Pasarela

Hace mucho más de un millón de años

  • Se cumple medio siglo de la película que encumbró a Raquel Welch y su bikini entre cavernícolas y dinosaurios. El filme británico de ciencia ficción se rodó en Lanzarote.

Cuando Jo Raquel Tejada dominaba la Tierra la dermoestética estaba en mantillas y nadie había oído aún las palabras "photoshop" o "wonderbra". Por eso los espectadores que contemplaban en cinemascope a esta chica de Chicago de 26 años, de padre boliviano y madre de ascendencia inglesa, con dos felices embarazos incluso a sus espaldas, asentían asombrados que se encontraban ante El Cuerpo, el sobrenombre de la actriz durante siglos. En las promociones de aquella película de la Hammer se incitaba a ver "el primer bikini de la Humanidad", en un disparate argumental en todos los aspectos. Hace un millón de años ni existían los dinosaurios ni nuestros antepasados se parecían a Raquel Welch, pero al cine comercial nunca le ha importado el rigor ni la irreverencia a la ciencia. La clave estaba en enseñar carne femenina entre libidinosos ojos barbados. Una prehistoria de mamarracho. La troglodita producción británica, concebida como ciencia ficción cuando Kubrick aún no había dicho la última palabra, fue un impacto mundial por el descubrimiento de la espectacular latina, una rubia (teñida) de piernas interminables y de proporciones exactas, una coqueta paleolítica que se enamoraba de un intruso a su tribu (Tumak, John Richardson) con quien debía afrontar la supervivencia de la especie humana entre tanto cataclismo y bichos gigantes. Ella, por cierto, se llama Loana y en la película forma parte de un grupo de esforzadas pescadoras que se mojan el tralará. Todo eso, tan documentado, durante una hora y media, entre vociferíos guturales y situaciones y expresiones faciales que ahora dan risa. Del erotismo con el que se encandilaron nuestros antepasados queda una suave pátina que se antoja ahora entrañable y naif.

Claro, Hace un millón de años ha envejecido de manera fatal, pero al cabo de medio siglo de su estreno su principal imagen promocional, con esa Welch entre las aguas mirando desafiante hacia el cielo, sigue siendo un icono de su época. Era el Póster. Con mayúsculas. Se vendieron millones de carteles con una estampa que emparentaba con la de Ursula Andress ante Bond de pocos años antes. En Cadena perpetua, recordemos, su protagonista hace buen uso de la espectacular fotografía de Welch y su bikini selvático, en el recodo de una playa de Lanzarote. Entre otras utilidades, este remake de cavernícolas y dinosaurios rodado por Don Chaffey, artesanal director de episodios de El Prisionero, Los vengadores o Los ángeles de Charlie, sirvió para atraer nuevos turistas a unas Canarias que empezaban a escapar del franquismo reptante.

Tejada, en unos tiempos en los que lo hispano era considerado anecdótico en Hollywood, empezó a apellidarse Welch con 19 años, cuando se desposó con James Welch. A lo largo de los 60 la escultural joven buscaba sus oportunidades como actriz de frases en series y películas además de ser la espectacular chica del tiempo en una cadena local. Sus primeros planos ya fueron con otra película fantástica, Viaje alucinante, estrenada en los cines casi a la vez que la historia de los cavernarios aulladores.

Para ser El Cuerpo lo tuvo siempre difícil para hallar papeles que escaparan de la exhibición anatómica, y Raquel, resignada, supo sacar todo el partido a su fama y a sus tópicos. Fue un transexual en Myra Breckinridge, que habría que revisitar, y alzó un Globo de Oro en 1974 como Constanza en la efectista versión de Richard Lester de Los tres mosqueteros, rodada también en nuestro país, y que repone en estos días Paramount Channel.

Pionera del aerobic en los 80, durante todo este tiempo la rubicunda troglodita vino a vivir de sus mejores tiempos, encarando ya el nuevo milenio con cierta dosis de restauración facial. Pese a sus 75 años Raquel Welch siempre será El Cuerpo, redonda y sin retocar ni un ápice. Una actriz de cuatro maridos y un buen puñado de olvidadas películas cuyo último trabajo fue en 2011 en CSI Miami. Un millón de años en una sola vida.

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