Seis años en la ciénaga de la Huelva interrumpida, donde amanece (que no es poco) en el ciclo de las promesas electorales.

El alcalde lanzó hace una semana un primer instrumento de autodefensa de sus 20 años de gestión con la publicación del libro Huelva, un sueño de futuro. La tesis transversal es que la capital onubense tiene un mañana esperanzador que nace de las oportunidades del presente, con un rumbo que el regidor, Pedro Rodríguez (PP), apuesta por orientar hacia la diversificación económica (agricultura, industria tecnológica, energías renovables, turismo, etc.) y la creación de una ciudad de servicios en torno al mar. El título del capítulo 11 de estas memorias lo dice todo respecto a las coordenadas en las que el alcalde sitúa el momento presente tras dos mandatos especialmente difíciles: De la crisis al crecimiento.

En estas páginas, el primer edil da cuenta de la "impotencia" con la que vivió que "por vez primera" el panorama económico frenara en 2008 "su proyecto de transformación de la ciudad", paralizándose desarrollos urbanísticos como el Ensanche Sur, la estación del AVE, Isla Chica, el Parque Huelva Empresarial, etc. Con frecuencia, en el libro el regidor achaca el bloqueo de estas actuaciones a que "la batalla judicial socialista" retrasó su ejecución hasta quedar empantanadas en la crisis.

Han sido tiempos en los que, a su juicio, ha tocado priorizar en las políticas sociales, "en las que el Ayuntamiento ha estado inviertiendo 12 millones al año para paliar la dejadez y los impagos de la Junta de Andalucía"; apoyar a las familias que lo están pasando mal y ponerse al lado de los trabajadores de las empresas que han ido cerrando en este periodo, como Foret, Nilefos, Astilleros y Ence.

En materia de empleo, aparte de respaldar iniciativas como el centro comercial Holea, considera un logro haber mantenido los 1.200 puestos de trabajo que dependen directamente del Consistorio (el libro obvia los despidos de la liquidada Empresa Municipal de la Vivienda o del rescatado Servicio de Recaudación) y recuerda el climax de la odisea de Emtusa en 2012, cuando los trabajadores le dirigieron sus protestas por unos pagos atrasados en plena procesión de la Virgen de la Cinta, después de que varios autobuses se averiaran "misteriosamente" colapsando el tráfico. Defendiendo todo lo que hasta la fecha se ha hecho para mantener a flote la deficitaria empresa, Rodríguez asegura en esta publicación que cuando estos trabajadores le "abordaron", su actitud "mereció la recriminación de la mayoría de los ciudadanos, ofendidos por la falta de respeto hacia la Patrona de Huelva. A pesar de la desagradable situación -apostilló-, ese día sentí el apoyo de los onubenses que, como yo mismo, no entendieron la actitud de los trabajadores de Emtusa".

Sobre la operación de semiprivatización de Aguas de Huelva, con la que el Consistorio obtuvo una inyección económica directa de 47 millones antes de las elecciones de 2011, el alcalde asegura que se hizo para "optimizar los recursos municipales" y que el paso de empresa pública a mixta supuso "un cambio tranquilo" para los trabajadores y usuarios, un salto tecnológico y una mejora de la calidad del suministro. Una visión que está en las antípodas de la que todavía traslada la oposición en alusión al encarecimiento del servicio para los ciudadanos.

No obstante, Rodríguez admite que, "gracias al esfuerzo y el sacrificio de los trabajadores del Ayuntamiento [con los recortes salariales] y de todos los onubenses" [con las subidas fiscales], en este mandato se ha conseguido "regresar a la senda de la estabilidad presupuestaria". Señala que, "a pesar de la escandalosa caída de los ingresos municipales", gracias "al trabajo del equipo económico encabezado por Saúl Fernández", el Consistorio ha "reinventado" su propio sistema financiero con planes de ajuste que han permitido pagar a los empleados municipales y a los proveedores, refiriéndose en última instancia a la más reciente inyección para atajar la deuda comercial: el préstamo de 65,7 millones de Cajalmendralejo.

El alcalde recalca que "estos años han sido duros, pero lo hemos hecho bien y estamos logrando salir juntos de la crisis". En lo que atañe a la economía municipal, Rodríguez se remite a "la buena noticia" de que "el último balance" de las arcas del Ayuntamiento demuestra "que hemos cumplido el límite de gasto, que el resultado ha sido positivo y que el remanente de tesorería alcanza cifras incluso mejores que antes de la crisis económica. Podemos afirmar -insiste- que estamos saliendo de la recesión". Una mejora económica a la que el primer edil vincula la bajada del tipo de gravamen del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) anunciada para este año, la de la tasa de basura y la congelación del resto de tributos y precios públicos, así como la mejora prevista en la limpieza y mantenimiento de la ciudad y el servicio de parques y jardines con el nuevo contrato con Ferrovial. "Con menos dinero vamos a hacer más cosas", asegura.

Rodríguez busca brotes verdes en el urbanismo, refiriéndose al convenio que firmó con Fomento, la pasada primavera para desbloquear las obras de la estación del AVE; el plan integral de Isla Chica, la anunciada ampliación del carril bici, la suscripción del acuerdo para dar continuidad al casa por casa de Marismas del Odiel, la puesta en marcha de la mesa de participación [una iniciativa de IU] para buscar una solución a las balsas de fosfoyeso, la ampliación de los huertos urbanos y la inauguración este año de una zona de acampada en el Parque Moret, la reivindicación a la Junta de que reanude las obras de El Torrejón y la constitución de una comisión con el resto de administraciones para buscar un uso a edificios históricos como el Cuartel de Santa Fe, el Banco de España, Hacienda, etcétera.

En cuanto al que durante tanto tiempo ha sido su proyecto estrella, el Ensanche Sur, el alcalde apunta que en estos momentos "se sigue negociando con la empresa urbanizadora para reactivar" las obras.