El fracaso y el abandono escolar en Andalucía se reducen pero a una velocidad menor que la deseada. Esta comunidad autónoma no ha logrado aún converger con la media española pese a los esfuerzos de la Junta por aminorar unas tasas que dejan a la educación andaluza en una posición crítica dentro del contexto europeo. Los últimos datos facilitados por el Gobierno regional demuestran que uno de cada cuatro andaluces se queda sin obtener la titulación en la ESO, o lo que es lo mismo, fracasan en los estudios. No mucho más satisfactorio es el porcentaje de abandono escolar, puesto que el 28,4% de jóvenes de entre 18 y 24 años deja de formarse académicamente tras conseguir el título de Secundaria, una cifra, no obstante, que se ha reducido casi nueve puntos los tres últimos cursos.

Terminan las clases y es hora de hacer balance. Cuando los colegios se preparan ya para un nuevo curso, la Junta saca pecho y resalta el esfuerzo -principalmente económico- realizado durante 10 meses para "salvaguardar" la enseñanza pública frente a los "recortes" del Ejecutivo de Rajoy. Sin embargo, entre el listado de cifras hay dos que llaman la atención puesto que constituyen un síntoma evidente de la situación por la que atraviesa la educación en esta comunidad. Una de ellas representa el porcentaje de alumnos que fracasan en la educación obligatoria. Actualmente el 26,5% de los adolescentes andaluces se quedan sin la titulación en la ESO, o lo que es lo mismo, uno de cada cuatro matriculados en la enseñanza obligatoria, según la información facilitada por la consejería que dirige Luciano Alonso.

No hay al respecto datos comparativos para analizar si este porcentaje ha disminuido o se ha incrementado los últimos años. Lo cierto es que la tasa de fracaso escolar se sitúa por encima de la media española , que se mantiene en el 24,9% del alumnado que acude a los institutos.

La convergencia tampoco resulta posible en el abandono de los estudios y ello pese a que el porcentaje de los jóvenes que entre 18 y 24 años decide dejar de formarse académicamente ha disminuido considerablemente. Según el consejero de Educación, hace tres cursos la tasa de abandono se situaba en el 37% de la población con dicha edad. Actualmente este porcentaje es del 28,4%, por lo que se ha producido una reducción de casi nueve puntos. Una bajada notoria que, sin embargo, no es suficiente para alcanzar la media española, que se sitúa en el 23,5% de la población. Por tanto, Andalucía está todavía a casi cinco puntos de converger con la tasa de abandono escolar española.

El Sistema Estatal de Indicadores de Educación constata la mala posición que ocupa Andalucía en cuanto al número de jóvenes que dejan de estudiar tras titularse en la ESO. Así, si no se tienen en cuenta las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla -en las que el abandono alcanza al 35,3% de los jóvenes- a la comunidad andaluza sólo la superan Baleares y Extremadura en este concepto, pues en ellas la población que entre 18 y 24 años deja los estudios supone el 29,7% y el 28,5%, respectivamente.

No obstante, la convergencia con la media estatal resulta a todas luces una meta de corto recorrido puesto que España se sitúa a la cabeza de los países de la Unión Europea en cuanto a abandono escolar. La tasa del 23,5% supera ampliamente la media comunitaria, fijada en los últimos informes en un 11,9%. España ocupa la última posición en este ranking: la número 28, con un porcentaje mayor que el de Rumanía (17,3%), Portugal (19,2%) y Malta (20,9%).

En el abandono escolar también hay que tener en cuenta que son más los varones andaluces (31,4%) que las mujeres (25,2%) los que dejan de estudiar con 18 años, una tónica general en todo el territorio nacional, excepto en Aragón, Ceuta y Melilla.

La estrategia europea en educación estableció que para 2020 la tasa de abandono temprano ha de situarse en todos los países por debajo del 10%, algo que ya cumplen 18 países. En el caso de España este porcentaje se fijó en el 15% debido a las altas cifras que se registran. Por tanto, en seis años el número de jóvenes andaluces que no consiguen ninguna otra titulación tras la ESO ha de reducirse en 13 puntos, objetivo hasta cierto punto factible si continúa con la trayectoria de los últimos años, ya que en un trienio se ha reducido en nueve puntos.

Este "progreso" obedece, además de a las ayudas económicas de la Junta para que no se dejen los estudios, a la concienciación de los jóvenes de seguir formándose debido a la precariedad laboral provocada por la crisis.