Desde que Aquagest Andalucía asumió hace un año y tres meses la gestión de Aguas de Huelva (Emahsa) tras la adquisición del 49% de la sociedad -el Ayuntamiento de la capital sigue controlando el 51% de las acciones restantes- el servicio ha sufrido una serie de cambios técnicos destinados a optimizar los recursos disponibles y a mejorar la eficiencia.

Acabar con el principal problema, las tradicionales roturas en las conducciones de agua de la red pública, ha sido y es uno de los objetivos de Aguas de Huelva en el último año, para lo que ha puesto en marcha un ambicioso plan de regulación de las presiones que ha logrado reducir las averías un 60%, al tiempo que ha renovado buena parte de las tuberías.

Así lo asegura el director técnico de Operaciones de Aguas de Huelva y director de Eficiencia Energética de Agbar, Antonio Navarro, quien reconoce que "había un excesivo número de fugas en la red", un problema que en estos momentos "se ha corregido": en algunos casos sustituyendo las tuberías y, en la mayor parte de las ocasiones, "poniendo en la red la presión necesaria". Y es que, tal y como explica el responsable, las tuberías que se pusieron hace 25 o 30 años funcionaban bien, si bien con el paso del tiempo se han deteriorado hasta romperse al no haber sido renovadas.

La regulación de las presiones se lleva a cabo de manera automatizada a través de la telegestión: un sistema que se autosugestiona. De esta forma, cuando en un barrio se necesita una presión determinada, el sistema se encarga de suministrarlo directamente. Navarro explica que esto ha permitido que el promedio de roturas (la mayoría ocurrían por la noche, porque al haber menos consumo la presión sube) haya variado de forma significativa, lo que ha provocado que el servicio gane en calidad, ya que tener que cortar de forma permanente las calles debido a las roturas, con el consecuente daño a los comercios y viviendas de la zona afectada, generaba constantes pérdidas económicas. Ahora, sin embargo, se han reducido "en más de la mitad" estos gastos por la reparación de averías.

La integración del telemando (se observa lo que ocurre y desde la distancia se puede actuar) para pasar a la telegestión (automatización del sistema), que es el último nivel, es en estos momentos el objetivo estrella de la empresa.

"Aquí existían cuatro telemandos totalmente independientes, cada uno con su sistema aparte -la ETAP por un lado, el tratamiento por otro, los bombeos de agua residuales y la sectorización- y estamos trabajando para integrarlos todos en el mismo sistema: misma pantalla y mismo operador, todo interconectado", explica el responsable.

Esto permitirá conocer desde una única pantalla qué está pasando en la red de distribución, en los pozos de bombeo, en las estaciones de tratamiento y la depuración. Y, sobre todo, controlarlo todo desde la oficina, maniobrando desde un ordenador. Aunque esto es algo que ya se está haciendo, la idea es crear "un centro de control bien diseñado y moderno", en el que haya una serie de paneles en los que se vea todo: la redistribución, el embalse, la depuradora, el tiempo, la evolución de la lluvia o cómo vienen las nubes.

Aguas de Huelva pretende que esta iniciativa se desarrolle a lo largo de este año y esté lista para finales del mismo. El centro se ubicará en un despacho de la sede central y requerirá más de 200.000 euros de inversión. El proyecto está en estos momentos en fase de estudio.

A modo de balance, Navarro asegura que cuando Aquagest asumió la gestión de Aguas de Huelva la población contaba con "un servicio bien atendido" y con "una calidad del agua importante y un servicio continuo". Sin embargo, consciente de que "las cosas se pueden hacer igual de bien pero con más eficacia" -ofrecer la misma calidad y prestación de servicios pero optimizando los recursos- ha encaminado su tarea a retos como el del centro de operaciones, un proyecto que persigue que el servicio de Aguas de Huelva se pueda situar en un breve plazo como "un referente a nivel andaluz y nacional".