Huelva

Los universitarios cargan contra la adaptación al espacio europeo

  • Los alumnos denuncian la desorganización con la que se está llevando a cabo el proceso de adaptación al espacio europeo · Se oponen a estar obligados a ir a clase y a la cantidad de prácticas

Ya era hora de que las universidades se adaptaran a las nuevas exigencias del mercado laboral y a los nuevos retos de las sociedades, pero todo cambio supone mucho trabajo y acarrea la aparición de muchos detractores que dudan de lo adecuado del nuevo sistema. Esto es lo que está ocurriendo en la Universidad de Huelva, así como en el resto de las universidades españolas en relación a la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (Eees). Por la complejidad del proceso de cambio, muchos son los universitarios que se están manifestando en contra de este nuevo sistema de educación superior y la Universidad de Huelva no es la excepción dentro del mapa de las universidades nacionales.

En la mayoría de las facultades de la Onubense, hablar del Espacio Europeo es abrir un debate de los más negativo y detractor en contra del citado sistema. Según los universitarios que estudian en la UHU, la sobrecarga de trabajo y la incompatibilidad de realizar las actividades complementarias con la asistencia a las clases (ambas obligatorias, según establece el Eees) son los mayores problemas que están sufriendo desde que hace cuatro años la Universidad de Huelva inició el proceso de adaptación al Eees. Una de las primeras facultades que se embarcó en el cambio es la de Derecho. El portavoz de la delegación de alumnos de esta Facultad, Guillermo Zamora, apoyado por sus compañeros en la delegación, Inmaculada Feria, Nazaret Mariscal, Carmen Niza y Antonio Palacios, explica que el sistema de créditos europeos supone una carga de trabajo mucho mayor ya que "tenemos que superar los mismos conocimientos teóricos mientras que, además, estamos obligados a asistir a clase y a realizar actividades complementarias". Guillermo añade que, además, existe una gran descoordinación y desorientación por parte de los profesores. Asegura que " fijan las actividades complementarias, que son obligatorias en horario lectivo por lo que es imposible que podamos realizarlas y asistir a la clase que tenemos a esa misma hora, siendo la asistencia también obligatoria". Para solucionar este problema, el año pasado se formaron comisiones de profesores en las que se confeccionó un calendario de manera que las actividades de cada asignatura no se solaparan fijándolas fuera del horario lectivo, pero Guillermo asegura que la mayoría de los profesores no asisten a estas reuniones, sobre todo los más problemáticos, y han continuado organizando sus clases de manera individual. Pero puede ser que este problema se solucione para el curso que viene, ya que, tal y como asegura Guillermo, "el decanato se ha comprometido con nosotros a obligar a los profesores a que cumplan el calendario de actividades establecido por los coordinadores de estas comisiones".

A pesar de estas posibles soluciones, que aún no han probado su eficacia, la certeza de la desorientación de los profesores es compartida por otros representantes de los universitarios como Nicolás Martorán, delegado de la Facultad de Ingeniería Técnica en Informática, quien añade que la desorientación se manifiesta también en la diferencia a la hora de establecer la importancia que tiene cada una de las variables a evaluar (examen, asistencia, trabajos y actividades complementarias). "Unos le dan más importancia al examen, otros a los trabajos, incluso esta diferencia se observa entre profesores que imparten la misma asignatura, algo muy injusto", precisa Nicolás.

Guillermo apunta además otro inconveniente como la falta de medios. La normativa del Eees presenta la llamada formación en competencias como una de las máximas del nuevo modelo de educación superior, es decir, se trata de fomentar en los universitarios aptitudes como la capacidad de trabajar en grupo o habilidades como la organización o la iniciativa. En este sentido, Guillermo denuncia que en las facultades no existen lugares en los que puedan reunirse los equipos de trabajo. Para hacer frente a este problema, el grupo de la delegación de alumnos de la Facultad de Derecho consiguió que, en teoría, los alumnos pudieran utilizar los seminarios (pequeñas aulas de trabajo) cuando los necesitasen, pero los problemas para abrir estos espacios cuando se solicitan son constantes, dice Guillermo.

Por su parte, Nicolás Martorán añade que el hecho de que se les obligue asistir a clase "es una discriminación ya que muchos universitarios tienen que trabajar para pagarse los estudios". El delegado confiesa que cuando "nos presentaron la filosofía del Eees creíamos que teníamos más posibilidades de aprobar" pero una vez puesto en marcha, la desilusión es absoluta y generalizada entre todos los universitarios onubenses.

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