El departamento de Patrimonio Cultural de la Diócesis de Huelva ha organizado la exposición Misericordes sicut Pater -misericordiosos como el Padre-, que se inauguró en el Monasterio de Santa Clara de Moguer en un acto que estuvo presidido por el obispo de Huelva, José Vilaplana, al que asistieron las autoridades de ámbito local y provincial, civiles y militares, y diversas personalidades del mundo del arte, entre ellos los escultores Martín Lagares y Darío Fernández, que han aportado alguna de sus obras a la muestra.

La exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 16 de octubre, pretende ofrecer una reflexión sobre la misericordia y las obras de misericordia, desde la vía puchritudinis o de la belleza, a través de diversas obras del patrimonio histórico-artístico de la Diócesis de Huelva, obras de arte "que, al servicio del culto divino, evangelizan al pueblo cristiano y han contribuido y contribuyen a que el Evangelio se convierta en cultura", indican desde el Obispado.

En la primera sala de la muestra se invita al visitante a hacer un recorrido inspirado en el espíritu de la bula de convocación del Jubileo de la Misericordia. En la Sala Capitular, que abre esta exposición, se encuentra el óleo sobre tabla de la Santísima Trinidad, obra anónima del siglo XVI, procedente de Hinojos, que se encuentra en Santa Clara de Moguer, y que introduce al visitante en el misterio de la misericordia, "vía que une Dios y el hombre".

Aparte, conforman la muestra el óleo de la Inmaculada Concepción, y su boceto, de Santiago Martínez (1956); un óleo sobre la tabla de la Anunciación, de autoría anónima del siglo XVI y proveniente de la parroquia moguereña de Nuestra Señora de la Granada y un ánfora en plata repujada y cincelada del óleo de los enfermos de la Santa Iglesia Catedral de Huelva, con el tema del Buen Samaritano, figurado en una escena iconográfica, obra de José Puigdollers O. Vinader (1955), representativo de una Iglesia "samaritana" que "venda las heridas", porque ha de ser como un "hospital de campaña" para la humanidad.

La exposición está estructurada en todo su itinerario para recorrer las obras de misericordia tanto corporales como espirituales, con piezas de gran valor como la escultura de Cristo yacente, obra del círculo de Roldán (siglo XVII), de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Trigueros, que recuerda la obra de misericordia de enterrar a los muertos, o el Cristo de la Humildad y Paciencia, de Moguer, anónimo de la Escuela de Notthigam (siglo XV), "que invita a sufrir con paciencia los defectos del prójimo".

En el refectorio del monasterio se puede ver un montaje audiovisual de corta duración, que muestra cómo la Iglesia de Dios "que camina en esta Diócesis sigue queriendo dar respuesta a las obras de misericordia en la realidad de la sociedad onubense del siglo XXI".

Finalmente, en la Sala De Profundis el visitante se podrá adentrar en el misterio de Jesús, "como misericordia encarnada y revelada", donde destaca la impresionante escultura en madera policromada del Buen Pastor, de Darío Fernández (2014), de la Iglesia del Buen Pastor de La Antilla, y la contemplación de María como Madre de Misericordia con la escultura en madera y telas encoladas y policromadas de la Divina Pastora, obra de Cristóbal Ramos, de finales del siglo XVIII, de la parroquia de la Purísima Concepción, de Galaroza, con la que culmina la muestra.