fila siete

Vicente

Fantasía y ciencia ficción

Ayer mismo escribíamos que la ciencia ficción es un tema recurrente estos días en nuestra cartelera. Si esta referencia es bien evidente en la película Elysium (2013), la tenemos también en títulos tan sobresalientes del momento como Pacific Rim (2013), de Guillermo del Toro, con duros enfrentamientos entre monstruos mastodónticos de dimensiones extraordinarias; Guerra Mundial Z (2013), de Marc Forster, donde los zombies mantienen una cruel conflagración contra los humanos, y hemos tenido muy recientemente en nuestras salas The purge: La noche de las bestias (2013), de James de Monaco, una historia de anticipación sobre la violencia urbana y sus consecuencias sociales. En cierto modo podríamos incluir Ahora me ves (2013), de Louis Leterrier -todavía en cartel-, donde magia y fantasía se dan la mano.

Y si hablamos de magia y fantasía los orígenes de esta cinematografía se remonta -¡lo hemos dicho tantas veces!- al gran George Méliès, si bien su consolidación como género es mucho más lenta. Tendríamos que revisar los seriales de los años cuarenta y contemplar los cómics de los superhéroes Flash Gordon, Buck Rogers, Capitán América, algunos de los cuales han vuelto en costosas producciones de nuestro tiempo. Serían las aventuras del espacio, las paranoias catastrofistas, el terror atómico, la vida en otros planetas, las invasiones extraterrestres, el espíritu ecológico y el deterioro del medio ambiente, la superpoblación, los fenómenos que animarían el advenimiento de la ciencia ficción.

El género siempre ha suscitado considerables controversias. Frente a admiradores apasionados y adeptos incondicionales, hay quien denuesta la especialidad despreciando sus especulaciones y predicciones sobre el futuro. En ocasiones, quienes se adelantaron a ello acertaron en algunas de sus previsiones y a otros la incontrovertible realidad los ha traicionado. Por lo general todos en su gran mayoría aventuran finales apocalípticos, desenlaces desastrosos, toda suerte de desgracias y amenazas en las circunstancias más tenebrosas. Incluso se ha llegado a la distopía en el ámbito de una utopía incierta. Es el caso de la reciente The purge: La noche de las bestias.

En todo caso, en las más recientes experiencias en la ciencia ficción que se mezcla con lo fantástico y el terror, una estimulante amalgama, las novedades a veces son simplemente cuantitativas. Funcionan eso sí a modo de siniestra metáfora. Es el caso de Guerra Mundial Z, que presentándonos escenarios de controvertida actualidad política no acaba de definir su destino temático. Por su parte, Guillermo del Toro y su Pacific Rim, es una sci-fi de llamativa hipertrofia con la que uno duda si el realizador mexicano ha querido homenajear las series televisivas japonesas o por el contrario parodiarlas a su manera y con un socarrón sentido del humor.

Por el contrario, Neill Blom-kamp con Elysium (2013) ha comprometido la ciencia ficción con la preocupación social, los problemas de la desigualdad de una sociedad injusta y un mundo fracturado, con una amarga visión futurista y a la vez catastrofista. En ello inciden cuantas producciones del género que hemos visto últimamente. No tienen más que hacer memoria.

Quiroga

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