Huelva

Un verano lejos de la radiación nuclear

  • Huelva recibe a 24 niños bielorrusos afectados por las secuelas del accidente de Chernóbil Su estancia es clave para ayudarles a limpiar el organismo y mejorar su salud

De Bielorrusia a Huelva para pasar un verano lejos de la radiación nuclear. Risas cómplices, nervios, juegos y atisbos de timidez invadían ayer el salón de plenos del Ayuntamiento onubense en un acto de bienvenida a los 24 niños bielorrusos que pasarán este verano en Huelva con familias de acogida. También brillaron las miradas de ilusión y agradecimiento de estos pequeños y adolescentes, que disfrutarán hasta el 12 de agosto del intenso sol onubense y de múltiples actividades de ocio. Las familias de acogida, por su parte, emanaban ese inmenso cariño fraguado verano a verano, ése que les lleva a repetir sin dudar la experiencia y a recomendarla a otras familias.

La imagen se repite cada verano. Estos niños llegan a Huelva desde Bielorrusia. Aquí les esperan con los brazos abiertos sus familias de acogida y muchas horas de diversión. Pero más allá del disfrute, su estancia aquí es fundamental para su salud. Se trata de menores que viven en zonas afectadas por la radiación provocada por el accidente nuclear de Chernóbil. Y, aunque aparentemente parecen sanos, su organismo sufre las consecuencias de la presencia del Cesio 137, que les llega fundamentalmente a través de la cadena alimenticia. Su estancia les ayuda a limpiar el organismo y a reducir así sus problemas de salud.

La secretaria de la Asociación Asnia-Huelva, Nieves Sánchez, asegura que está comprobado estadística y científicamente que la estancia continua, durante varios veranos, de los niños en un país como España prolonga su vida entre los 18 y los 24 meses y recuerda que el nivel de oncología infantil en Bielorrusia es un 300% superior al del resto de Europa. Muchos de los menores padecen problemas tiroideos, que suelen desembocar en cáncer, enfermedades cardiorrespiratorias o problemas óseos.

"La cadena alimenticia está totalmente contaminada, porque el cesio es un isótopo que se queda en la primera capa de la tierra, no lo absorbe", asegura Sánchez. La estancia de estos menores en los países que forman parte de este programa de sanación les ayuda a limpiar el organismo, de forma que muchos de los que llevan viniendo más años han bajado de los 50 o 40 bequerelios por kilo que presentaban el primer año -cuando el límite considerado de alto riesgo está en 20- a unos 18 o 19, según indicó la secretaria de la Asociación Asnia-Huelva.

Ajenos a la vertiente sanitaria de su viaje, los 24 pequeños que llegaron a Huelva el pasado día 26 de junio irradiaban ayer alegría. Muchos de ellos aseguran que tienen aquí a su "segunda familia". Una de las mayores, Inga, lleva nueve años viniendo, algo que se nota en su nivel de español. Para ella, es mucho mejor pasar el verano aquí que en su país porque "hay mucho sol, mucha playa y muy buena gente". Se muestra especialmente feliz de estar con su familia de acogida. Lo mismo le pasa a Victoria, que asegura haber encontrado aquí un segundo hogar. Todos destacaban además las múltiples actividades que realizan durante su estancia aquí y los amigos que han encontrado. Otros reconocen, entre risas, que lo que más les gusta es el jamón.

En la recepción en el Ayuntamiento de la capital, la concejala de Políticas Sociales e Igualdad, Alicia Narciso, les entregó un pequeño detalle y destacó esta experiencia con la que la ciudad de Huelva "abre fronteras, promueve la integración, la cercanía, la sensibilización y la necesidad de ayudar a los demás". "Estos niños no vienen aquí para ir a la playa, sino porque tienen problemas de salud al vivir en zonas con altos niveles de radioactividad", recordó la concejala, al tiempo que hizo un llamamiento para que cada vez sean más las familias que se sumen a esta iniciativa solidaria.

Tras el acto en el Ayuntamiento, los niños, sus familias de acogida y los representantes de la Asociación se trasladaron a la Diputación Provincial, donde fueron recibidos por la vicepresidenta y responsable del Área de Cooperación Internacional, María Eugenia Limón. Ésta también resaltó la hospitalidad y la generosidad de las familias de acogida y confió en que el próximo año aumente el número de menores que puedan venir dentro de esta iniciativa.

Junto a estos actos oficiales de bienvenida, los niños y niñas bielorrusos también participarán en un programa de ocio conjunto, en el que disfrutarán, por ejemplo, de una excursión mañana al parque acuático, una visita a Salinas del Astur, una convivencia en Bonares o un paseo por la Ría.

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