El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ha defendido la política económica del Gobierno y ha asegurado que si gobernara la derecha en España no sólo habría una crisis económica a nivel global, "sino una crisis social, con muchos desgarros y mucha gente tirada y abandonada en la cuneta".

En su intervención en la conferencia internacional Hacia un nuevo pacto global, organizada por la Fundación Ideas y el Center for American Progress, Blanco ha añadido que las medidas del Ejecutivo para hacer frente a la crisis y "no dejar a nadie en la cuneta", pasarán "factura" al PP y serán la "principal fortaleza" del PSOE para volver a ganar las elecciones generales de 2012.

"No retrocederemos ni un milímetro en la defensa de las conquistas sociales, por muy fuertes que sean las presiones, vengan de donde vengan", ha aseverado Blanco, quien ha insistido en que el PSOE sigue "apostando por el valor de lo público" para salir de la crisis. Así, ha recalcado que, mientras el PSOE se esfuerza en construir "una España nueva, más moderna y sostenible", donde "la innovación sustituya al ladrillo", "la derecha quiere arreglar el paro creado por la burbuja inmobiliaria con otra burbuja inmobiliaria".

Blanco se ha referido a lo que ha supuesto para los progresistas de todo el mundo la elección del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y ha dicho que "ha sido un soplo de aire fresco" y que "la vuelta del multilateralismo y la revalorización de lo público tienen su origen en su liderazgo". El dirigente socialista ha recalcado que su partido aspira a que España sea para Estados Unidos "algo más" que un aliado estratégico o un socio comercial, y quiere "proyectos comunes y alianzas fuertes". Asimismo, ha recordado que esa cooperación puede ser beneficiosa a otros niveles, porque España "es un país líder en la extensión de derechos civiles y sociales, y va a serlo en la transición hacia economías sostenibles".

Blanco ha comparado las campañas electorales que llevaron al poder a Barack Obama, el pasado año, y a José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, y ha asegurado que, en ambos casos, los progresistas acudían a las urnas "liderados por candidatos jóvenes" que pertenecían a "una nueva generación" y ofrecían "una fuerte imagen de cambio". Ha añadido que "la frescura de la apuesta" que ofrecían iba más allá de sus programas de gobierno, porque ambos propusieron al electorado "un cambio en la forma de hacer política" que "elevó enormemente las expectativas de la ciudadanía" tras sus victorias.

Siguiendo con la comparación entre ambos países, se ha referido a la actitud de la derecha, y ha dicho que en EEUU "ha adoptado una posición muy virulenta y agresiva con el nuevo Gobierno" como reacción a la reforma sanitaria que propone Obama. A su juicio, "es exactamente la misma actitud que mantuvo la derecha en España tras ganar el PSOE en 2004, y la que sigue manteniendo cuando estamos a punto de entrar en 2010".