Provincia

Larga fue la espera

  • Los almonteños saltaron la reja a las 02:50 para dar comienzo a la procesión de la Virgen del Rocío en la que visita cada una de las hermandades filiales

Eran las 02:50 cuando comenzó el vuelo de la Blanca Paloma. Los almonteños habían saltado de reja para llevar en procesión por la aldea a su Patrona, la Virgen del Rocío. Lo hicieron prácticamente a la misma hora que en 2009, una vez que el Simpecado asomó por la puerta del santuario, tras el rezo del rosario, y después de permanecer en el interior del templo unas tres horas.

A las 00:00 un grupo de almonteños ya se aferran a la reja para ser los primeros en asir las andas y los varales del paso de la Reina de las Marismas, que lucía el traje de los Apóstoles. Al mismo tiempo también decenas de romeros iban llegando a la iglesia para experimentar en primera persona cada una de las emociones y sensaciones que se producen durante salto.

En el exterior se celebraba el rosario. El acto siguió las mismas directrices de los últimos años, cuando se introdujo la recuperación del recorrido tradicional que se realiza antes de la salida de la Virgen y para el que  las hermandades se concentraban en la Plaza de Doñana, donde realizaban el rezo todas juntas.

Así, este año las hermandades filiales se congregaron de nuevo en esta plaza y, una vez que estuvieron todas allí y llegó la Matriz, salieron por orden de antigüedad pero a la inversa (primero la más nueva) para hacer el mismo recorrido que realizaron el sábado en la presentación y pasar por delante del santuario. 

La calma reinó en el templo hasta las 02:00, momento en que comenzaron a registrarse los primeros intentos por parte de los almonteños más jóvenes, aunque los más veteranos se encargaron de disuadir sus intenciones. Sin embargo, el ambiente se fue caldeando conforme pasaron los minutos y las ansias por iniciar la procesión fueron  creciendo, mientras se sucedían  los vivas y los aplausos. Para entonces ya era casi imposible retener a los más impacientes.

La aparición del Simpecado de la Hermandad Matriz por la puerta del santuario desató el entusiasmo de las miles de personas congregadas en su interior que, con sus palmas y gritos, animaron a los almonteños. Como ocurrió en otros años ni siquiera se esperó a que el Estandarte alcanzará el altar. De nuevo se precipitó el momento del salto que, según marca la tradición debe de producirse cuando despunte el alba. Aunque éste  no tiene una hora fija, últimamente se produce entre las 03:00 y las 04:00.

Los primeros en saltar fueron  aquéllos que se habían situado en la parte de la derecha del presbiterio. A éstos les siguió el resto. Unos poco alcanzaron como pudieron el paso de la Virgen, mientras que los otros tuvieron que permanecer en el exterior del presbiterio.

Fue en ese momento cuando se procedió a la apertura de la puerta de la reja y decenas de almonteños accedieron al paso, donde se encontraba desde que hace algo más de una semana bajaron a la Virgen del lugar que ocupa en el  altar de la ermita.

Instantes después, la  descendieron del altar hasta la planta central del templo marismeño entre palmas y vítores de todos los presentes, viviéndose algunos de los momentos más complicados de la salida. Este año la altura del altar ha supuesto una dificultad añadida para los almonteños que han tenido que levantar más el paso que en otras ocasiones para bajarlo.

Una vez en la nave central del santuario, la Virgen se fue abriendo paso entre el tumulto de fieles que no querían perderse ningún un detalle y vivir los más cerca posible la salida de la Patrona de Almonte a la calle. Entre el gentío, el paso apenas si podía avanzar y poco a poco se fue inclinando hacia la derecha por lo que los almonteños decidieron depositarlo en el suelo. Apenas si estuvo unos segundos así: justo el tiempo que repusieron fuerzas y se organizaron. Después volvieron a colocarlo sobre sus hombros y llevarlo hasta la puerta. 

Con todo, sólo unos 10 minutos después, la Virgen del Rocío salía a la explanada, ante la emotiva y atenta mirada de miles de personas que se habían dado cita delante y en los alrededores del templo, mientras se sucedían de nuevo los vivas y los aplausos de júbilos porque iba a comenzar el recorrido por cada una de las hermandades filiales.

Más de media hora estuvo la Señora en la explanada  antes de comenzar el recorrido y visitar a las filiales. Para entonces la brisa de las marismas aportaba frescor a los almonteños que seguían empapados en sudor por el esfuerzo realizado.  Así, la Virgen del Rocío inició la procesión portada a hombros y visitó los Simpecados de cada hermandades filiales, de forma que cuando el paso llega hasta el Estandarte el cura párroco le reza una salve y la imagen se desplaza hacia otra hermandad.

El recorrido de la Virgen fue el tradicional, en el casco antiguo del Rocío, de forma que las hermandades que tienen su sede en el mismo reciben a la Patrona almonteña en su propia casa y el resto se acercan con su Simpecado al recorrido de la procesión.

La primera hermandad que visitó la Reina de la Marismas fue la de Huévar, que tiene su sede muy cerca de la iglesia, y la última hermandad la de Almonte. La duración de la procesión suele ser de entre diez y  doce horas, tras las cuales, y una vez que la visita a la Hermandad Matriz, regresa al santuario y a su altar y se reza una salve de despedida.

Con motivo del salto a la reja, en el exterior del templo, se implantó un dispositivo para atender las  emergencias. Ayer numerosas hermandades, alrededor de una treintena, emprendían el camino de vuelta por las provincias de Cádiz y Sevilla hasta llegar a sus respectivos municipios. Hoy lo harán el resto, entre ellas las onubenses. Este año por primera vez Huelva y Emigrantes pernoctarán a menos de medio kilómetro.

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