Huelva

Los rocieros hacen frente a la crisis cantando y bailando

  • Las 25 filiales onubenses están reunidas en la aldea para venerar, un año más, a la Virgen almonteña

El rociero siempre deja las penas atrás cuando se trata de disfrutar de la romería almonteña. Pero este año más que nunca se vive así en la aldea de El Rocío, donde ha llegado una avalancha de peregrinos que han decidido dejar la crisis aparcada en casa. Pocas hermandades onubenses han echado de menos a los rocieros de siempre, incluso algunas como la de Palos de la Frontera se ha encontrado con que este año han peregrinado hasta el doble de personas. La hermana mayor, Charo Benítez, explica que cada siete años, más o menos, el Rocío coincide a finales de mayo o principios de junio cuando la campaña fresera ya está terminada por lo que los trabajadores tienen las manos libres para disfrutar plenamente de la romería.

Un argumento bien distinto utiliza el hermano mayor de la Matriz, Pedro Roldán, sobre la masiva asistencia en la aldea. Asegura que "la fe a la Virgen del Rocío puede más que la crisis y ayuda a los romeros a hacerle frente sin temor. El Rocío es imparable con crisis o sin crisis". Este almonteño que ha formado parte de la Junta Directiva de la Matriz asegura que la responsabilidad que este año ocupa "es una ilusión cumplida. La labor de la Junta es más protocolaria y esto es un gran honor sobre todo por el trabajo que se hace los 40 días previos a la romería visitando a las asociaciones y colectivos de Almonte".

El camino de Almonte es diferente al que hacen el resto de hermandades. Ellos, los anfitriones, no tienen carreta, su Simpecado es trasladado a caballo. Este año con la gran novedad de que el centenario Simpecado que ha acompañado al pueblo almonteño hasta su aldea ha sido sustituido por un nuevo, hecho en unos talleres sevillanos y que es una réplica exacta al anterior. Este Simpecado brillará con luz propia durante el resto de la romería junto al que tradicionalmente venía guiando a los almonteños hasta la Blanca Paloma.

Rocío, Rocío y más Rocío. Ese es el ambiente que se vive en las casas de hermandad. La romería tiene su ritmo: jolgorio, descanso y vuelta al jolgorio. Es lo que ocurría ayer en el amplio patio de la casa de Emigrantes. "Yo no veo crisis; aquí no existe o por lo menos yo no la veo", dijo ayer convencido el presidente Antonio García. Este añadió que la hermandad ha hecho uno de los caminos más bonitos que recuerda, así como la salida de la Hermandad de la capital. "Pocos años he visto yo a Huelva tan volcada con nosotros, hemos estado muy acompañados", apuntó. Del camino, comentó que los hermanos han acogido bien el cambio que se ha realizado este año dejando a un lado la subida de Cabezudos, aunque por la nueva ruta hay mucha más arena.

También la Hermandad de Lucena del Puerto ha introducido cambios significativos en la hoja de ruta del camino a la romería. Este año los hermanos han acampado una noche, de forma que recuperan una tradición que se dejó hace más de medio siglo. El hermano mayor, Manuel Jesús Molina, se siente doblemente orgulloso de haber asumido el cargo y de haber apoyado al presidente en su empeño de recuperar viejas tradiciones.

De hecho, las novedades no van a quedar ahí pues la Directiva de la Hermandad ha recibido ya el visto bueno de la Matriz para cambiar el próximo año su ruta y hacer un par de kilómetros más, además de seguir acampando una noche como tradicionalmente había hecho y como ya ha hecho este año.

La Hermandad de Isla Cristina con Juan Diego Anastasio como hermano mayor tuvo que improvisar una acampada en las puertas de Gato porque su lugar de pernocta no estaba en condiciones para quedarse. Anastasio ya en la aldea lo recuerda más como una anécdota, un tanto complicada, que como un mal trago pues finalmente todo se solucionó. Ya en el patio de la casa-hermandad con toda su familia lo ve como agua pasada.

Un camino algo accidentado fue el que tuvieron los romeros de Villarrasa al tener que evacuar a una de las peregrinas que cayó de un caballo y fue atropellada por un charré. La joven fue trasladada al hospital de la capital donde se le colocó una cédula y por la noche pudo regresar con la hermandad.

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