Huelva

La UHU 'examina' el sentido de la orientación

  • Los departamentos de Psicología Básica y Biológica de la Onubense estudian los recursos de ubicación espacial

La Universidad de Huelva (UHU) ha creado un programa informático por el que se estudia las formas que cada persona usa para situarse u orientarse en su entorno, es decir, cómo vamos creando nuestra propia noción espacial. El sistema se utilizará, en principio, en niños y ancianos y puede tener grandes posibilidades en el tratamiento del alzhéimer ya que uno de los efectos de esta enfermedad es la pérdida de la orientación.

La Onubense cuenta con profesionales que investigan nuestra relación con el espacio que nos rodea. Se trata de un asunto que a primera vista puede resultar obvio pero del que depende, en buena medida, nuestro desarrollo personal.

Para estudiar qué recursos utiliza una persona para orientarse en su entorno, el programa virtual que la UHU ha diseñado permite ir mucho más allá de lo que los experimentos reales permiten.

Es un sistema en el que la persona demuestra cuáles son los recursos que usa y con qué habilidad echa mano de ellos para orientarse y navegar por el espacio.

Por lo que respecta a los niños, se quiere investigar cómo van adquiriendo las distintas estrategias de aprendizaje espacial. Sus dos principales bazas son las claves geométricas y las claves proximales: "Lo primero por lo que el niño se orienta es por la geometría. Casi simultáneamente va adquiriendo otras capacidades como la clave proximal, que es también muy usada por los animales y que marca un lugar que se vincula con el logro de una gratificación, si bien esa marca o señal no es estable de modo que no ofrece una gran seguridad en la orientación espacial". Traduciéndolo a un ejemplo de adultos es como, si al aparcar, se tomara como referencia estacionar al lado de un camión. Sin embargo, ese camión puede no estar cuando se vaya a recoger el coche, de manera que la persona puede desorientarse al haber tomado una referencia-marco no estable que era en este caso el camión.

Con el paso del tiempo, las estrategias de orientación y el uso alterno de ellas se hacen más fáciles, de manera que la persona madura tiene mucha mayor habilidad que el niño para moverse en el espacio.

El trabajo, que ha dado como resultado el programa virtual, es fruto de los departamentos de Psicología Básica y Biológica, representados por Alberto Hernández, auténtica alma mater del programa y los profesores Enrique Moraleda y José Andrés Lorca.

La idea surgió hace un par de años aunque las dificultades económicas han provocado que no pudiera concluirse hasta hace escasas fechas.

Moraleda y Lorca explican que los seres humanos contamos, principalmente, con dos sistemas que nos permiten mantener una relación correcta con el espacio, es decir, nuestra orientación espacial. Uno es el egocéntrico por el cual percibimos el entorno de acuerdo a nuestra propia situación: esto está a mi derecha, lo otro a mi izquierda… El otro sistema principal es el alocéntrico, que hace referencia a nuestra capacidad de generarnos un mapa del entorno, con lo que se obtiene marcando la posición relativa de cada uno de los elementos perdiendo el propio individuo, la percepción de ser el centro. Estos dos sistemas dan a su vez como fruto varios subsistemas aunque lo habitual es que cada persona haga uso de todos ellos.

El programa virtual creado desde la Universidad de Huelva está destinado, entre otras cosas, a estudiar cuál de los sistemas es el que una persona usa más o cuál es incapaz de utilizar.

La realidad virtual del programa no solo se asemeja sobremanera a la realidad física sino que permite obtener más resultados que un entorno real. El sistema informático está capacitado para ir introduciendo una serie de variables que permiten un estudio más pormenorizado de cuáles van siendo las reacciones del individuo hacia los distintos cambios que presenta el programa, cosa que en el espacio físico sería prácticamente imposible llevar a cabo.

El método desarrollado reproduce un laberinto -en Psicología este concepto es más amplio ya que se refiere a cualquier espacio donde se va a realizar un estudio- aunque en una primera etapa, el programa sí marca la configuración de un laberinto tradicional en el que se ha de conseguir una meta. Para ello, la persona usa un mando que le permite moverse por esa realidad virtual. El camino hacia la meta planteada, los cambios de rumbo, el tiempo empleado, todo eso son variables que los investigadores tienen a su disposición con gran facilidad y en un tiempo récord. El estudio se enriquece con la introducción de cambios en las claves como pueden ser la modificación de itinerarios, la ubicación de la meta a conseguir, etcétera. Todo esto permite delimitar cuándo la persona usa un sistema u otro o en qué distintos grados.

José Andrés Lorca habló además, de otra utilidad: el tratamiento de los pacientes de alzhéimer. En este caso, la persona lleva un proceso totalmente inverso al desarrollo del niño ya que va perdiendo las capacidades en una evolución diametralmente opuesta a la que vive un pequeño. Lorca indicó: "Queremos averiguar si es cierto que la persona con alzhéimer vive un proceso diametralmente opuesto al evolutivo".

El profesor de Psicología Básica explicó que "lo primero que se asienta en el niño es la referencia de las personas empezando por la madre; el segundo paso es el reconocimiento y la conciencia espacial y la última la del tiempo. En el paciente de alzhéimer el proceso es al revés: lo primero que se pierde es la noción temporal, después la espacial y por último, la identificación de las personas".

Los psicólogos no olvidaron la faceta genética de la percepción espacial que "se encuentra en diferentes partes del cerebro: siendo la más importante el hipocampo". Precisamente hace un par de años, el Premio Nobel de Medicina fue para tres investigadores norteamericanos que descubrieron la existencia de unas células que controlan el sistema de posicionamiento del ser humano,. Junto a ello es innegable que el uso de esa cualidad juega un papel importante. No es igual un trabajo en una oficina durante 8 horas seguidas, que el que realiza un taxista de una gran ciudad cuyo sistema de orientación está permanentemente en activo. Esa faceta genética o biológica situada en el hipocampo se ha evidenciado en el momento en el que una persona ha tenido una lesión en esa parte del cerebro, lo que ha llevado a una inevitable pérdida de capacidad de orientación.

El trabajo que ha dado como resultado el programa de realidad virtual tiene sus precedentes en otros procesos de investigación que se han efectuado con animales.

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