Huelva

Una corrida de toros y tres festivales taurinos de Litri

  • Una de las pinceladas más características de esta restauración es la colaboración de Litri

Los trabajos de remodelación del santuario finalizan en 1955, coincidiendo con la vuelta de Manuel Báez Litri a los ruedos, tras dos temporadas ausente.

Aquellas obras extraordinarias llevan consigo ideas extraordinarias para hacerlas posibles en materia económica. Para ello se contará con el maestro Litri, Miguel Báez Espuny, devoto cintero y hermano de la cofradía de la Patrona que, en su tiempo de excedencia de los ruedos, dedicó varios festivales y una corrida de toros a beneficio de estas obras.

Actuaciones del maestro que resultaron del recuerdo de todos. Hay un hecho significativo y es que la inauguración de las obras van a coincidir con la vuelta a los ruedos de Litri. Doble motivo de satisfacción para una Huelva cintera y litrista.

En uno de los reportajes publicados en la prensa se resume esa simbiosis litrista y onubense: "Porque la verdad es que el Litri es querido y respetado por todos los onubenses. A nadie niega su amistad ni su afecto. Hombre sencillo y cariñoso, siempre se halla presto a la ayuda de sus paisanos. En el ejercicio de la caridad y de las virtudes ciudadanas no conoce rival. Su casa está abierta para todos".

Con las obras terminadas y pendientes de la entrega oficial se pone en marcha la vuelta de Litri. El 26 de junio de 1955 tiene lugar una misa en el santuario que preside el obispo de Huelva, Pedro Cantero Cuadrado, con motivo de la reaparición profesional de Miguel Báez Litri. Se imploró a la Virgen de la Cinta su protección para el torero, a la vez que sirvió para reconocerle públicamente su contribución a estas obras. Cantero Cuadrado pronunció una breve alocución para agradecer personalmente y en nombre de la Diócesis "la eficaz colaboración de Miguel Báez, pues gracias a ésta se han llevado a cabo en gran parte las obras de restauración y reforma del santuario de Nuestra Señora de la Cinta".

Refiriéndose a la ermita dijo que quería fuera este lugar el corazón de la Diócesis, ya que convergen en el mismo las miradas y los afectos de todos del pueblo onubense.

Se adelantaba ya lo que se quería que fuera el santuario y sus alrededores, con sus hermosos jardines que tiene en la actualidad.

Cantero Cuadrado insistió, como recoge el diario Odiel, "en su reiterado deseo y promesa de convertir los apacibles y bellísimos alrededores del santuario de la Patrona en un oasis de paz y remanso feliz donde se aúnen las miradas y converjan las visitas de los onubenses".

La Hermandad de la Cinta hizo entrega a Miguel Báez Litri de un pergamino de agradecimiento que se puede ver en las dependencias de la hermandad cintera.

vuelta a los ruedos

Miguel había toreado una corrida de toros y tres festivales. La comodidad de su retiro en su casa de la calle Rico, donde vivía con su madre y su hermana, se vio compartida con ese deseo de contribuir a las reformas del santuario de la ciudad, que le va a dar ese aspecto de elegancia sin perder su sencilla hermosura ni su historia. Se muestran en la actualidad como las más importantes reformas realizadas en la historia, que se completarán años posteriores en lo que se refiere a la decoración interior.

El tiempo de ausencia en los ruedos se compensa con estos festivales dedicados a las obras del santuario y van creando, además, un creciente deseo por la vuelta de Litri. Un regreso que se vislumbra acompañado por el clamor del público taurino y se dice: "El Litri es capaz de llenar nuevamente todas las plazas de España con el solo anuncio de su nombre en los carteles".

Así, en el último festival en el que hace terna con Pedrés y Aparicio, se decía que "la vuelta del Litri se presiente como segura".

"Triunfo clamoroso del Litri en su reaparición. Cortó en Orán cuatro orejas y dos rabos". Así titulaba el diario Odiel la crónica de la reaparición que tuvo lugar el 3 de julio de 1955, en el mismo mes en el que se hará de manera oficial la entrega de las obras del santuario. La aportación de Miguel Báez Espuny de las ganancias de la corrida de toros y los tres festivales taurinos ascendió a 345.021,80 pesetas, lo que supuso casi la mitad del montante total de las obras, que ascendieron a 720,205,19 pesetas.

Volviendo a la corrida de la reaparición, todo fueron parabienes. Vestido de blanco y oro hacía Litri el paseíllo a las cuatro y media de la tarde en la plaza de Orán. "Su reaparición había despertado una expectación larga. El nombre de Litri en carteles y por toda la ciudad. No se hablaba de otra cosa. Ha venido mucha gente de fuera. De España varias expediciones y un ambiente torero tan caldeado como este viento de fuego que azota la ciudad".

El toro de la reaparición se llamaba Capuchino. En la crónica por teléfono de Antonio Colón desde Tánger, que lleva Odiel a sus páginas en su apartado Ruedo Ibérico, se habla de un toreo "más cuajado". "Está en plena forma. A su valor de siempre, a su estilo, une ahora una nueva dimensión torera". En la terna iba con Rafael Ortega, que abría plaza, y Pedrés.

En la crónica de Efe se detalla: "El Litri recibió a su primero con una serie de verónicas que fueron muy aplaudidas. Con la muleta estuvo sereno y dominador, instrumentando una faena variada, a base de derechazos, naturales y manoletinas, con desplantes y adornos. Mató de un bajonazo y cortó las dos orejas y el rabo a pesar de no haber tenido suerte en el estoque. A su segundo hizo una buena faena, llena de dominio y arte, terminando de un pinchazo y descabello, concediéndosele las dos orejas y el rabo".

En declaraciones a Cifra tras la reaparición, el diestro se mostraba muy satisfecho de su primer a actuación después de varios años retirado de la fiesta. Dijo que esperaba "ocupar su puesto en el mundo de la lidia antes de que se corte la coleta". "No puedo apartarme de los ruedos -dijo- ni de la fiesta brava". De Orán se trasladó a Tánger y después a Marsella y Valencia; iniciaba así una nueva singladura de éxitos, sin duda, acompañado por la Virgen de la Cinta.

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