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El CB Huelva tira de orgullo para ganar un partido épico

  • Victoria admirable en la tercera prórroga ante el Palma Aqua Magica

Admirable. Soberbio. El CB Huelva logró una victoria épica (94-89) ante el Palma Aqua Mágica después de resistir tres prórrogas con sólo cinco jugadores. Por eso, el grito unánime de los escogidos aficionados que estuvieron hasta el final de "campeones, campeones" estaba más que justificado.

Orgullo onubense. Eso es lo que debieron sentir los poco más de 800 aficionados que desafiaron a la lógica y asistieron a un partido que, lástima que era intrascendente, pero que pudo -y debe- entrar en los anales de la historia del baloncesto de Huelva. Y es que ahí estuvo el éxito de este puñado de honradísimos profesionales que ayer defendieron con orgullo, casta y empeño unas señas de identidad y una camiseta. El de convertir un partido sin nada en juego en una bellísima y épica página que, en otras circunstancias, hubiera servido para trazar la frontera entre dos tipos de aficionados al baloncesto: unos, los que vieron este partido; otros, los que no lo vieron.

De más están las cuestiones técnicas cuando un partido se resuelve de la forma como lo hizo el CB Huelva. Que fue, curiosamente, quien mejor entró en el encuentro y eso que era el Palma Aqua Magica quien podía tener más interés en ganar este partido para salvarse de forma definitiva. Fue en el primer cuarto el único en el que quedaba patente que al CB Huelva no le iba demasiado en el asunto. Fue ahí cuando el equipo onubense tiró de un repertorio inusual, con pases por la espalda, intentos de mates al vuelo, jugadas para la fotografía.

Era un partido distendido, nada parecido a lo que acabó convirtiéndose. Porque esta puesta en escena del CB Huelva tuvo reflejo en el marcador, especialmente en el segundo cuarto, al que entró con una mínima renta de dos puntos (13-11), y en el que logró las mayores diferencias del partido (32-17, a falta de 2.51 para el descanso).

Al CB Huelva le bastó aplicarse en defensa y seguir con su peculiar repertorio en ataque -notable y extraño, pero no menos agradable, ver a Drame lanzar y anotar un triple- para cimentar una renta sólida en la que basar su triunfo. De ahí que al descanso se fuera con un convincente 35-24.

Todo cambió en el tercer cuarto. El Palma Aqua Magica se puso las pilas en los vestuarios y a base de defensa y una mejor selección en el tiro (Anderson y Pacreu llevaron la voz cantante) logró, primero reducir la desventaja, y luego incluso cerrar el periodo con un punto de ventaja (49-50).

El CB Huelva llegó al tramo final con la desventaja de tener sólo siete jugadores -lo de mover el banquillo para Pepe Rodríguez significa cambiarlo de sitio-, situación que empeoraría con la lesión de Bennerman y la quinta personal de Ugonna.

El CB Huelva se quedó con lo puesto para afrontar el último minuto y lo que viniera después. No era ya una cuestión de optimizar recursos, se trataba de exprimir los pocos recursos. Le tocó a Morón asumir el reto de empatar y empató (66-66).

En la primera prórroga se vivió el típico columpio -ventaja mía, ventaja tuya-, si bien Pau estuvo cerca de incendiar el partido con dos triples. Resistió como pudo el CB Huelva con Morón como protagonista (76-76).

En la segunda prórroga lo tuvo en las manos el cuadro de Huelva. Con cinco jugadores aguantó el tipo y sólo los errores en los tiros libres impidió que el equipo onubense cerrara el partido en su favor (84-84).

No hubiera sido justo que una demostración de orgullo acabara con una derrota, que hubiera sido admirable, pero derrota en definitiva. Con más de un jugador -Silinskis, Morón…- cogido físicamente con alfileres, hizo de tripas corazón para finiquitar el choque. Fue Bustamante el que, en este periodo, colocó dos triples decisivos que hicieron posible la victoria, la épica victoria, y que el Palacio, aún con poco público, se llenara hasta la bola de eso que es tan simple como el orgullo onubense.

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