en un escrito a mantener y custodiar la corta de tal manera que "se garantice la salvaguarda de sus valores".

La Delegación también intenta involucrar al Ayuntamiento de Riotinto en la conservación del Bien. Y recuerda en su misiva que, según la ley, "corresponde a los municipios la misión de colaborar activamente en la protección y conservación de los bienes integrantes del patrimonio histórico andaluz que radiquen en su término municipal, en especial a través de la ordenación urbanística, así como realzar y dar a conocer el valor cultural de los mismos".

Según recuerda Cultura, "podrán adoptar (los municipios) en caso de urgencia, las medidas cautelares necesarias para salvaguardar los bienes del patrimonio histórico andaluz cuyo interés se encontrase amenazado, sin perjuicio de cualquier otra función que legalmente tengan encomendadas".

El delegado del Gobierno andaluz en Huelva, Manuel Alfonso Jiménez, dijo que "la obligación del mantenimiento de una instalación la tiene su propietario. Están tratando de dirigir la responsabilidad a la Junta de Andalucía, cuando le corresponde al propietario conservar y mantener la instalación. Cualquier otra intromisión en una propiedad privada tendría que estar justificada, tendría que responder a un requerimiento, pero en este caso la Corta Atalaya tiene un propietario y es quien tienen la obligación".

Mientras, la multinacional minera Emed Tartessus confirmó ayer una vez más la creación de una planta de neutralización de aguas para hacer más sostenible aún el proyecto, pero vinculó la solución a su puesta en marcha. Emed prevé el aprovechamiento del vaciado de agua de las actuales cortas Cerro Colorado y Corta Atalaya y la reutilización de ésta, con la optimización del recurso que esto representa además de evitar posibles descargas a cauce público de estas aguas de mina.