Cultura

La ficción desde la cruda realidad

  • La periodista y escritora Maruja Torres trae hasta Huelva 'Fácil de matar', su primera incursión en el género negro · Beirut, su obra y su pasado como reportera marcan su charla ante numeroso público

Llena de humor, ironía e incluso sorna, pero con una visión optimista entre una actualidad cruda, a la que no vuelve nunca la vista. Maruja Torres se mostró ayer en Huelva con todo su esplendor, metiéndose en el bolsillo a un público que abarrotó el salón de actos del Museo Provincial, con mayoría abrumadora femenina. El encuentro con la periodista y escritora barcelonesa, dentro del ciclo Letras Capitales del Centro Andaluz de las Letras, de la Consejería de Cultura, dejó hasta gente de pie al fondo de la sala, expectantes por oirla hablar de su experiencia vital y profesional, y de su última obra.

Maruja Torres volvió a Huelva con Fácil de matar debajo del brazo. Es su primera incursión en la novela negra, género que le apasiona, según dejó claro, y que le está motivando para continuar por los buenos resultados conseguidos. En cierto modo ha sido una manera de retomar su actividad pasada con la literatura: "El género más cercano al reporterismo -aseguró- es la novela negra".

"Se trata de investigar muchas cosas, desarrollar una trama y mostrar el mundo en el que vives con un punto de vista desolador", explicó la autora.

Aunque según afirmó, "mi género soy yo". De ahí que se buscara una protagonista, Diana Dial, convertida en alter ego enriquecido, "mucho más dura y más malvada, dispuesta a hacer justicia a toda costa, porque no siempre la ley es justa". La heroína ya apareció en sus dos primeras novelas, ¡Oh es él! Viaje fantástico hacia Julio Iglesias (1986) y Ceguera de amor (1991). Ahora la retoma "bregada por la vida". "Es una mujer de 54 años con restitos del ayer, apañadita. Si le hubiera dado mis 68 sería la señorita Marple".

Su otra gran aportación son los escenarios y unos hechos muy familiares para ella, "en el Mediterráneo oriental". "Siempre he contado la mejor parte de Beirut -confesó- y ahora, para una novela negra, había que mostrar la peor".

La capital libanesa, presente en otras obras, ha sido protagonista de muchos capítulos de su vida. Habla con ella desde la cercanía que le ha mostrado brillo y suciedad. "Siempre he dicho que Barcelona era mi esposa y Beirut, mi amante. La conocí en 1986, con la guerra, tardé mucho en volver y lo hice después en vacaciones. En 2006 le puse un piso pero como en todas las relaciones, el primer y segundo año van bastante bien pero al tercero ya empiezas a ver batas de guatiné y calzoncillos sucios. La traté como una esposa y empecé a ver sus defectos", comentó.

Ahora Maruja Torres ya no vive allí. Dejó la ciudad en 2009, desencantada con una transformación que, a su juicio, la ha dejado sin recorrido. "La juventud se ha marchado, sin futuro. La clase media, intelectual también se ha ido. El 68 más de izquierdas y más intelectual estaba allí en Beirut, más que en París. Era una ciudad libre. La guerra destrozó el país; la sociedad perdió su alma con ella. Ahora sólo queda esnobismo entre grúas de la construcción y gente que se cree en el Montecarlo de Oriente".

Escritora y periodista a partes iguales, en su análisis tampoco dejó pasar su profesión durante tantos años. Con una legión de seguidores de sus artículos y de su blog en internet, denuncia el reflejo en el que se ha convertido el periodismo de la sociedad actual, "materialista, capitalista, mercantilista". "Los empresarios la fastidiaron por la codicia y la ambición. Yo pasé del pesimismo más profundo a la indignación. Pero ahora creo que hay un mundo ahí fuera por contar y hace falta que lo cuenten los periodistas. El periodismo tiene etapas muy malas pero, como las almohadas, hay que darle la vuelta para que esté fresquito. Ahora toca ser muy felices", dijo con optimismo.

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