Amancio Prada. Cantautor

"A veces, uno mira y no ve; y otras, ve sin mirar"

  • El trovador leonés presenta el próximo sábado en Málaga 'La voz descalza', un disco en el que sienta a dialogar a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz a través de sus versos.

Atiende Amancio Prada (Dehesas, Ponferrada, León, 1949) en un descanso del trabajo de masterización de su nuevo disco, La voz descalza, en el que el cantautor pone música a nueve poemas de Santa Teresa de Jesús y otros tantos de San Juan de la Cruz.

-San Juan de la Cruz era ya una referencia clave en su trayectoria, con discos como Cántico Espiritual. Al tratarse de un viejo amigo, ¿representaba Juan de Yepes el camino más firme para llegar a Santa Teresa de Jesús?

-Es que Santa Teresa llegó a mí de la mano de Juan de Yepes, precisamente, hace muchos años. Le cuento: Pierre Gauge, un director de cine francés, vino a España en 1981 para hacer una película sobre Teresa de Jesús, con motivo del cuarto centenario de su muerte. Conocía mi versión del Cántico y me pidió ponerle música y cantar el famoso poema Vivo sin vivir en mí en su película. Me daba cierto vértigo, pero caí en la tentación y me puse a cavar en el pentagrama. Grabamos la canción, recuerdo, en el convento de la Encarnación de Ávila, en el locutorio donde dicen que se entrevistaban ambos santos poetas. Y pensaba yo que mi compromiso cantor con la Santa se había cumplido entonces con aquella canción. Pero no. Ahora, las nuevas canciones de Teresa me evocaban las de san Juan y viceversa. Dos llamas de amor vivas ardiendo en un mismo fuego, dialogando un mismo amor. Su voz descalza.

-Salvo ciertos versos populares como Vivo sin vivir en mí, la poesía de Santa Teresa no es tan conocida ni reivindicada como su prosa didáctica. ¿Ha jugado esta circunstancia en contra del disco?

-Para didáctica, la de San Juan con sus Comentarios al Cántico. Son prescindibles, como él mismo señala. No hay que atarse a la didáctica. También yo desconocía la dimensión poética de Teresa de Jesús, pues me había quedado en ese famoso poema. El resto de sus coplas y canciones no me llamaron la atención. Qué equivocado estaba. Hace un año me pidieron insistentemente que compusiera algo con motivo del centenario, pero me resistía. Los centenarios no me motivan, más bien lo contrario. Y me negué hasta tres veces. Hasta que de pronto, no sé bien lo que pasó, se hizo la luz. Percibí en Santa Teresa una voz enamorada, afín y distinta de la de San Juan, un decir más entrañable, de entraña femenina. "Ahora es tiempo que veamos adónde llega el querer, si es verdad que nos amamos, pues ya me vengo a esconder entre este árbol y sus ramos"… Es impresionante su Soberano Esposo mío. Sí, Santa Teresa es la esposa de la canción, la esposa del Cántico. Y en los escogidos versos suyos que ahora canto se puede comparar con San Juan, poeta máximo. Es que a veces uno mira y no ve. Y otras veces, ve sin mirar. Como diría San Juan, "todo se me dio cuando con amor propio no lo busqué".

-¿En qué aspectos poéticos se entienden mejor Juan y Teresa?

-El paradigma de esa unión está precisamente en la canción Vivo sin vivir en mí. Después de cantar los versos de Teresa, descubrí que también San Juan había glosado el estribillo tradicional Que muero porque no muero, con la misma métrica y en la misma tesitura ardiente. Hasta el punto que ahora, cuando reúno y canto con la misma música las variaciones de ambos, ya no sé cuando canto a quién. En el curso del recital se pone en evidencia la unión de esas dos llamas, dos voces enamoradas. En palabras de Teresa, como si dos velas de cera se juntasen tan en extremo, que toda la luz fuese una. También en el Cántico suenan dos voces, la del Amado y la Esposa, pero las asumo y fundo en una sola voz. Para mí todo es amor.

-¿Qué distancia hay entre cantar a Santa Teresa o San Juan de la Cruz y cantar a Lorca o Agustín García Calvo? ¿Requiere la mística una disposición especial?

-Supongo que sí. Pero no lo sé explicar. Cada poeta es un venero distinto y todos conforman y alimentan el mismo caudal sonoro que canto.

-La poesía de San Juan de la Cruz formaba ya parte de su repertorio en sus primeros años de oficio, en París. ¿Tenía entonces más sentido cantar sus versos que después de su regreso a España, en 1975?

-Ni más ni menos. El Cántico Espiritual es la obra que más alegrías me ha dado. Desde aquella primera versión que estrené en Paris, en el Teatro de la Gaîté-Montparnasse, el 28 de abril de 1973, y la definitiva, el 9 de abril de 1977, en la iglesia de San Juan de los Caballeros, en Segovia, son innumerables los conciertos que he dado con esta obra y además en espacios o escenarios de enorme belleza, como el de Ars Málaga. Tengo que darle mil gracias y más a San Juan por tanta alegría, por tanta vida. Procuro dárselas cantando, cantando cada vez mejor.

-Santa Teresa vuelve a la actualidad a cuenta de su quinto centenario, pero ¿está el ciudadano español de hoy preparado para disfrutar una obra tan honda como la suya?

-La obra de Santa Teresa, como la de San Juan, es una voz honda como usted dice. Y podemos decir jonda. Es cante jondo. La dificultad no es intrínseca a su voz ni a su obra, sino a la pereza de nuestro tiempo. Pero ésa es otra historia.

-En relación con lo anterior, ¿son San Juan de la Cruz y Santa Teresa los mejores garantes de independencia para usted?

-No busco garantías, sino compromiso. Libre te quiero, sí, ya ve, ahora aparece Agustín García Calvo... Casi digo" San Agustín".

-En La voz descalza ha vuelto a colaborar con usted Juan Carlos Mestre. Pensando en él, en Antonio Colinas, en Antonio Gamoneda y en usted mismo, se me ocurre preguntarle: ¿Qué tienen los leoneses para que se les dé tan bien la poesía? Y, por favor, acépteme a Gamoneda como leonés.

-Verá, llevo años trabajando en un álbum que podría titularse Son de León. Canto, además de los que usted cita, a Julio Llamazares, Luis López Álvarez, Victoriano Crémer, incluso Gil y Carrasco, y esa pregunta que usted me formula ahora me la he hecho muchas veces. Y no sé contestarla. Hay tema ahí para una tesis.

-¿Han intercedido San Juan de la Cruz y Santa Teresa para estrechar aún más los lazos que le unen a Mestre?

-Desde luego. Esta mañana [por ayer] acabo de dar el visto bueno al master del disco de La voz descalza de Teresa de Jesús y he quedado esta tarde con Juan Carlos Mestre para iluminar el libro. Mestre es el faro de la utopía.

-¿Ha percibido usted un relevo generacional entre su público?

-Mi público siempre fue muy heterogéneo, y se va renovando, poco a poco. No hay prisa.

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