La fotografía, el mejor medio para expresar ideas o sentimientos. Así es como define María Luna Huerta el trabajo que realiza desde que comenzó a descubrir el mundo fotográfico a finales de 2007, cuando su padre le regaló su primera cámara réflex.

Se inspira "en la música, en lo que le pasa, en lo que no le pasa o en la labor de otros compañeros", asegura. Se identifica y se siente cómoda con el autorretrato, aunque también le gusta captar a otras personas, le apasiona coger y plasmar cualquier idea o emoción que pueda surgir en un momento determinado. Una imagen dice más que mil palabras.

Sus historias van cambiando, evolucionando y poco a poco madurando.

Sus ganas de crear es lo que más le anima a indagar en este arte. Lleva muy poco tiempo en este mundo, pero su currículum no deja de crecer.

Esta artista onubense exhibió durante el verano en el restaurante La Kaló, en el Portil, una de sus colecciones. Se trató de la muestra Historias fugaces, una serie de autorretratos llenos de luz e intensidad. Su último paso por La Rioja, lugar donde disfrutó de la beca Movilidad creativa, le estimula a proseguir con este largo camino lleno de color, imaginación e innovación.