Huelva

El limbo de la Casa de la Chanca

  • Los inquilinos del edificio histórico viven con incertidumbre el debate sobre la opción de que el inmueble en vías de derribo se declare Bien de Interés Cultural (BIC), como pide la Universidad

Nos detenemos en ese único reducto bullicioso de la ciudad fantasma del mercado, los comercios supervivientes que alberga hoy la antigua Casa de la Chanca junto a los tenderetes de venta ambulante, el tipismo de mimbres y adoquines. Primera parada, esquina de la calle Barcelona con Duque de la Victoria, el tacto de un siglo en el mármol de los veladores del Café Central: "Nuestro bisabuelo Manuel Martínez Leiva, que vino del Puerto de Santa María, abrió este café un año después de lo del Titanic y aquí estamos, adaptándonos como los dinosaurios, resistiendo incluso al derribo del mercado. Nos alegra que la Universidad defienda ahora el valor histórico de este edificio", cuenta Gonzalo Martínez Bienzoba que, con su hermano Manuel, lleva el establecimiento más veterano de cuantos subsisten en el inmueble y, reivindican, "el bar más antiguo de toda la ciudad".

"Esto -apunta Manuel- tiene detrás cuatro generaciones y en su época era un bar de postín, de camareros con pajarita, buenas reuniones, tertulias taurinas y, cuando el Litri toreaba fuera y ganaba un trofeo, aquí era el primer sitio al que llegaba la noticia por telegrama, porque venía mucho al bar un practicante que era muy allegado a la familia de los Litri".

Siempre intuyeron en el Café Central la antigüedad del edificio que comparten con otra decena de inquilinos, una casa en la que -según la hipótesis de la Universidad- hace 300 años se salaban y comercializaban los atunes capturados de la Almadraba del Terrón, cuando la pequeña playa de Los Barridos, a la que se llegaba por el estero de Las Metas, llegaba hasta el solar de la plaza de abastos. "Cuando tiraron el mercado el año pasado -recuerdan-, la gente trató ese acontecimiento como si fuera el coliseo romano, haciendo fotos y llevándose ladrillos. Esto es mucho más antiguo [señalan los techos de bovedilla con vigas de madera de rija, los arcos de medio punto…) y nadie, salvo ahora la Universidad, le había prestado su debida atención y ha reconocido su valor".

En este tránsito se ha abierto un debate ciudadano en torno al enésimo caso de patrimonio en peligro de extinción. El catalizador ha sido un grupo de profesores de la Onubense, que quieren frenar la demolición prevista por el Ayuntamiento sine die, cuando la crisis despeje el camino al sector inmobiliario y pueda construirse en la zona la Plaza Mayor porticada, con un nuevo perímetro de edificación, viviendas, locales comerciales y parking subterráneo. Así consta en el llamado Plan Especial de Reforma Interior (PERI) Mercado del Carmen.

En este punto de fuga, irrumpe la campaña que ha puesto en marcha la Universidad, encomendando a un equipo de investigadores el expediente para instar a la Junta de Andalucía a que declare BIC (Bien de Interés Cultural) lo que fuera la antigua Casa de la Chanca, que mandaron construir los duques de Medina Sidonia hacia finales del siglo XVII, principios del XVIII. En su visita a la capital onubense esta semana, el consejero de Cultura, Paulino Plata, ya mostró su predisposición a la protección integral de este patrimonio, lo que -en caso de materializarse en los trámites pertinentes- conllevaría la modificación del planeamiento urbanístico por parte del Consistorio. En la casa de la Gran Vía apuntan que "estudiarán las posibilidades que puedan abrirse" en el caso de que este grupo de investigadores de la UHU "demuestre su valor patrimonial", ya que la ficha catastral a la que se remite el Consistorio fecha la construcción del inmueble en 1910.

