Huelva

"Tener cultura no es saber qué río pasa por Valladolid, sino ser capaz de pensar"

  • El escritor ha inaugurado este año el ciclo 'Presencias literarias' de la Onubense criticando duramente a la España de hoy

-Es usted uno de los referentes de la literatura de temática homosexual.

-Es cierto que he escrito muchos libros de literatura homosexual. Pero creo que el tema es lo de menos. Si uno está bien educado, un homosexual puede leer poesía amorosa de Pedro Salinas, dedicada a una mujer, o los de Cernuda, que son para un chico, y sentirlos del mismo modo. La etiqueta es lo que menos importa.

-Le molesta que le encasillen.

-Bastante. Yo, desde luego, cuando escribo no lo hago pensando en un lector homosexual o hetero, sino en un lector cualquiera al que le guste mi mundo. Me da igual su condición, si es homosexual, trasexual, lesbiana, polisexual... eso sí, cuanto más sexual, mejor.

-¿Dónde encuentra la inspiración?

-En la belleza. Sobre todo en la belleza física, que para mí, como para los antiguos griegos, ha tenido una atracción muy fuerte. Algunos de mis poemas son de amor, pero otros muchos tienen a la belleza como eje. No soy un poeta del amor, sino de la belleza y de la sensualidad, que me interesa mucho.

-Domina todos los géneros, pero le gusta decir que es poeta por encima de todas las cosas.

-He escrito novela, ensayo, crítica, periodismo... Pero yo empecé en la poesía, sigo con ella y entiendo que es el fondo de la literatura. La literatura empieza en ella y lo que tiene mayor grado de literaturidad es la poesía. Por eso me gusta considerarme, sobre todo, poeta, y pensar que en cada una de mis novelas, de mis ensayos o mis textos periodísticos hay un ingrediente fundamental del poesía.

-¿Corren buenos tiempos para la lírica?

-Sí, en el sentido de que hay muchos poetas y bastantes son buenos. Pero corren malos tiempos para la Cultura en general, que está en unos niveles muy bajos.

-Dice que en España, especialmente.

-Sin duda. La Cultura aquí es absolutamente deficitaria. España es un país muy muy muy inculto, tremendamente inculto. Es una pena que los gobiernos, los de la izquierda o los de la derecha, no se ocupen de la Cultura y sólo llamen a su puerta cuando va a haber elecciones. La Cultura en España está en niveles vergonzosos, sobre todo en un país con nuestra trayectoria cultural. Por ejemplo, en Alemania, un autor minoritario, poco leído, tira 20.000 ejemplares. En este país el mismo tira, como mucho, 1.000. Es una diferencia muy grande.

-¿Cómo hemos llegado a este punto?

-Cuando yo terminé el Bachiller en la época de Franco -y no tengo nada de franquista, aquello era horrible-, salí con más sabiduría que un licenciado en Filología de hoy.

-Es, entiendo, una cuestión de educación.

-Por supuesto. En aquellos años, cuando acabábamos la universidad éramos personas muy cultas. Hay que tener claro que tener cultura no es saber qué río pasa por Valladolid, sino ser capaz de pensar. Para ello hay que leer a los pensadores que han existido, desechando lo que a uno no le interesa. Antes un estudiante nunca quería dejar de aprender. Lo triste de este tiempo es el tanto tienes, tanto vales.

-En ello influyen los modelos que se proyectan desde la telebasura.

-A mí nada me parece más denigrante que ver que los personajes "famosos" de este país son los que se acuestan con unos u otras. No soy moralista, pero eso no es nada noticiable.

-¿Tan mal están las cosas?

-Tenemos una extraña contradicción: España produce mucha Cultura y consume poquísima. Podría ayudarnos el continente iberoamericano, con el que compartimos idioma, pero por desgracia el intercambio con América funciona muy mal. La situación cultural española es catastrófica.

-¿Hay solución?

-Los arreglos en Cultura son siempre lentos, pero tienen que empezar por la educación. Debe haber planes educacionales donde de verdad se potencie y en los que se dé mérito al que lo tiene. El aprobado general nos ha hecho mucho daño. Si estudias y no aprendes, a lo mejor es que no tienes que dedicarte a la Cultura, sino a ser carpintero o coger fresas, que son tareas nobilísimas e importantes pero no tienen nada que ver con ello. Además, hay que incentivar la Cultura, hacerla atractiva y formar a buenos profesores.

-A veces tengo la sensación de que se ha agotado la creatividad y la copia es lo que vende.

-Yo pienso que hay mucha creatividad, pero también muchos escritores que se pliegan a los dictados de las grandes editoriales que piden siempre un bestseller. La calidad les importa un comino porque sólo quieren el euro y literatura consumista. Hay muchas grandes editoriales regidas por gente con una enorme incompetencia cultural, que no saben nada, y los autores están en sus manos.

-Ahí es donde tienen cabida las pequeñas editoriales.

-De momento son ellas las que sostienen la Cultura. Se producirá un vuelco en el momento en el que el público empiece a ser más culto.

-¿Qué proyectos tiene ahora?

-Estoy esperando que salga en breve una novela mía en la editorial Bruguera que se titula Malditos, que narra el mundo del Madrid de los años 70 con personajes que existieron en realidad. Estoy haciendo un libro nuevo de poemas que ya no es prosa, sino poesía pura, pero todavía tardará un año.

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