Salida desde huelva

¡Sálvame, Rocío sálvame!

  • Los ocho mil peregrinos de la Hermandad de Huelva consiguieron que se viviera una mañana de fiesta junto a la carreta de plata · La comitiva deberá llegar hoy a la aldea almonteña a las 20:30.

La última estrofa de la Salve marca el inicio del camino. Es la Salve de los rocieros de Huelva que ayer arroparon a Cinta Gómez, la hermana mayor que se emocionó con los vivas y el alma se le encogió cuando recibió en el patio de la casa de la hermandad el Simpecado verde de Huelva de manos del presidente Juan Ferrer, que le dijo: "Disfruta y devuélvelo como te lo entrego". Lo agarró con fuerza ayudada por su familia y sus amigos. Así llegó hasta al Plaza de Paco Toronjo, donde fue colocado en la carreta de plata.

Se escuchaba entonces las sevillanas en el toque del tamboril y la gaita. La Moni cantaba con su pandereta "Huelva brillaba, en El Rocío hermoso...". Llegaba entonces la primera ofrenda oficial, la del equipo municipal socialista y la entregaba Gabriel Cruz.

La hermana mayor rezó la Salve cuando el Simpecado estaba en su carreta de plata, hermosa este año con nueva corona y ese exorno floral magistral de Antonio Rivera. Le pidió a la Virgen que "nos proteja en el camino, que lleguemos bien" y se lanzaron los primeros vivas en la calle: "¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva la Blanca Paloma! ¡Viva la Reina de las Marismas! ¡Viva la Pastora Divina! ¡Viva la Hermandad de Huelva! ¡Y que viva la Madre de Dios!". Para tener con la respuesta "y que viva la hermana mayor".

"!Manu, vámonos¡" y todo comenzó a las 9:10. En ese tirón la música la pusieron las campanillas que estrenaba la carreta.

El primer punto de encuentro, de despedida de la Iglesia de Huelva a los romeros tuvo lugar en la parroquia de Nuestra Señora del Rocío, donde se llevó a los peregrinos el saludo del obispo de Huelva, José Vilaplana, que le deseaba lo mejor. "Para que os proteja en el camino y os bendiga siempre". Se cantó y se bailó y se arrancó por una de las avenida que no por amplia deja de arropar a los peregrinos de Huelva, todo lo contrario ofrece la oportunidad de ver esa comitiva tan inmensa que lleva 1.500 caballos y ocho mil personas. Es la que da la alegría a la mañana del Jueves de Rocío en Huelva y el cielo se desbordó en la avenida con una inmensa y bella petalada.

En este camino hubo parada a la altura de la parroquia del sagrado Corazón de Jesús, con ofrenda floral de la Hermandad de la Victoria, que despedía así a los peregrinos.

Así se adentraba hasta El Punto, donde aunque no entró la carreta del Simpecado, sí fue vuelta hacia el monumento de la Romería del Rocío. Era como un adelanto de ese tiempo soñado que empieza hoy en la aldea almonteña y que ha tenido como antesala este camino rociero por la ciudad hacia La Matilla y Gato. La Gran Vía era todo un palquillo de café en los veladores. Se podía andar con soltura por los soportales hasta llegar a las puertas del Ayuntamiento de Huelva, donde allí se recibe a los peregrinos y les saluda el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez. Algunas cositas se deberían refinar, más sevillanas y menos pasodoble con la Banda de Música. Bien el coro y emocionada la Salve. La petalada más breve, pero no por ello menos hermosa. Las cosas de la crisis que en esto también se nota. Deberían tener cuidado quienes suben al tejado del Ayuntamiento, muchos cuerpos al aire impulsando los pétalos de las flores. En los balcones, pues también puede lucir los reposteros de la ciudad. El Himno de Huelva sigue siendo Mi Huelva tiene una Ría y así se cantó y fue seguido por todos. Cientos de personas iban detrás del Simpecado, se podía ver por la gran vía como estaba abarrotada tras la carreta. Este año sin la cursi cinta azul a la muñeca de 'todo incluido'; pero sí se continúa buscando un orden, una seguridad y una moderación porque son miles de personas las que van detrás del Simpecado. Lo mejor, su alegría, sus cantes y palmas, que sólo pararon para la Salve que se rezó a las puertas de la iglesia de la Concepción. La comitiva discurrió con agilidad, pero se notaron grandes vacíos. Lo cierto es que se cumplieron los horarios y llegaron pronto hasta la Comandancia de Marina. Allí se le despidió con Salve Marinera y la sevillana de Manguara. El Simpecado se volvió en el Muelle de Río Tinto, donde otra vez la Moni de Huelva le cantó poniendo la nota de alegría. Mucha gente luego en los alrededores del estadio, era la primera parada para el refrigerio

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