Entre el revulsivo de las noticias y los conflictos que se llevan arrastrando desde hace más de una década con esta operación urbanística, los inquilinos se acostumbran ya al escepticismo. "A estas alturas, hasta que no veamos las cosas, no nos las creemos", apunta José Manuel Moreno Vidal desde la cuchillería de Aquilino Vidal, establecimiento que data de 1940.

Por otra parte, al dueño del inmueble, con el que igualmente se ha puesto en contacto este periódico -prefiere mantener su anonimato-, le sorprende que todavía la UHU no haya tratado de contactar con él como titular del edificio. "Si ya teníamos incertidumbre, más tenemos ahora que se está planteando este asunto del BIC, porque no sabemos lo que conllevaría y si nos convendría después de tantos años de litigio con el Ayuntamiento por el conflicto sobre el PERI del Mercado del Carmen, que en estos momentos está en el Tribunal Supremo, de segundas". Y es que los propietarios de las fincas afectadas por la operación mantienen desde hace una década un pulso judicial para llegar a un acuerdo sobre el sistema de gestión del plan y sus criterios económicos.

En lo que concierne a la antigua Casa de la Chanca, que el mencionado PERI califica como "fuera de ordenación", actualmente alberga a once inquilinos que mantienen vigente su contrato con este propietario. El edificio cuenta con una superficie de 700 metros cuadrados en dos plantas, distribuidos entre siete comercios, un patio y, en la planta superior, unas antiguas viviendas que están siendo usadas como almacén, un gabinete de estética y el local de lo que hasta el mes pasado fue una clínica dental.

Junto al Café Central, uno de los negocios con más solera es la mítica cuchillería-ferretería de Aquilino, mencionado líneas arriba, uno de los comercios emblemáticos que, por convenio entre la FOE (Federación Onubense de Empresarios) y el Ayuntamiento, tendrá preferencia en el acceso a los futuros locales de la Plaza Mayor. "Me parecería bien que declararan BIC el edificio -sostiene José Manuel Moreno-, si lo restauraran y nos dieran la opción de quedarnos aquí". Precisamente, justo antes de que saltara la noticia de que la Universidad está promoviendo esta declaración, este comerciante tenía previsto solicitar junto a algunos de sus vecinos, una reunión con los responsables municipales, celebradas ya las elecciones y revalidado el Gobierno de los periquistas, para que se aclarara el futuro, al menos, a cuatro años vista, lo que dure el mandato. Este punto de giro mantiene en ascuas a los inquilinos, que tendrán que esperar ahora a que se redefinan los posicionamientos de las Administraciones competentes.

En la fachada que asoma a la calle Duque de la Victoria, Adolfo Ramírez, del bazar Decano, otro de los comercios veteranos, "de la época del mercado", considera que "la idea de la Universidad me convence más que lo que quiere hacer el Ayuntamiento, ya que el patrimonio histórico de Huelva es escasísimo porque se ha destruido todo. Claro está que tendrían que rehabilitar esta casa para museo o lo que planteen, porque dejarla como está no tendría sentido. Al menos todo este debate nos ha dado un poco de vida mientras se deciden, porque ya llevamos muchos años sin saber qué va a pasar con nosotros".

El tipismo de este paso que va hacia la calle Bocas lo ponen también las flores y los carros de Plásticos Duque, Ildefonso Prieto, defiende que sería lógico que derribaran la antigua Casa de la Chanca "si estuviera en ruinas, pero no es el caso. Lo que pasa es que en esta ciudad no se respeta lo antigüo, como hicieron con el mercado, que tanto gustaba a la gente que venía de fuera".

Queda en la retina una instantánea del momento en el que el Mercado del Carmen vio volar sus 144 años de historia. Un espontáneo, días antes de que la piqueta escribiera este obituario hace poco más de un año, dejó el mensaje terminal de los que defendieron en los foros de Internet la permanencia de esta seña de identidad onubense, el graffiti en el muro albero, Adiós, estómago de Güerva... Y se fue, con el tiempo dentro.

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