Huelva

Una dependienta devuelve 3.000 euros a su jefe para evitar que la denuncie por robo

  • El propietario del establecimiento colocó cámaras ocultas y grabó a la trabajadora manipulando la caja registradora

Una mujer de 40 años que trabajaba como dependienta en una tienda de Huelva capital ha sido despedida por su jefe después de que éste haya podido comprobar que supuestamente sustrajo 3.000 euros de la caja registradora del negocio.

Según informó ayer el bufete de abogados Osuna a través de un comunicado, la mujer ha devuelto el montante especificado al empresario, que no sólo ha podido recuperar el dinero en metálico, sino también "diversos objetos que ilícitamente se ha había llevado la dependienta", especifican los letrados.

En el texto se refiere que el titular de la tienda ya venía observando desde hace tiempo que los rendimientos no coincidían con la mercancía a la que se le daba salida en el negocio, con unos ingresos inferiores al volumen de ventas registrado.

Fue en ese momento cuando el empresario empezó a sospechar que podía ser la trabajadora la responsable de la desaparición del dinero, por lo que el hombre decidió instalar en la tienda una cámara oculta que filmara los movimientos de la empleada. Con este sistema audiovisual, el propietario del establecimiento pudo comprobar cómo la trabajadora señalada "manipulaba la cerradura de la caja con el metálico cuando estaba sola", mientras que otras veces "no ingresaba el dinero fruto de las ventas al público".

Ante este ilegal comportamiento, decidió el jefe instalar una cámara oculta para recoger las imágenes de la trabajadora en su actuación al margen de la ley. A través de las imágenes se pudo comprobar cómo la dependienta, en distintas ocasiones, presuntamente cogía cantidades que oscilaban entre los 100 euros y 200 euros. También acudía "domingos y festivos, sin la presencia del dueño para realizar estos reprochables hechos, entre los que estaban el llevarse objetos del establecimiento". Esto también quedó registrado en las grabaciones.

El empresario decidió entonces acudir por sorpresa un día a la tienda. La despidió y le pidió que devolviera lo robado, advirtiéndole que tenía imágenes muy comprometidas de ella. La trabajadora se resistió al principio, negando los hechos y abandonando el establecimiento. Dos horas más tarde, según Osuna, "volvió al establecimiento, devolviendo los 3.000 euros sustraídos". El empresario decidió finalmente no denunciarla.

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