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Bendito sufrimiento (1-0)

  • Un gol de Caye Quintana permite al Decano seguir vivo en la lucha por la permanencia. El conjunto albiazul rompe una racha de trece jornadas consecutivas sin conocer la victoria.

El Recre no se rinde, Huelva tampoco. No baja los brazos y se niega a dejarse llevar por la corriente hacia el pozo. Lucha por seguir vivo, como lo hace su afición, a base de fe y casta para llegar hasta donde su fútbol a día de hoy no le alcanza. Si ayer fue capaz de vencer su primera final fue porque a fe, casta y por entrega muy pocos en esta categoría se le podrán equiparar. Con la cantidad de problemas vividos durante la temporada otro grupo se habría descompuesto. El albiazul dio ante el Racing otra lección de compromiso. Quien tenga la intención de enterrarlo antes de tiempo que espere sentado. El Decano no va a dejar de pelear. Es demasiado lo que se juega de aquí a junio. Ganará, perderá y empatará partidos pero la lucha no cesará mientras le quede oxígeno.

No era una final. Era mucho más. Vencer al Racing era seguir existiendo, mantenerse con opciones en la pelea, tener al menos la posibilidad de sufrir. Caer habría supuesto esperar durante un tercio de la Liga languideciendo lentamente y marchitarse con el paso de las jornadas. Era un choque vital. Había que sumar los tres puntos para agarrar a un rival y superarlo, para seguir a un partido de la salvación y para demostrarse a sí mismo que se puede y se pudo.

El credo de Pavón ha calado. Intensidad, presión y trabajo. Es el dogma impuesto por el onubense desde que se hizo cargo del equipo. Defensivamente había mejorado el Recre en las dos semanas previas, quizá ante el Lugo le faltó valentía para ir a por el partido tras el empate y pagó la timidez con la derrota. Ayer se jugó una bala de oro.

Respondió el Decano como lo hizo su grada. En circunstancias como la actual la sinergia creada entre la hinchada y los futbolistas cobran un valor esencial. No fue un gran partido, ni siquiera un partido regular. Fue más bien malo. Un choque agónico, tenso, con muchas imprecisiones y más voluntad que acierto, sufrido hasta el final y con todos los ingredientes de lo que espera al Nuevo Colombino hasta el final del campeonato. Sufrir, sufrir y seguir sufriendo, pero bendito sufrimiento si lleva el premio de la explosión final de júbilo.

Trece jornadas sin ganar son un mundo. La igualdad y la debilidad de los de abajo mantuvieron al Recre dentro de la pelea y sin desengancharse de la lucha. Ayer ganaron prácticamente todos sus rivales. No hacerlo habría sido catastrófico. Desde la visita del Albacete hasta el Racing hay 14 partidos. Un tercio completo del campeonato. El peor tramo en 125 años de historia.

Pavón se sobrepuso a la ausencia de Jesús Vázquez con el cambio lógico. Montoro retrasó su posición y Dani Molina regresó al once inicial. No le tiembla el pulso al onubense para tirar de la cantera. Para hacerlo de verdad. Junto al medio salió Domínguez. El de Punta fue de los más activos en una primera parte en la que los recreativistas llevaron el peso del juego y salieron enchufados. Al Racing el primer cuarto de hora se le atragantó. Luego pudo sacudirse el agobio y se defendió sin dificultad. Las aproximaciones recreativistas no tuvieron peligro.

Lo más peligroso fue un lanzamiento al larguero de Saúl a la media hora en una falta que no fue y tras una que sí fue al Recre. Elementos externos incontrolables. Dani Molina y Antón se desconectaron algo del juego y al Decano le costó mucho crear su poco fútbol.

Regresó mejor el Racing de vestuarios. Los cántabros asustaron algo a Rubén Gálvez e incluso disfrutaron de una clara oportunidad que el onubense desbarató con ayuda de sus defensores. La gasolina a los visitantes les duró para quince minutos más.

A la hora del encuentro quedó claro que el duelo se decantaría para quien marcase. No habría más. El Decano se aferró a su corazón para buscar la portería de Mario. Braulio firmó una segunda mitad notable. Le faltó el gol que rematase su actuación. Presionó, peleó y aportó algo de claridad de ideas al ataque. Con Caye Quintana y Núñez sobre el campo el Recre ganó en verticalidad, buscando aprovechar los espacios que el cansancio iba provocando. Pasaron los minutos sin el gol.

Incapaz de abrir la lata, le quedó el balón parado al Recre. Un córner desde la izquierda a cinco minutos fue letal. La sucesión de rechaces e imprecisiones con el meta Mario Fernández tirado en el suelo culminó en los pies de Caye Quintana, quien de volea lanzó al fondo de la portería para delirio de la grada y alivio del recreativismo. Hay vida. Aquí nadie se rinde.

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