El cortometraje de animación Víctimas de Guernica, producido por José y Manuel Lagares e Isabel Vilallonga, ha sido seleccionado para participar en la 18 edición del Festival de Cine de Málaga. Se trata de un filme de animación cuya dirección firma Ferrán Caum, alumno aventajado de los hermanos Lagares, quienes no escatiman elogios a la hora de ensalzar su trabajo y talento para que la plastilina "se utilice con tanta inteligencia para dramatizar escenas tan duras en el cine de animación".

Los Lagares aseguran que "es un honor" haber formado parte del proyecto, no sólo desde un punto de vista de producción, si no por el hecho de cincelar su talento como director y darle las herramientas técnicas para trabajar con la técnica del stop motion, en las que los Lagares son una referencia.

El corto se rodó en El Salvador y se terminó de montar en Barcelona el pasado mes de enero. El proceso se desarrolló codo con codo con el propio Caum, con quien los hermanos de La Palma del Condado terminaron de ultimar el montaje y la fase de post-producción. El cuarto palmerino en dejar su sello en el proyecto fue el diseñador gráfico David Martínez.

Vilallonga mantiene que es la primera vez que el cuadro más iconográfico de Pablo Picasso "toma vida para denunciar de manera feroz la violencia que sufren las víctimas inocentes en los conflictos armados". La animación en este caso se pone al servicio de la denuncia social que toma ese lienzo como elemento vehicular para "hacer de puente entre el bombardeo de Guernica y la guerra civil de El Salvador", narrando todo el horror que sufre en sus carnes la sociedad civil.

El arranque del corto no puede ser más impactante. La vocalista del grupo La oreja de Van Gogh, Leire Martínez, presta su privilegiada voz para, a capela, acompañar unas escenas en la que la cámara muestra el cuadro del genio malagueño con una sutil "poesía visual" que sorprende por la capacidad de la plastilina para arrancar emociones.

Los hermanos Lagares saltaron a la fama en el año 2000, cuando la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España les concedió el Goya por su memorable Los girasoles. Este éxito les abrió las puertas de nuevos proyectos artísticos y les llevó a fundar la primera escuela de animación en plastilina. Durante más de quince años han instruido a miles de alumnos sobre el proceso que convierte un estático escenario, realizado en plastilina, en una escena animada, una vez llevada al celuloide. Una alquimia que se logra con la técnica del stop motion, que no tiene más secreto ni ciencia que filmar cada uno de los 24 fotogramas por segundo que componen una imagen. Luego, la sucesión en cascada de escenas fijas obrará ese milagro llamado movimiento.

La técnica es sencilla, pero la ejecución y el desafío artesanal es mayúsculo. En cualquier caso, Víctimas de Guernica destaca no por estar al servicio del virtuosismo gráfico, sino de generar sentimientos en el espectador a raíz de unas dramatizaciones en la que los rostros de plastilina llevan todo el peso del metraje.

El corto condensa en 10 minutos todo el horror y dolor de la guerra civil salvadoreña. En el país latinoamericano, su producción ha sido todo un hito, al tratarse de la primera producción de animación en plastilina que se filma. A pesar de la antigüedad de la técnica stop motion, la gran labor artesanal que requiere cada segundo de metraje hace que pocos se aventuren a trabajar con ella y más aun con la plastilina para recrear tanto los personajes como los propios decorados.

Ahora será el Festival de Cine de Málaga el que tendrá que pronunciarse sobre un corto que ya ha creado historia en su país de origen, El Salvador, y que lleva el sello en la producción de La Palma del Condado. De momento ya han pasado la primera criba, para la que el jurado ha tenido que visionar más de 1.700 producciones a concurso, de las cuales 700 eran cortos y 21 de los seleccionados son de animación.