Allá por el año 1929 ocurrió la Gran Depresión. Tuvieron que pasar 15 años y una Guerra Mundial para que se ahormara un foro político- económico (Bretton Woods), de 44 naciones, para diseñar un nuevo orden económico mundial. En esa ocasión, se puso al frente Estados Unidos y le acompañó la Gran Bretaña. Me importa ahora dar un salto e irme al siglo XXI. Corría el 2008, cayó Lehman Brothers, llegó la recesión mundial y me pregunto: ¿Quién tomó la bandera para las nuevas ideas, los pasos, los ritmos y la salida a la crisis? ¡El Mercado! ¡Sí, el Mercado! Pero la parte más antidemocrática, oscurantista y desregulada de éste. Los que antes movían la economía especulativa, con su competencia imperfecta, ahora también manipulan a los estados, introduciendo un decalaje peligroso en el devenir económico mundial.

Y esto es así porque aunque parece que reina el caos, no es verdad. Las fuerzas más reaccionarias y antidemocráticas del mercado han ahormado, afianzado y reconstruido una tela de araña de entidades: la banca, en la sombra (como diría Krugman), con sus derivados financieros. Las hedge fund (fondos de inversión libre desregulados). Las Moody´s, las Fitch, las Standard & Poor y una pléyade de especuladores trileros: los Soros, los James Simons, los Ken Griffin, los Philips Falcone y todo ello penetrado por una ideología superconservadora que tiene como referente a los Tea Party, que prácticamente quieren que desaparezca lo público y llevar al Estado a su mínima expresión. Y lo novedoso en este escenario es que existe una interacción entre esas fuerzas más antidemocráticas y socialmente agresivas con la ideología superconservadora para aplastar la gobernanza democrática y cambiarla por gobiernos económicos inelegidos. Esta alianza estratégica penetra el FMI, al Banco Mundial, a la Reserva Federal de los Estados Unidos y a otros organismos económicos supranacionales. Las agencias de calificación se atreven con el Estado americano, rebajándoles la nota. Esta alianza hace prisionero al mismísimo presidente de EEUU, distorsiona el valor de las cosas, volatilizando las bolsas mundiales para ponerlas a su servicio. O la percuten contra los gobiernos, creando desconfianza y que tengan que pagar más intereses por la compra de deuda. Tan tupida y fuerte es esa tela de araña que están consiguiendo dividir a Europa y creando una fractura social peligrosísima.

Y lo que es más preocupante: su capacidad mediática, sus lobbys y la ideología que lo sustenta, apoyados en los errores que cometieron muchos gobernantes, que cayeron en los cantos de sirena del antiguo mercado. Cantos de sirena de la exuberancia irracional, de los Greenspan y adláteres, que llevaron a muchos estados a cebarse, han permitido a esta alianza sin alma que en lugar de que se lancen contra ellos millones y millones de ciudadanos del mundo, por provocar éste drama mundial, pongan como escudos humanos a los gobiernos, a los que les han doblado el brazo obligándoles a rebajar las conquistas sociales de las clases medias y humilde, y han mantenido a su favor y a buen recaudo lo más magro de la economía.

Pero siendo esto importante, no es lo peor; lo más peligroso es que quieren imponer un nuevo orden político en el mundo. Cuando caiga Grecia, ¿no saldrá el FMI diciendo que se imponga en ese país un gobierno económico, a condición de continuar prestándole dinero para pagar su deuda? Cuando Europa se divida y se deteriore el euro ¿no saldrá el Banco Central Europeo diciendo que hay que aplicar una política de cooptación en los gobiernos europeos, incorporando a insignes hombres de negocios? Esa alianza perseguirá y oscurecerá el sentido de lo público. Trastocará y pondrá al servicio de lo privado los tres poderes del Estado. En EEUU, los lobbys (grupos de presión) tienen despacho en el congreso. Y, desgraciadamente, valorarán al ser humano en razón de los costes y beneficios que puedan aportar. Si tienen muchos costes, hay que dejarlos morir.

De cualquier forma, no me resigno. En el próximo aparecerá Europa y tal vez China. Creo que las decenas de millones de damnificados se lo pedirán.

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