Huelva

Anselmo Sevillano se niega a declarar y otros 5 acusados admiten los hechos

  • El resto de imputados accede a responder a las preguntas de acusación y defensa

Los tres procesados acusados de ejercer como lugartenientes de Anselmo Sevillano en la operación Celeste, los isleños M.J.S-C.G. (dueño del astillero Vizmar) y A.V.M. y el bollullero J.C.L.D., así como las dos personas a las que se les atribuye el pilotaje de la embarcación que portaba los 3.620 kilos de hachís alijados el 21 de agosto de 2011 -el almonteño A.B.M. y el ceutí O.O.R.- se mostraron ayer conformes con los hechos pero no con las penas solicitadas por la fiscal, lo que les supondrá una considerable rebaja de la condena.

El único que se acogió a su derecho a no prestar declaración sin acuerdo previo con el Ministerio Público fue Anselmo Sevillano. En este punto volvió a palparse la tensión en la sala principal de vistas del Palacio de Justicia de Huelva.

La fiscal formuló en voz alta las preguntas que tenía preparadas para él. Cuando verbalizó la referente a la cita que presuntamente mantuvo en Estepona con el propietario del astillero isleño, el narco la interrumpió con un agresivo alarido: "¡Eso no es verdad, no es verdad!". El presidente del tribunal le apercibió por segunda vez en la jornada, advirtiéndole que, si se repite algo así, lo expulsará del plenario.

Los cinco acusados restantes sí accedieron a declarar y respondieron a las preguntas de la acusación pública y de sus respectivas defensa. Abrió el turno de palabra el almonteño J.L.G.N., al que la Fiscalía acusa de ejercer labores de vigilancia en el día de autos. Fue detenido en una gasolinera de Isla Cristina y en ese momento portaba tres teléfonos móviles. Indicó que es comercial de vehículos y que trabajaba para J.C.L.D., motivo por el que se encontraba en la localidad costera, y manifestó que uno de los terminales "era de uso personal, otro profesional y la blackberry la usaba porque me salen más baratos los mensajes". Desmintió que estuviera vigilando la zona y que hubiera mantenido contacto telefónico con Anselmo aquel domingo del alijo.

El siguiente en declarar fue el marinero isleño J.S.N., quien aseguró que ese día acudió por la tarde a la zona del astillero porque "tengo allí un cuartillo". Lo detuvieron en la puerta de la atarazana cuando "volvía a mi casa en bici". La acusación también cree, tal y como consta en el atestado policial, que realizó durante toda la tarde labores de vigilancia en la zona subido en su bici.

Su hijo, A.S.A., también fue detenido el 21 de agosto de 2011 en las inmediaciones del astillero. Declaró ayer que, mientras que su padre trabajaba en su cuartillo, "fui con mi novia en el bote a ver la procesión de la Virgen del Mar", que se celebraba aquella tarde. Negó rotundamente que navegara por la ría Carreras subido en una moto de agua, tal y como acreditan los investigadores en las diligencias, "puesto que nunca en mi vida me he montado en una moto de agua". Reconoció que conocía a A.V.M. "del instituto", pero no admitió que le hiciera un gesto para que le siguiera cuando navegaban por la zona.

Accedió a declarar el único guardia civil imputado en la causa por revelación de secretos, el ceutí destacado en Madrid I.N.A. Mantuvo que "usaron mi número de identificación y mi clave" para consultar las matrículas de varios vehículos del Instituto Armado. Aseguró que desde su salida de la academia y por defecto mantiene la misma contraseña, "mi número de DNI, por lo que pudo ser cualquier compañero de Madrid".

En este punto, la fiscal le preguntó que por qué entonces la consulta de los datos de las patrullas se había realizado desde un ordenador de la Comandancia de Ceuta, lugar en que el procesado se hallaba en esa misma fecha al estar de baja laboral. "Igual también lo conocen compañeros de aquí, en Ceuta nos conocemos todos", mantuvo.

El presidente del tribunal de pidió que aclarara por qué motivo había colocado un posit con su clave en el reverso de la tarjeta de sus datos de identificación si la contraseña era su DNI, a lo que respondió que "lo tenía ahí por si cambiaba de cartera, para pegarlo en otro lado".

Cerró la sesión el isleño J.I.G., quien explicó que sólo conoce a A.V.M. "del pueblo" y que acudió al astillero Vizmar -donde se desembarcó el alijo y donde fueron detenidos casi todos los acusados- el domingo 21 de agosto "porque mi cuñado, M.J.S-C.G., me llamó porque iba a meter un barco en reparación". No preguntó ni por qué trabajaban un domingo ni cuánto iba a cobrar, reparó la fiscal. El acusado desmintió que guiara a la embarcación para que pudiera acceder a la atarazana y negó que viera a su cuñado y a A.V.M. hablar por el móvil cada diez minutos. Defendió que la nave "tiene unos 300 metros cuadrados y yo hacía unas faenas mientras los demás hacían otras. Cuando el barco arribó al astillero, "no vi lo que llevaba dentro".

El juicio continuará hoy con la declaración de agentes de la Policía Nacional, testigos y peritos.

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