Huelva

En la cercanía de una gran feria

  • La divisa triunfadora de la pasada feria es la encargada de abrir esta tarde el serial colombino El éxito del año pasado se convierte ahora en responsabilidad ante la afición

HE cerrado este artículo a pocas horas de que se hayan desembarcado en los corrales de la plaza de toros de La Merced los primeros toros de la feria.

Me voy, hecho noche ya el jueves, camino de Sevilla porque me interesa este Emilio Silvera que tantas cosas va dejando ya entre los aficionados. Pero evidentemente me voy con la mirada puesta en esa feria onubense que de tan corta, nos da añoranza por buena en sus carteles.

Los primeros clarines y timbales se alumbran ya en la imaginación del aficionado.

No ha sido este año una etapa fácil para el aficionado de muchas ferias. Al toreo se le ha escupido, con la indiferencia de muchos, pero sobre todo de los taurinos importantes. Al aficionado, no solo se le ha escupido sino que además se le ha agredido y ahí tampoco se ha hecho nada, aunque esta vez no eran los taurinos los que debían de responder porque si no se hubiese liado la de Dios.

No crean que me dan rabia ni ira estas cosas. Me provocan tristeza, una profunda tristeza, que las libertades individuales respecto al toro las visualicen desde la violencia los anti y desde la indiferencia muchos de los responsables que están obligados a defender constitucionalmente la libertad personal de quienes se sienten aficionados.

Más penosa aún ha sido la actitud mentirosa de quien políticamente la ha terminado usando como moneda de cambio a costa de un puñaíto de poder. Pobres ilusos.

Me sirve más para vivir esta feria, torera y choquera, con cuatro carteles grandes, infalibles, para despertar la ilusión que este año sí he encontrado por la calle. Esa ilusión del que te dice "voy a las del Ponce y El Juli" o del que te recita el buen momento de Talavante "porque además es un torerazo". O de quien espera la eterna tarde del Morante artista. Mucha gente hablando de la feria sin esperar que le hables tú.

Está claro que la feria que hoy comienza tiene muchas claves y perspectivas desde la que mirarla pero principalmente la observo desde la rebelión. Desde ese basta ya de sentirse humillado. Del convencimiento de que el violento no soy yo, aficionado a los toros, al que todavía le sirve en la vida el honor de la palabra dada a quien comparte con uno la condición humana.

Es cierto, por otra parte, que a esta feria vuelve en torero importante Ponce. Muchos años de toreo sobre él, pero imprescindible su figura para entender uno de los carteles rematados de esta feria. La feria de otro mandón, como Juli, a quien el poder que ejerce le pierde en el horizonte de la sinrazón, pero el poderío de su toreo y su legítima ambición de ganador le acerca siempre hasta el aficionado.

La feria de dos ganadores imparables en la temporada como son Talavante o Perera. Y¿por qué no?, la cita con ese toreo tan espiritual y poco riguroso con la obligación y tan generoso en la devoción que es capaz de despertar Morante e incluso el propio Manzanares.

De cualquier forma lo que debe darle redondez a todo esto es el toro. Coincidamos al menos en eso porque precisamente en eso es donde radica el respeto que debemos exigir por esta Fiesta. El toro que no cause lástima sino admiración de fortaleza y poderío. Hierros ganaderos que vuelven a esta plaza como el de Juan Pedro Domecq, muchos años después de circunstancias aciagas. Ahora, en la cresta de la ola y la continuidad en el buen juego de sus toros. Divisas debutantes como la de Villamarta, además de la tierra y en manos de un ganadero joven como Federico Molina. Y divisas que se han perdido en la memoria colectiva de esta afición porque poca talla dieron cuando oportunidad tuvieron.

La feria, imparable comienza hoy. A priori con un gran expectación, ganas de ver toros y de esperar que los toreros puedan cuajar faenas inolvidables.

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