Llegó el momento, temido para muchos y ansiado para otros -entre ellos, un buen número de progenitores-, de regresar a las aulas tras las vacaciones de verano. La avanzadilla del proceso la han encabezado esta semana unos 8.000 niños de entre cero y tres años de edad del primer ciclo de Educación Infantil, que volvieron a protagonizar las ya tradicionales escenas de llanto, perplejidad o desconcierto por tener que separarse de madres, padres y cada vez más, abuelos, o, en el mejor de los casos, la ilusión por volver a ver a los educadores y al resto de niños. El pequeño drama se hace extensivo a veces a algún que otro padre, que vive con especial angustia el mal rato de su vástago, y en muchos casos el berrinche del niño cesa mucho antes que la congoja del adulto.

Más allá de las anécdotas que marcan cada mes de septiembre, los alumnos del primer ciclo de Educación Infantil no tienen unas vacaciones tan prolongadas como sus compañeros de los ciclos superiores y además cuentan con unos días de periodo de adaptación con horarios especiales. No obstante, para estos niños supone la entrada en el sistema de escolarización, que con suerte no abandonarán hasta la edad adulta.

El primer ciclo de Educación Infantil no es obligatorio y tampoco es gratuito, pero en Andalucía, la administración cuenta con convenios con los centros educativos y bonificaciones que en muchos casos alcanzan la totalidad del coste de la matrícula y las cuotas.

En Huelva, existen 157 centros educativos autorizados por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte para atender las necesidades socioeducativas de estos 8.000 escolares. De esos centros, 83 son de titularidad pública, 67 son centros conveniados con la Junta de Andalucía y siete son de titularidad privada.

José Fiscal, delegado de la Junta de Andalucía en Huelva, fue el encargado de inaugurar ayer el curso escolar de este ciclo educativo en Bonares y lo hizo acompañado por el delegado territorial de Educación, Cultura y Deporte, Vicente Zarza, y el alcalde de la localidad, Juan Antonio García, coincidiendo con la puesta en marcha de la nueva escuela infantil Mafalda que por primera vez ha abierto sus puertas tras su construcción por parte del Ayuntamiento y que ha contado con una subvención de 500.000 euros del Plan Educa 3. El nuevo centro educativo está compuesto por cinco unidades educativas destinadas a 74 puestos escolares.

El delegado del Gobierno volvió a insistir, como ya hiciera la presidenta Susana Díaz el pasado lunes en Moguer durante la inauguración del CEIP Pedro Alonso Niño, en "la apuesta" de la Junta de Andalucía por una "educación pública" y que "pese a los recortes impuestos por el Gobierno central", la Administración autonómica "va a hacer todos los esfuerzos posibles por mantener una enseñanza de calidad y contrarrestar los efectos de la Ley Wert".

En este sentido, desde la Junta de Andalucía se explicó que, con la creación de la nueva escuela infantil de Bonares, la provincia de Huelva continúa superando el objetivo fijado por la Unión Europea de atención a la población infantil, fijado en un tercio de los niños de esta franja de edad y que en nuestra provincia alcanza el 50%.

La administración andaluza mantiene para este año el mismo precio público común a todas las escuelas infantiles y centros de Educación Infantil de 278,88 euros mensuales. Sobre esta cantidad base, se establecen bonificaciones en función de los niveles de renta familiar, que pueden llegar a la gratuidad total. El pasado curso, el 94% del alumnado se benefició de esta financiación pública y el 38% de las familias accedió a una plaza totalmente gratuita.

Un alivio para muchas familias, sobre todo si cuentan con más de un hijo en edad escolar, ya que dependiendo del centro al que acudan a realizar sus estudios -público, concertado o privado-, la vuela al cole puede suponer desde 375 hasta 1.450 euros sólo en este mes de septiembre.

La Unión de Consumidores de Huelva ha elaborado un informe sobre el coste que supone el inicio de las clases en nuestra provincia, en el que incluye variables como la matrícula, el uniforme, los libros de texto, el material escolar, el comedor, el transporte y las actividades extraescolares. Efectivamente, los gastos varían enormemente dependiendo de la naturaleza del centro, pero también del curso que estudie el niño, de si hace o no uso del comedor, del transporte escolar o incluso de las actividades que el niño realice fuera de la escuela.

En este sentido, Antonio Romero, responsable de Relaciones Institucionales de Facua-Huelva, recomienda usar el sentido común y da algunas claves para evitar que la vuelta al cole de los niños sea una losa económica para los padres. "Imputar ciertos gastos a la escolarización es una exageración, ya que hay cosas que los padres tiene que comprar -como ropa o zapatos cuando los niños crecen y ya no pueden usar lo que tenían o alimentación, vaya o no el niño a la escuela". "El gasto depende de cómo los padres se lo planteen", advierte, y divide el trance en tres partidas: material fungible, libros y equipamiento.

El material, indica Romero, se puede reciclar en muchos casos, "de otros hermanos, primos o vecinos, y no sólo conseguiremos ahorrar sino que además estaremos dando a los niños ejemplo desde un punto de vista ecológico". Recomienda además la formación de cooperativas de compra en los centros escolares, que abaratan costes y educa a los pequeños en el hecho de compartir.

En cuanto a los libros de texto, el responsable de Facua recuerda que en Andalucía los manuales son gratuitos gracias al cheque-libro que mantienen la administración andaluza, "lo que es una ventaja". "Además, ya ha anunciado que no va a aplicar la Lomce este año, con lo cual en muchos casos se podrán reutilizar los libros del año anterior".

Antonio Romero recuerda que es en la partida d el equipamiento donde los padres pueden ajustar más su economía doméstica. "Recomendamos que huyan de las marcas y las modas, que busquen lo más económico", aconseja. "Deben persuadir a los niños para que comiencen a desarrollar su sentido crítico y no se dejen llevar por la publicidad", advierte.

Señala, además, que en los colegios públicos los uniformes no son obligatorios, y anima a los progenitores a que familiaricen a sus hijos con las bibliotecas públicas para que puedan usar el material que contienen y aprender a cuidarlo, como recomienda que se enseñe a los menores a respetar las instalaciones gratuitas aunque sean gratuitas, o precisamente por ello.

Romero reivindica también la importancia de los comedores escolares, "que en Andalucía se están consiguiendo mantener y que son fundamentales para muchos niños con dificultades", al igual que el papel de las Asociaciones de Madres y Padres (Ampas), que deben ser "activas y participativas", ya que desarrollan una gran labor en la defensa de las ventajas de la escuela pública y ayudan a detectar aquellos casos de niños cuyas familias sufren dificultades económicas que afectan, por ejemplo, a su alimentación.