El recuerdo de vecinos insignes, queridos y volcados en Huelva; de lugares que fueron y ya no están y de un barrio completamente cambiado forman parte indisoluble de las fiestas de San Sebastián. Ayer, una jornada antes del día del Patrón de Huelva, el Ayuntamiento cumplió con esos ritos con varios actos llenos de nostalgia: la rotulación de la Plaza Lino, la inauguración de un azulejo en recuerdo a la taberna La Jangarilla y la exaltación de las fiestas.

La antigua Plaza de San José pasa a recordar desde ayer al quiosquero más conocido de la zona, muy querido por los vecinos y ya fallecido. Lo hace adoptando de forma oficial el nombre oficioso por el que ya era conocida, Plaza Lino, después de que el pasado año se concediera esta distinción. Situada en la calle San José, la plaza rinde un merecido homenaje a "un onubense cabal, alegre, trabajador; una gran persona querida y admirada por sus vecinos", destacó el alcalde, Pedro Rodríguez. "Supo ganarse con su sencillez el cariño de todos: adultos y pequeños, que se acercaban a su quiosco a comprar y para todos ellos siempre tenía un gesto amable, una palabra agradable".

La concesión de calles a personas de Huelva, recordó el alcalde, "constituye un acto de onubensismo, un reconocimiento a personas que han servido a Huelva con ilusión y devoción, como Lino. Por eso, la Plaza San José cambia de nombre para dedicársela a su más entrañable inquilino: un hombre sencillo, pero grande de corazón, una persona muy querida en todo el centro, como lo demuestran las miles de firmas recogidas por los ciudadanos para que Lino tuviera su plaza".

La taberna La Jangarilla también forma parte de la memoria colectiva de la ciudad y desde ayer será recordada con más frecuencia tras la instalación de un azulejo en el lugar en el que estuvo ubicada, en la calle Pablo Rada. La iniciativa parte de la Asociación de Antiguos Vecinos del Barrio de San Sebastián, que reconoce así un establecimiento que anteriormente fue una casa en la que vivió el insigne marino Alonso Sánchez de Huelva, precursor del Nuevo Mundo y hombre que diese a Colón los planos que hicieron posible el Descubrimiento. Más tarde se convertiría en una taberna típica andaluza en la que se reunían el público y aficionados con los toreros, banderilleros, picadores, mozos de espadas y demás hombres del toro. Un lugar, resaltó Rodríguez, "cargado de historia, un rincón lleno de embrujo choquero que recuperamos para la ciudad con este merecido homenaje".

La exaltación a cargo de Diego Lopa Garrocho dio el pistoletazo de salida real a las fiestas. Desde la Ermita de la Soledad, el autor del alabado volumen Las Caras de Huelva ensalzó el barrio de San Sebastián y sus fiestas. Tras el discurso de Lopa, la Banda Sinfónica Municipal de Huelva ofreció un concierto en la propia ermita.

Más tarde, la festividad fue inaugurada oficialmente con la apertura de la carpa instalada en la Plaza de La Soledad a cargo del alcalde. Asimismo, se abrió al público una interesante exposición fotográfica titulada Miscelánea del Barrio, en la que se muestran imágenes antiguas de uno de los barrios más antiguos de Huelva.