En los últimos dos años han desaparecido en España seis menores. El 50 por ciento de estas desapariciones ha tenido como escenario la comunidad andaluza (Sevilla, Málaga y Huelva), mientras que otros dos casos se han registrado en el archipiélago canario y el sexto en Salamanca. Se suman a esta negra lista, las desapariciones de Madeleine McCann (en el Algarve portugués) y un caso que arrastra ya casi ocho años, el de María Teresa Fernández. Las extrañas desapariciones se han producido en diferentes días de la semana y en diferentes horarios, incluso a plena luz del día. Las víctimas no siguen un patrón común y la mayoría son niñas.

Según los datos que manejan las Fuerzas de Seguridad, en la actualidad existen 200 casos sin cerrar de denuncias por sustracción de menores. Anualmente, en España se producen alrededor de 8.000 denuncias por desapariciones de niños aunque son pocas las que se consideran reales en el sentido estricto de la palabra.

Los casos de menores sin resolver siempre son catalogados como 'de alto riesgo', es decir, que han desaparecidos en contra de su voluntad y detrás de cada caso se esconde un delito como el secuestro, la violación o el asesinato.

Los casos de alto riesgo apenas suponen el 2,5 por ciento de las 8.000 denuncias por desaparición de menores que cada año se producen en España, ya que en la práctica totalidad de los casos no son sustracciones reales, sino fugas temporales de los menores por enfado con sus padres o situaciones familiares.

En los casos de menores de alto riesgo, la Policía está notando que en los últimos años están creciendo las desapariciones de carácter interparental, es decir, es el padre o la madre divorciada que no tiene la custodia de su hijo quien se lleva al niño. Éste es un hecho creciente en España debido a los matrimonios mixtos, en los que uno de los progenitores es extranjero y secuestra a su hijo y se lo lleva a su país", señalan los expertos.

Los ficheros policiales contienen los datos de más de 11.900 personas "desaparecidas y pendientes de localizar", de modo que los casos de menores, aunque suponen un bajo porcentaje respecto a la cifra total, el impacto social y mediático que tienen estos 200 casos de menores es incuestionable.

En la última década, han sido quince el número de menores desaparecidos y hallados muertos en España. En 2005, fue hallado muerto un menor de origen marroquí de 14 años cuyo cadáver estaba escondido en el armario de un vecino de Sabadell. En 2003 se encontraron los cuerpos sin vida de Erika, de 4 años -localizada en una bolsa en un camión de basura en la localidad orensana de Carvallino- y de Sonia Carabantes, de 17 años, desaparecida en Coín y encontrada muerta en Monda.

Dónovan Párraga, de 12 años, muerto en Trijueque (Guadalajara) -sin indicios de homicidio- y la niña de etnia gitana Montse Fajardo, de 7 años, hallada en Almería fueron las víctimas encontradas en 2002.

En 2001 Hambata O. de 13 años localizada en Castellón, Inmaculada Pereira de 16 años hallada en Tenerife e Inmaculada Arteaga de 14 años, que fue encontrada con el cráneo destrozado en la Sierra de los Molinos del Campo (Ciudad Real).

Durante el año 2000, Jonathan Vega de 3 años y de etnia gitana apareció muerto en un vertedero próximo al lugar de su desaparición en San Fernando de Henares (Madrid). Jose Luis Moreno de 10 años y Brian Santos Yánez también de 10 años hallado sin vida en Lanzarote desaparecieron en 1999. En 1997 murieron Eva Blanco y Llum Valls.

La situación y alarma que está produciendo la desaparición de menores, no sólo en territorio español, ha llevado incluso a plantear en la Unión Europea la idea de crear un registro de niños desaparecidos.