Albert Boadella. Director teatral

"Me he quedado corto al llamar gilipollas a los del Partido Antitaurino"

  • El director de Els Joglars asegura que se ha cambiado de Ciudatans a UPyD por ser éste un partido más nacional y haberse cortado su relación con Cataluña.

-¿Por qué se ha pasado de Ciutadans a UPyD?

-Viene a ser un poco lo mismo pero Ciutadans es un partido estrictamente catalán y mi relación con Cataluña se ha cortado totalmente. UPyD es un partido nacional muy preocupado precisamente por la cuestión territorial: cree que la igualdad entre los españoles es algo innegociable. El hecho de que existan autonomías que hacen lo que les da la gana -digamos que es el caso de Cataluña y los vascos-, rompe los principios de igualdad entre los españoles.

-¿Tan malo es el nacionalismo?

-El nacionalismo es una actitud primaria del hombre. El individuo en estado primario es sectario, es tribal. Y esta especie de nostalgia tribal que representa el nacionalismo es una actitud primaria. A las personas con una actitud abierta frente al conjunto de los humanos, las razas y lenguas -y sobre todo sin miedo en la vida- el nacionalismo se les hace claustrofóbico. El nacionalismo es una actitud, en el fondo, de miedo. Cerrar la propia tribu es como querer que la propia tribu sea la más inteligente, la mejor, la que tiene rasgos diferenciales únicos. Y por suerte esto no es así; tenemos la suerte de que tenemos que convivir en común con cantidad de razas y gente diversa y no es el momento de colocar barreras o fronteras.

-¿Por qué se muestra tan preocupado por la igualdad en la nación?

-Entiendo que nosotros no tenemos que reivindicar la misma igualdad con los franceses a pesar de que ahora pertenecemos a la Unión Europea. Pero entre los españoles sí, lo que sucede con estos territorios es intolerable. Una de dos: o que se mantenga la igualdad o que se marchen, que también sería una posibilidad. Pero que no den más la lata, vamos.

-¿Le gusta la Unión Europea?

-Creo que en el menor tiempo posible tiene que convertirse en los EE.UU de Europa. Si esto no se hace va a ser muy difícil aguantar a la UE como está sucediendo en este momento. La UE tiene que tener unas formas de autoridad sobre las economías, sobre el conjunto de los países que la forman sin que haya ninguna coacción a la libertad individual. Pero, sin duda alguna, nosotros tenemos que convertirnos en los EE.UU de Europa. Un día existirán los EE.UU de Asia y, con el tiempo, del mundo.

-En Andalucía el nacionalismo es casi anecdótico.

-Ser nacionalista en Andalucía casi no es posible. Como carácter, el andaluz es el más antinacionalista que existe por esa mirada abierta e incluso irónica que tienen los andaluces, con un sentido del humor sobre ellos mismos. El sentido del humor es lo más antisectario que hay, las personas con sentido del humor son las que saben reírse de ellas mismas y en eso los andaluces son maestros.

-¿Qué le ata a esta tierra?

-Tengo muchos nexos con Andalucía. Por ejemplo, muy a menudo voy a Sevilla, soy un gran fan de la Semana Santa y los toros y conozco a muchos andaluces. He estado a punto de vivir en Andalucía pero me costaría mucho adaptarme al calor. Admiro la belleza, la forma de ser de una región en la que el arte es un elemento importante. Es la zona del territorio español en la que el arte es más importante. Ya sea el cante, la forma de los propios ritos, la forma de los pueblos, cómo la gente cuida determinadas cosas... Hay un sentido artístico que lógicamente a cualquier artista le tiene que seducir, como me puede seducir Italia.

-Los toros no están en su mejor momento.

-Pasarán momentos difíciles porque estamos en una sociedad en la que cada vez se produce un mayor rechazo a cualquier forma de tocar a un animal. Hay una idea de los animales absolutamente equívoca, dándoles casi una condición humana. Se habla de los sentimientos de los animales, de sus derechos. Pero ¿cómo se puede hablar de los derechos de los animales? No tienen derechos, es otro mundo distinto. Es como hablar de los derechos de los árboles. Es una absurdidad total pero ha ido ganando terreno, hay partidos animalistas que tienen una cantidad de votos importantes y eso para los toros va a ser un escollo importante.

-Precisamente en la red hay una gran polémica por las palabras que ha dedicado recientemente a los votantes del Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal.

-Dije que frente a una situación en la cual hay millones de personas que lo pasan tan mal y cuando España pasa un momento tan duro a mi me parecía que al haber un partido que había conseguido 101.557 votos -y lo dije con humor- se demuestra que en España hay 101.557 gilipollas. El hombre tiene que proteger la naturaleza y los animales pero de aquí a montar toda una especie de campaña inquisitorial, que es la que monta este partido... Y se da un hecho muy curioso: esta gente es enormemente violenta. Son los que más me han insultado en la vida. Y hay que pensar que en Francia los antitaurinos son un grupo controlado por la Policía porque se dice que tienen tendencias terroristas. Se da esa paradoja de que esta gente que debía ser precisamente la más pacífica y dulce estos días me han insultado y me han echado hasta amenazas de muerte en la web de Els Joglars, diciendo que me pegarían un tiro. Por lo tanto, creo que me he quedado corto diciéndoles gilipollas.

-Hablando de inquisición. ¿Qué opina de Teddy Bautista?

-Hay que vigilar un poco esta polémica porque en España tenemos tendencia a condenar y poner en el banquillo a la gente antes que los propios tribunales. Hay que andarse con cuidado y yo mantengo por encima de todo la presunción de inocencia hasta que no esté comprobado lo que haya podido hacer Teddy Bautista. Sin duda alguna, eso sí que creo que él me lo reconocería, con los años tomó unas atribuciones y una dimensión que yo veo excesiva para alguien que dirige una sociedad de autores que yo creo que a lo que tiene que dedicarse es a proteger estrictamente a los autores y a que ellos reciban su participación en las mejores condiciones posibles y cuanto más rápido, mejor. Creo que él tuvo unas ambiciones que habría hecho mejor en desarrollarlas en el mundo de la política. Desarrollarlas dentro de la SGAE ha dado lugar a actitudes y situaciones que evidentemente no son propias de una sociedad de autores. En cuento a los posibles delitos, me mantengo prudente.

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