Foro Joly · Luis de Guindos

"No soy un político puro"

  • No soy un político puro, y las críticas no me afectan mucho; además, me he sentido muy, muy, respaldado por el presidente del Gobierno, un hombre de una inteligencia que admiro, y que me ha prestado todo su apoyo".

"Llegamos a estar muy cerca de que nadie nos financiara a cualquier tipo de interés". "En el verano de 2012 nadie daba un duro por la economía española". Luis de Guindos habla del "doce", en referencia a 2012, como el año en que España estuvo al borde del precipicio, a unas horas de que el país fuese intervenido y su destino económico quedase en manos de la troika, la trinidad compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea: en definitiva, de los hombres de negro, tal como les acuñó su colega de Hacienda, Cristóbal Montoro. Luis de Guindos parece que se va, da esa impresión y poco empeño puso ayer, en el Foro Joly, en desmentir que él será el próximo presidente del Eurogrupo. Lo será, y por eso le tiene poco apego al cargo.

"No soy un político puro, y las críticas no me afectan mucho; además, me he sentido muy, muy, respaldado por el presidente del Gobierno, un hombre de una inteligencia que admiro, y que me ha prestado todo su apoyo". Sí, De Guindos, elogiado por la canciller Angela Merkel y proyectado hacia el cargo por ella, se marcha, esperará hasta que Holanda, que ostenta la presidencia del Eurogrupo, cumpla su mandato; entonces, dará el salto a uno de los puestos más importantes de la Unión Europea para convertirse en el político español de mayor rango internacional. Sus méritos: haber dirigido a la economía española durante el "doce", durante el año en que el país estuvo al borde de la intervención.

En 2015, España crecerá al 2% del PIB según las previsiones recogidas en el anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado. Atrás queda ese año en el que el déficit se situaba en el 9% y en el que el Gobierno tuvo que aprobar y buscar financiación para un plan de proveedores que era necesario para sacar al país de la ausencia de la liquidez. Mucho ha cambiado esto, y a De Guindos se le nota aliviado del trance y satisfecho de su trabajo. Aquellos 30.000 millones de euros con los que se pagó a los proveedores se pagaron al 5,5% de interés, mientras que hoy el tipo similar, el del bono a tres años, está al 1%. El de 10 años se sitúa al 2,15%, y la prima de riesgo -tan prepotente, entonces, y hoy casi desaparecida- se sitúa a 20 puntos por debajo de la italiana. También es un país diferente, con sus servicios sociales más degradados, casi ausente de inversiones y con una clase media más empobrecida por unos sueldos más bajos o en el desempleo.

Pero, como mantiene De Guindos, se evitó lo peor, y eso no sólo lo saben los más tecnócratas del Gobierno de Mariano Rajoy, sino los más políticos. Superado ese "match ball", esa pelota en la que se decidió el futuro de la España vencedora o derrotada, la dirección política del PP confía en que los beneficios de la recuperación se vayan notando en el conjunto de la economía y ello le lleve a una victoria en las generales de noviembre de 2015, o en febrero de 2016, si finalmente Rajoy decide prorrogar la legislatura hasta el extremo legal para dar más tiempo a este efecto. Por entonces, De Guindos ya estará en el Eurogrupo, habrá dejado como lo que definió como el Gobierno más reformista de la historia.

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