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San Pedro en la época del sermón

  • La Hermandad del Nazareno vuelve mañana a la Plaza de San Pedro, 140 años después del último sermón del paso La celebración del Consejo tiene este año un añadido histórico

"Delante de la iglesia, por el lado de levante, hermosa plaza cuadrangular, llamada de San Pedro, y muy recientemente plantada de árboles, señala el área de las casas donde de antiguo se reunía en cabildo el Consejo de la villa, y donde el alcalde Gil Martínez, que lo era por el rey en 1357, congregaba a voz de pregón, según era costumbre, a los alcaldes y el alguacil, caballeros y hombres buenos del Consejo, nombrado conforme a fuero, para darles conocimiento de que el príncipe don Pedro había hecho merced de la villa de Huelva a doña María de Padilla, a quien allí acordaban pedir la confirmación de los fueros y privilegios de que aquella gozaba por voluntad de sus señores, y por los de los monarcas". Amador de los Ríos refiere así la importancia de la Plaza de San Pedro en su libro Huelva, de 1891, ciudad que debió visitar en los años anteriores, con lo que no sólo habla de la historia sino que sitúa el estado en ese momento de la misma. Sobre todo deja ver su importancia social: aquí estaba la iglesia matriz de la ciudad y las casas del cabildo, hasta que a finales del XIX marchan hacia la calle Puerto.

Esta descripción, junto con la fotografía que ofrecemos de la casa J. Laurent y Compañía, pueden situar la Plaza de San Pedro al menos en los últimos años de cuando fue visitada por el Nazareno, que lo hizo hasta 1875. La fotografía fue tomada en 1882 y se puede ver toda una Plaza de San Pedro terriza y a un mismo nivel, no como en la actualidad. Éste era el espacio que pisaba Jesús Nazareno cuando venía a San Pedro, porque las obras de mejora en la plaza no se inician hasta el 1 de octubre de 1888, cuando se van concluyendo las del muro de la parroquia. Amador de los Ríos asegura que cuando la visita se está renovando la arboleda y la fotografía que ilustra la plaza e iglesia en su libro se ve con aspecto de obra y con las escalinatas construidas.

Aun cuando la razón inicial de la no celebración del sermón del paso en la Plaza de San Pedro es por cuestiones que hoy se etiquetarían de inseguridad, no es menos cierto que la plaza y su entorno se ve sometido en ese tiempo a una profunda transformación, que se produce como consecuencia del desmonte del cabezo del Molino de Viento. Sin olvidar el traslado de todo el estamento civil a la calle del Puerto. Incluso la propia parroquia de San Pedro, aun cuando mantenía su estatus de matriz, lo cierto es que verá que la de la Inmaculada Concepción iba teniendo una primacía al menos en lo que se refiere a la cercanía popular y en lo oficial, pues la del centro va a tener también a su párroco en el cargo de arcipreste, que siempre ostentaba el de la parroquia mayor.

Pero es importante saber que la Hermandad del Nazareno se ve obligada a dejar el convento de la Victoria por su exclaustración y pasa a la parroquia de la Concepción entre 1837 y 1838. Aquí la vida de la cofradía va a cambiar. Pensando en el futuro de la hermandad, Josefa de la Cruz, viuda de José María Trianes, decide darle continuidad con la creación de una congregación y espera que fueran sus hijos quienes estuvieran al frente; incluso les deja una cantidad económica por ello. Lo cierto es que el 22 de octubre de 1864, en la partición de bienes tras su fallecimiento, se deja constancia de que ninguno de sus herederos se hace cargo de la hermandad y todos los bienes pasan a la parroquia.

A los pocos años de que Josefa de la Cruz no estuviera al frente de la cofradía, por su fallecimiento, sus hijos José María y Antonio Trianes son los que acuden al Arzobispado, el 28 de marzo de 1868, solicitando que se cambie de día al jueves y el sermón sea en el interior de San Pedro. Tiene que ser el arcipreste quien salga a defender la celebración del sermón del paso y de la estancia del Nazareno en la Madrugada. Asegura que los argumentos son "bastantes exagerados", y que se produce no tanto por el efecto de la hora sino "por la falta de educación religiosa". Hay que apuntar otro dato y es que indica que en el tiempo que llevaba de arcipreste no había salido la procesión. Se puede presuponer por ello que la ausencia de doña Josefa deja la cofradía huérfana, más cuando no se ve un interés de los hijos por el mantenimiento de la misma. Gracias a don Bartolomé el arcipreste, la cofradía tendrá su continuidad. No permite la pretensión descabellada de los Trianes y así considera que "debiera concederse por este año saliese la dicha cofradía en el día y hora de costumbre y con el ceremonial patético y conmovedor que han acostumbrado, pues de no ser así, tanto las autoridades expresadas como el pueblo que así lo esperan sentirían un gravísimo disgusto". La clave está en lo que dice a renglón seguido y es que debería "formarse la solicitada Hermandad" y en sus estatutos dejar claro sus cultos. Lo cierto es que no le queda un camino fácil al sermón del paso, pues aunque vuelve a salir el Nazareno, tendrá otros muchos años que quedarse en casa, hasta que sea una realidad la hermandad pretendida por Josefa de la Cruz. Cuando se celebra por última vez el sermón, en 1875, no debían participar ya los Trianes pues es el Ayuntamiento quien lo subvenciona. Cuando el Nazareno vuelve a salir en 1890 lo hace sin subir a San Pedro: "Ahora no se llamará del paso, sino cofradía del Silencio o de la Amargura". Deja de salir desde 1892 hasta ser reorganizada en 1906.

No hay que dejar de vista el hecho de que en ese mismo año de 1868, del pretendido cambio de día y supresión del sermón en la plaza, es cuando se inicia el desmonte del cabezo del Molino de Viento que va a afectar durante largo tiempo a todo el entorno, incluida la plaza. Quizá pudiera afectar también a la celebración del acto público. En la plaza se habían realizado obras en 1862. Es importante señalar que la celebración del acto del sermón se incardinará tanto en este entorno que algunas de las calles de acceso a la plaza llevarán el nombre de la Amargura, la más cercana al muro, la hoy calle Daoiz. Se sabe que había aquí un callejón llamado de la Verónica.

Es importante apuntar que cuando la cofradía subía hasta San Pedro, lo debería hacer por la calle del Cristo de Saltés, la de la Fuente, según el plano de Francisco Coello, de 1869. Otra subida posible sería desde la cruz de la cuesta, en la intercesión de la calle La Palma, por donde se accedía hacia el cabezo, pero sería más complicado.

Una plaza que tenía su propia fuente para el abastecimiento de la ciudad, en la esquina de la calle de la que toma nombre, donde se hallaba el pósito para guardar el grano del cabildo y en la que se lidiaban toros en los días de fiestas, incluidos los de la familia de los Medina Sidonia, que dejaron el castillo para asentarse en el siglo XVII en su palacio en la calle a la que da nombre.

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