Rafael Sánchez Saus. Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz

"El medievo pone las bases del mundo en que vivimos"

  • Considerado un reputado especialista en la nobleza medieval, en los espacios atlánticos y en la frontera de Granada, acaba de ser premiado por su estudio 'La Sevilla de Doña Guiomar Manuel'.

Rafael Sánchez Saus, doctor en Historia por la Universidad Complutense, es actualmente catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Cádiz. Durante dos años, entre 2009 y 2011, fue rector de la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Articulista del Grupo Joly, Sánchez Saus está considerado, como investigador, un reputado especialista en la nobleza medieval, en los espacios atlánticos y en la frontera de Granada. Ahora, acaba de ganar el III Premio de Investigación de la Real Maestranza de Caballería y la Real Academia de las Buenas Letras por su estudio La Sevilla de Doña Guiomar Manuel.

-¿En qué se ha centrado su investigación sobre doña Guiomar Manuel?

-Es un estudio sobre la vida de esta mujer sevillana, excepcional, pero también sobre su contexto vital, no sólo su familia sino el medio social en el que se desenvolvió, para que nos ayude a comprender una figura tan novedosa, tan singular, de la que no hay precedente en la época.

-¿De qué fecha hablamos?

-Esta señora vive, aproximadamente, entre 1350 o 60 y 1426, que es cuando muere. Pero no es una persona que yo haya descubierto, es conocida en la historia de Sevilla aunque lleva un tiempo largo de cierto oscurecimiento, que se ha perdido un poco su huella.

-¿Estamos ante un redescubrimiento de su figura?

-Bueno, pues hasta cierto punto sí. Sobre todo lo que aporta este estudio es completar lo que sabíamos de esta mujer, de la que había muchos elementos de tipo legendario que no respondían a la realidad.

-El jurado del premio dijo  que fue una mujer adelantada de su tiempo.

-Era una mujer muy rica, lo era por su familia y también por su propia actividad. Cuando se queda viuda, sabemos que gestiona directamente su patrimonio, lo que no es una excepción en la época porque las mujeres fueron mucho más activas de lo que a veces se piensa. Es una persona muy rica que a partir de un determinado momento, en torno a 1410, ya viuda, decide dedicar buena parte de su fortuna a beneficiar no solamente, que también lo hace, a la Iglesia y a los pobres, sino que realiza obras que tienen por objeto al conjunto de la comunidad, a Sevilla como ciudad. Hace obras públicas en las que compromete su patrimonio y su influencia.

-¿Una benefactora?

-Exactamente, ese es el término: una benefactora pero del conjunto de la ciudad. Entonces eso, en esa época, en España no lo hacía nadie. Es la primera que con su propio patrimonio arregla calles en Sevilla y las pavimenta. Y consigue por influencias que el rey le ceda una parte del agua que entraba en la ciudad para llevarla a la cárcel pública. Ella vive cerca y llega a oír los padecimientos e incluso los alaridos de los presos, en verano sobre todo. Y todo eso dice que no sólo lo hace "por amor de Dios sino por honra de la ciudad de Sevilla".

-Usted es catedrático de Historia Medieval: ¿que el medievo se identifique con oscurantismo es un tópico? Arroje un poco de luz.

-El medievo, lo primero, es muy largo y hay épocas muy duras y otras en la que estamos hablando de una civilización extraordinariamente brillante y que pone todos los fundamentos, las bases, del mundo en que vivimos. Así de simple. Por ejemplo, en la segunda mitad del XIV y desde principios del XV en Sevilla y en toda Andalucía hay un periodo de recuperación progresiva que nos explica que Sevilla y toda Andalucía está preparada para asumir lo que llega con el Descubrimiento.

-Me dice que en el medievo se pusieron las bases de nuestra época: generalmente se atribuye a la Revolución Francesa.

-Bueno, los valores de la Revolución Francesa son novedosos en su formulación, pero naturalmente también tienen sus fundamentos que vienen de más atrás.

-¿Hay un bagaje anterior?

-Claro, del legado medieval. En cuanto a la configuración de la civilización occidental, está todo ahí. No hay después de la Edad Media ningún tipo de ruptura de civilización que haya supuesto un nuevo comienzo para el mundo en que vivimos, el occidental. Todo arranca de ahí.

-¿Pero le hubiera gustado vivir en el medievo?

-Pues… no llega a tanto el entusiasmo por lo medieval (ríe). Me hubiese gustado tener una ventana a ese mundo, eso sí, pero tanto ya como vivir probablemente no porque creo que cualquier persona, incluso las que hoy en día están en situaciones más difíciles, tiene posibilidades en su vida que no hubieran soñado ni siquiera los más elevados de aquella época.

-Dígame una película y un libro que a su juicio retrate  casi a la perfección a la Edad Media. Que nos permita decir: esto era así.

-Película… la verdad es que me costaría decir alguna…

-No sé si El nombre de la rosa...

-No, no creo que reflejen especialmente cómo podría ser aquel mundo. Yo no he encontrado ninguna película en la que me haya sentido más o menos en el mundo que he podido conocer a través de la documentación y el estudio. Y en cuanto a libros, Los reyes malditos, del francés Maurice Druon, un conjunto de cinco o seis novelas que es un fresco sobre la Francia del siglo XIV, que está maravillosamente escrita y que es poderosísima, una trama de una fuerza extraordinaria. Y, francamente, como película…

-Hay muchas películas, ¿pero quizás son parciales, abordan sólo un aspecto?

-No, y además en la propia ambientación fallan en muchos aspectos.

-Incluso la serie de televisión Isabel ha tenido errores de ambientación, en concreto con Cádiz.

-Sí, pero esta serie está muy correctamente hecha. La verdad es que yo se la recomiendo a mis alumnos. Me parece una serie muy dignamente hecha, y el guión está muy bien. Sobre todo en la figura de la reina.

-¿Cómo funciona el binomio universidad e investigación?

-Tenemos que distinguir entre la investigación experimental y tecnológica, donde creo que la universidad, muy en contacto con la demanda social, está haciendo un enorme esfuerzo, sobre todo con las empresas. La propia Universidad de Cádiz en eso destaca. Y otra cosa es la investigación en humanidades, en la que creo que como consecuencia de la falta de interés social hacia estas disciplinas, también en la misma Universidad hay un cierto desfallecimiento. Lo vemos en que nuestras propias autoridades académicas, cuando no son humanistas, y generalmente no lo son, lo tienden a considerar una cosa decorativa por la que verdaderamente no existe un interés grande.

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