HABLABA con Emilio después del homenaje a José Luis Pereda en la Merced.No le había visto en todo ese trayecto de la plaza y sin embargo cuando golpeó los cristales de la ventanilla de mi coche me alegró verle.

Hace ahora ya dieciocho años , en ese mismo sitio, sentados en mi coche y aguantando un calorina de sofoco le hice mi primera entrevista al torero. Andaba aún cercana la alternativa y la cara de ilusión del torero estaba plena. Emilio era un torero feliz.

Hace unos días he vuelto a ver esa misma cara en el torero y, sinceramente, me he alegrado de saberlo. De que Emilio es feliz en estos días.

"Voy a estar bien, ¿sabes?..." dijo Emilio antes de que le preguntara nada. Me pareció que el torero necesitaba gritar que él no es el relleno del cartel. Y no lo es. No es el relleno de nadie ni de nada porque Silvera ha sido de lo mejorcito que ha tenido esta Huelva vestido de torero. Por eso es todo un lujo tenerlo en el cartel de este día 3 de agosto.

A él, a José Tomás y tambien al Cid. Tres toreros grandes, grandísimos para darle importancia a lo que hoy puede ocurrir en la Merced.

No le he preguntado más a Emilio sobre la cita de hoy en su plaza. Ni como lleva el oficio, porque sé que no lo ha perdido. Sé que está fuerte de moral porque de toreo siempre lo estuvo. A un torero se le ve todo en la cara. Es uno de los seres más transparentes cuando se trata de adivinar el ánimo. Sé que ésta es su tarde. Otra tarde de Emilio ante su gente, ante su plaza. Una plaza donde esta tarde el único que va a hacer sonar las palmas por Huelva va a ser él.

Después, que cada uno busque su triunfo.