Huelva

Política y periodismo

El director de El último rey de Escocia (2006) y notable documentalista, Kevin MacDonald, afronta aquí un relato en el que política y periodismo o periodismo y política se conjuran en el encuentro de la verdad, según reza en el cartel de la película. Esa búsqueda tan ambigua según quien la emprenda y tan resbaladiza según quien la esgrima. Estamos ante la adaptación de una famosa miniserie de la BBC, emitida con gran éxito en 2003, donde el popular actor australiano, Russell Crowe, encarna al periodista Cal McAffrey, reportero del Washington Globe que investiga un asesinato con presuntas complicidades políticas. Como ha dicho el propio actor el protagonista es un profesional que "aún cree en el periodismo impreso". Suscribo ese mismo credo.

Puede destacarse a modo de epílogo esa afirmación: "El buen periodista no tiene amigos, tiene fuentes de información". ¡Ah, si eso lo mantuvieran todos nuestros colegas, qué distinto sería el periodismo! Sobre todo en nuestro país. Se podrán decir muchas cosas del cine norteamericano, en este caso en coproducción con el británico, pero no se podrá negar su decisiva tendencia en ocasiones a denunciar muchos de los comportamientos deleznables o directamente delictivos de sus políticos o de sus empresarios, de su propia sociedad y la fuerza de los medios informativos para denunciar las corrupciones y trapisondas de unos y de otros. Si hubiera valentía en nuestros cineastas para tratar los cuantiosos casos de corrupción como sufrimos…

Éste es un claro ejemplo, cuando aquí se expone un caso como hay tantos, en que en cualquier conflicto bélico hay empresas de seguridad que mantienen subcontratas de alcance multimillonario con los gobiernos en clara complicidad entre las entidades paramilitares y la clase política, que ha de redundar en pingües beneficios que manchan por igual a los poderes públicos. Kevin MacDonald ha sabido urdir una trama, bastante compleja y de profunda tensión para exponer en magníficas imágenes esa corrupción y a la vez echar su cuarto a espadas en defensa de la profesión periodística, específicamente en la especialidad de investigación, cuando ésta se ejerce con honradez, constancia y auténtica profesionalidad, sin dobleces ni concesiones, incluso cuando, como es el caso, el periodista es amigo personal de un político prestigioso y emergente.

Duelo de actores en primer plano protagonizado por Russell Crowe, en un cometido que se ha tomado concienzudamente, y Ben Affleck, que encara bien su personaje de político de talla pero de fragilidades ambiguas y la clásica y nefasta ambición de poder de esta clase. Ambos están magníficamente secundados por la siempre notable Helen Mirren y los muy convincentes Robin Wright, Rachel McAdams y Jeff Daniels. En suma una digna intriga conspirativa dirigida con destreza por Kevin MacDonald, que confirma así su reputado prestigio como documentalista y como uno de los realizadores más acreditados de nuestro tiempo. Es una espléndida mezcla de política y periodismo en un apasionante laberinto de falsedades y certezas con el trasfondo del dramático panorama de la guerra contra la inseguridad y el terrorismo de la que muchos desaprensivos hacen negocio.

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