La historia de la hormiga que encontró a una libélula y no avisó a nadie es una fábula que introduce reflexiones sobre la individualidad y la colectividad. Una mirada a los insectos, que lo es también a la sociedad actual. Una visión de las relaciones sociales en un mundo poético, soñado, en el que se dibuja un mensaje de optimismo para el futuro. Es un cuento ilustrado, convertido en compendio entomológico con una conexión humana inequívoca. Pero es la última propuesta creativa de Víctor Pulido, que se lleva en abril a París, como anticipo de su gran proyecto Imago, que llegará en mayo a Huelva casi como si de una plaga bíblica se tratase.

El artista onubense inaugura el próximo 3 de abril una nueva exposición en la galería parisina Patrice Peltier con una colección de 25 acuarelas sobre mármol que recupera una serie realizada hace ahora veinte años. Retoma su pasión por los insectos para dar un giro a su discurso de los últimos trabajos. El propio Pulido la considera una exposición "entre el hiperrealismo y la poesía", más sutil que sus denuncias anteriores sobre la sociedad y la clase política, huyendo de la "autodestrucción" a la que conduce el lamento reiterado por lo que nos rodea.

Por eso reconoce el "cambio de chip" para "crear algo que realmente sea constructivo". "Soñar, imaginar otro mundo, es constructivo", insiste. Y para ello se vale de ese "conjunto de hormigas que colaboran en un mismo sueño" y de las libélulas, "seres únicos e independientes que vienen reinando en el cielo de los insectos desde el origen de la vida".

A ellos se unen mariposas, escarabajos, arañas, avispas, mantis religiosas y escorpiones, acabando con la esperanza que supone una hormiga que porta un trozo de papel escrito: "Es inevitable dar un toque social. Y provocar la reflexión, haciendo que la gente piense al final que todo tiene un sentido", apunta Pulido. En mayo lo podrán comprobar los onubense con la llegada de Imago.