El 60% de las quejas que los clientes dirigen por la praxis realizada en las clínicas dentales se dirigen a las franquicias. Aunque las cifras hablan de que el número de quejas o denuncias a estos establecimientos sanitarios es el 60% del total, ese porcentaje es bastante superior si se tiene en cuenta que su presencia en la provincia, es muy inferior al de las clínicas dentales tradicionales, de manera que en términos reales se puede estar hablando del 90%.

Según la Delegación Territorial de Salud, en la provincia hay abiertas 63 clínicas dentales privadas. De acuerdo con los datos facilitados por el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Huelva, están asentadas en la provincia 8 franquicias si bien algunas de ellas cuentan a su vez por varias clínicas, bien en la capital, bien en otras localidades.

El presidente del colegio, Eugenio Cordero, explicó que "el fenómeno se ha extendido de una década a esta parte y ha sido favorecido por el hecho de que en España, a contrario que en otros países europeos, no hay restricciones en lo que respecta a la publicidad y así se presenta la atención sanitaria con criterios comerciales".

Esto tiene dos consecuencias directas. La primera es que esa publicidad no se atiene a criterios deontológicos o éticos. De este modo, la promoción de los servicios sanitarios no se atiene a una información rigurosa. Esta filosofía, en palabras de Cordero, "se resume en un cambio de concepto: la persona ha dejado de ser paciente para convertirse en cliente".

La segunda consecuencia de la proliferación de la publicidad engañosa es la referente a los precios. Según el Consejo General de Dentistas, "se ofrece a los pacientes precios muy económicos para unos supuestos tratamientos, cuando en realidad el precio corresponde solo a una parte del mismo. De esta forma, cuando se cobra a paciente por el tratamiento completo, el precio no es el mismo que el anunciado. Este tipo de práctica viene siendo habitual en algunas franquicias donde se ofrecen implantes muy baratos pero que ocultan en letra pequeña, una serie de costes adicionales correspondientes a prestaciones necesarias para el tratamiento y que no están incluidas en el precio publicitario".

Eugenio Cordero quiso enfatizar que "no es ánimo del colegio realizar una campaña contra las franquicias ya que se pueden encontrar buenos profesionales como en todos los sitios, pero es sintomático que la mayoría de las quejas de los pacientes se dirija a ellas". El presidente del colegio onubense sí se refirió no obstante, a la escasa colaboración que esta institución profesional encuentra en las clínicas franquiciadas cuando hay problemas con los pacientes: "El colegio ofrece su labor de mediación o arbitraje cuando hay discrepancias entre el profesional y el paciente; el problema que tenemos es que no tenemos competencias para tratar con los propietarios de estas clínicas que en su inmensa mayoría no son dentistas, ya que no lo exige la actual legislación".