Cultura

'La gran represión', un libro que disecciona la Guerra Civil en Huelva

  • La editorial Flor del Viento saca a la luz los años de plomo del fascismo en la provincia · Espinosa y García Márquez ponen rostros a la kafkiana maraña jurídico-militar franquista

Acaba de publicar la editorial catalana Flor del Viento 'La gran represión', un impresionante documento que aporta luz a los negros años de plomo del franquismo. La obra está coordinada por Mirta Núñez Díaz-Balart, profesora de Historia de la Comunicación Social en la Universidad Complutense de Madrid, y en ella comparten reflexiones e investigaciones Manuel Alvaro Dueñas, Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez.

El libro es un sangriento mosaico de la represión franquista desde la Guerra Civil hasta finales de los años 40 y analiza lo que se denomina "la lógica del terror". Qué buscaban los franquistas encarcelando a más de un cuarto de millón de españoles y ejecutando miles de sentencias de muerte.

La segunda parte repasa de la mano de Dueñas la legitimación política e ideológica de la represión y su esqueleto económico y retoma el espinoso tema de las incautaciones de bienes a personas. Familias que perdieron sus propiedades e hijos sin herencias que fueron a parar a manos de los vencedores y delatores. La dimensión del expolio está aun por cuantificar y aclarar a manos de quién fueron los legados familiares de los asesinados.

La particularidad de la segunda parte de la obra, incluida en la colección 'Con Franco vivíamos peor', es que se centra en la represión en Huelva para aplicar el bisturí y desvelar un modelo de exterminio premeditado y masivo que esclarece el ciclo de violencia fascista.

La elección de Huelva no es caprichosa, ya que tanto Espinosa como García Márquez son los mejores conocedores de su realidad represiva y saben bien las posibilidades del Archivo Militar. El primero por sus diversas investigaciones sobre el golpe militar y la represión en la provincia, y el segundo por haber sacado a la luz la información dormida en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla. Hablamos de un trabajo importante: nada menos que 180.000 digitalizaciones grabadas en 2.310 cedés que remiten a 2.488 procedimientos relativos a la provincia onubense y que ha sido puesto a disposición de los investigadores y familiares de las víctimas por la Diputación, institución que ha posibilitado la recuperación de este fondo esencial para comprender la historia reciente. Es por esto por lo que en el caso de Huelva se ha logrado documentar más del 80% de las víctimas que cayeron en una increíble y a veces kafkiana maraña jurídico-militar. Y es que si algo demuestra este trabajo es que la represión fue organizada y dirigida en todo momento por los militares golpistas.

Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez ponen a su trabajo un título que llama la atención desde el principio: La desinfección del solar patrio. La represión judicial militar: Huelva, 1936-1945. A partir de ahí se introducen en el interior de la maquinaria represiva franquista y la utilización premeditada del terror con la colaboración de la Iglesia católica.

6.019 víctimas. Los envoltorios de los asesinatos, las sentencias, la distribución por partidos judiciales o las afiliaciones políticas-sindicales reales o atribuidas, las cifras espeluznantes del censo de huérfanos e incluso los niños que fueron privados de sus padres. Un mundo que ha sido ocultado durante setenta años en lo que el libro llama la "bocamina profunda y negra de la represión".

Francisco Espinosa y José María García desentrañan el aparato judicial y militar encargado de la limpieza y purga de los pueblos, elemento fundamental de la venganza cruel.

Utilizando una serie de ejemplos con nombres y apellidos los autores desgranan los abusos que iban costando la vida a decenas de personas en cada municipio. Las incómodas delaciones, muchas de ellas salen a la luz hoy, las cartas, las recomendaciones y los inventos que costaron la vida a los rojos pero también a algunos derechistas.

No se olvidan Espinosa y García de personajes clave en la secuencia onubense como Cándido Caro Valonero, alcalde de Zalamea la Real, y que evidencia el objetivo de que "la República debía ser destruida". O el caso del carpintero socialista de Corteconcepción, Fernando Barranquero Garzón, víctima del Bando de Guerra y al que esperaron a que sanara de una enfermedad para asesinarlo vilmente.

Hasta procesados dos veces por el mismo motivo. Esa era la lógica de la represión.

Curioso es el caso del marinero estonio Erich Taalberg, embarcado en el vapor danés Gerda Toft. Fue asesinado a las seis de la mañana del cuatro de septiembre de 1937 por un piquete de carabineros en la tapia del cementerio de La Soledad. Motivo: haber dibujado una hoz y un martillo con el culo de un vaso en una mesa húmeda de una taberna de la carretera de Gibraleón.

El volumen concluye con las cifras de la represión y los avatares de la documentación, con el papel jugado por las Juntas de Expurgo, en el caso de Valverde del Camino, y las vicisitudes de los legajos que atesoró el funcionario judicial Arturo Carrasco para evitar su pérdida y destrucción.

La despedida la marca la actualidad y narra el caso de Marcelino Barragán Castaño, un cumbreño que busca sin descanso a su padre fusilado y al que una y otra vez los juzgados rechazaron su inscripción en el Registro Civil.

Una muestra representativa de la documentación judicial militar mencionada, con el titulo 'La Guerra Civil en sus documentos' y comisariada por José María García Márquez, puede verse actualmente en el antiguo Hotel París, dependiente de la Diputación Provincial.

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