LA obra de Antonio León Ortega, que en su mayor parte está dedicada a la Semana Santa de la provincia de Huelva, va a formar parte del Catálogo del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía tras incoarse un expediente que empezó hace algunos años. Se reconoce de esta forma la obra del imaginero y, sobre todo, lo más importante es que se protege la misma. Esta última es la primera razón por la que se inicia un expediente después de las desafortunadas restauraciones, mejor dicho, intervenciones con afán de modificar o cambiar a gusto del momento.

Quienes velan por la buena conservación de sus imágenes desde que salieron del taller de León Ortega hasta que se pusieron al culto en sus iglesias deben estar contentos, nada tienen que temer. Solo un poco de paciencia para solventar los papeles de la burocracia de la Junta de Andalucía cuando necesiten una intervención. Por lo demás, se evita a los iluminados que gustan hacerle algún lifting a sus imágenes. Ahora dicen que es una limpieza para dejarlas tal cual salieron de su taller. La pregunta que corresponde es quién estaba en ese momento, si los miembros que ahora encargan el trabajo o aquel que hace la restauración. Se le quita, sencillamente la pátina del tiempo que es el testigo de la devoción.

Lo cierto es que este control de las imágenes, desde la autorización a ser expuesta al culto, como las posibles intervenciones que pudieran ser necesarias corrieron siempre de parte del Obispado, que es quien autoriza la idoneidad de una talla para estar al culto público. Cosa bien distinta es que algunas hermandades -o mejor dicho, junta de gobierno- en algún momento tomen la iniciativa y cuando todos se enteran de la restauración es a su vuelta al culto.

Que ahora con la Junta de Andalucía detrás, velando por las imágenes, estará más protegida la obra, eso se espera. Lo que nadie puede quitar a una hermandad es el derecho que tiene al uso de esa imagen. No se hicieron para permanecer en la vitrina de un museo, sino que tiene una función cultual y catequética. No hay que olvidar tampoco el gustó estético o cofrade imperante del momento, en lo que se puede ver de reestructuración de misterios. La obra entendida como un conjunto llevaría a momificarlo todo y lo cofrade es un arte inacabado, en movimiento, que siempre sorprende en su espacio escénico. Yo hablemos de las imágenes de vestir que es un continuo sorprender del arte de quienes las visten. Pensar en mantener la Semana Santa de las obras de León Ortega cómo era en el tiempo que se realizaron aquellas imágenes es imposible y hoy no tendría mucho sentido.

Lo del catálogo de la obra de León Ortega es un paso más para la protección por parte de Cultura. Sin embargo sorprenderá que en algunas iglesias como en la Concepción las únicas obras protegida sea el Ángel de la Oración en el Huerto, por cierto una magnífica talla que siempre hemos defendido en ese misterio, o el san Juan Bautista. Así se podría ir viendo en todas parroquias de la Diócesis. ¿Qué pasa con el resto de obras de tanto o más valor artístico que las catalogadas? ¿Se les ha olvidado a Cultura?

Miren también el listado, pues hay imágenes que fueron intervenidas por otros restauradores que no aparecen cuando las hermandades sí mantienen la autoría de León Ortega.