Cómics

El proceso Zaratustra

  • 'El síndrome del Rey Rojo' demuestra que, aun en sus momentos de flaqueza, 'Miracleman' es una lectura ineludible, una auténtica joya.

Aunque la historia reza que Miracleman fue creado por Mick Anglo en 1954 (el nombre original del personaje era Marvelman, y hubo de ser cambiado décadas más tarde por problemas legales con Marvel Comics), la verdad es que nadie o casi nadie se acordaría del asunto si no fuese por Alan Moore. El escritor de Watchmen y From Hell se hizo cargo del superhéroe en 1982, en las páginas de la revista británica Warrior, y lo redefinió de los pies a la cabeza, dotando a la serie de un marcado tono realista al principio, y mesiánico después, que borró todo rastro del espíritu original de Anglo. Las viejas e infantiles aventuras del personaje acabaron siendo solo insertos mentales en una trama de tono realmente inquietante, con la manipulación genética, la crueldad, la ambición desmedida y el oscuro militarismo como motivos principales.

Ausente de las librerías durante dos décadas por culpa de diversos conflictos legales, es la propia Marvel Comics la que ha rescatado recientemente esta obra genial del género, para gozo de los lectores. Lo ha hecho sin la aquiescencia de Moore, que hace tiempo que renegó de Miracleman y no permite que su firma figure por ninguna parte. Es por eso que los guiones aparecen atribuidos a "El guionista original", aunque nadie desconoce la autoría, de modo que la cosa queda como enésima muestra de las complicaciones editoriales en la trayectoria de Miracleman. En cuanto a la hechura, los tebeos primeramente editados por Warrior y Eclipse se sirven ahora con nuevo color, buen papel y una generosa cantidad de extras, tantos que ocupan casi la mitad de los volúmenes.

El síndrome del Rey Rojo es el segundo tomo de la reedición, tras El sueño de volar, y contiene los últimos episodios publicados por Warrior, en 1983 y 1984, más los números 6, 7, 9 y 10 del cómic book editado por Eclipse en 1986. Literariamente son brutales, y en ellos se termina de revelar el origen del personaje y el alcance real del Proyecto Zaratustra. Se incluye también una de las escenas más emblemáticas del conjunto, la del parto, con imágenes muy explícitas, de la hija del protagonista, uno de esos momentazos que definen la bibliografía de Moore. En la parte gráfica, brilla con luz propia Alan Davis y el nivel desciende considerablemente cuando le toca el turno a Chuck Austen o a Rick Veitch (muy perjudicado por el entintado). Hay también unos preciosos entremeses dibujados por John Ridgway y unas simpáticas páginas de relleno firmadas por la editora Cat Yronwode y el ya citado Austen. En cuanto a los extras, van numerosas reproducciones de los originales a tinta de Davis y Ridgway, un sinfín de ilustraciones de cubierta y pin-ups, bocetos a lápiz de Austen y también de Veitch, etcétera, etcétera. En total son casi 100 páginas de añadidos que complementan, embellecen y aumentan la lectura del tomo. El síndrome del Rey Rojo demuestra que, aun en sus momentos de flaqueza, Miracleman es una lectura ineludible, una auténtica joya.

Y prepárense, que lo mejor está por llegar.

Alan Moore, Alan Davis, Chuck Austen, Rick Veitch. Panini. 224 páginas. 18,95 euros.

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