Andalucía

La bodeguita, más allá de la leyenda

  • El Ayuntamiento de Jerez se plantea abrir por primera vez al público la sala que montó Pedro Pacheco en 1992 para impresionar a las visitas. Formaría parte de los 'tours' guiados al edificio.

El tiempo parece haberse detenido en la bodeguita del Ayuntamiento de Jerez, un rincón desconocido por la mayoría de los jerezanos sobre el que han circulado multitud de leyendas. Tan sólo la presencia de plantas secas en algunos jarrones, de varias bombillas fundidas y el vacío de muchas de las 56 botas de vino que se conservan allí revela que hace mucho tiempo que ese lugar dejó de recibir visitas. Todo lo demás está prácticamente igual que cuando la sala se cerró definitivamente, en el ecuador del segundo mandato de la alcaldesa Pilar Sánchez (2007-11). Desde entonces apenas se volvió a abrir la puerta desde la que se accede a ella, en la planta baja del Ayuntamiento, junto a la galería de retratos de los alcaldes.

La bodeguita fue una idea de Pedro Pacheco para atender a las visitas de manera privada poco después de que el Ayuntamiento se trasladase de Madre de Dios a la calle Consistorio. Hasta entonces, la media docena de botas que algunas bodegas habían regalado al Ayuntamiento se guardaban en el sótano de este edificio histórico rehabilitado en septiembre de 1991. Cuando un año después se fue acondicionando el inmueble anexo que hoy ocupan los grupos políticos (una puerta del grupo de Podemos da a la bodeguita), Pacheco decidió subir las botas del sótano e ir creando la colección que hoy existe, en su gran mayoría botas de medio que fueron montadas al estilo antiguo, a plomá, en quinta y en dos grupos. Existen también tres botas de cuarto a la entrada de la sala cedidas por Lustau, además de una con cristal para mostrar el velo de flor al contraluz de la puerta que da a la plaza de la Asunción y una utilizada durante el mandato de Pilar Sánchez para ofrecer una copa de vino a los novios que se casaban en el Ayuntamiento. Todas las botas fueron donadas por diferentes bodegas de Jerez en la década de los 90 y los primeros años del nuevo siglo, el momento de mayor auge de las visitas a este lugar. También proceden de donaciones muchos de los vinos que albergaron (las mermas de los últimos años apenas han dejado resquicios en las botas), casi todos de una gran calidad, entre ellos muchos VORS. Durante muchos años, Pacheco contó con la inestimable colaboración para este empeño de su amigo Rafael García Kubala, ya fallecido, que se encargaba de mantener la bodeguita a punto. El complemento ideal de este rincón de unos 120 metros cuadrados es la sala situada junto a las andanas, precedida de tres columnas de mármol blanco y dos arcos y coronada por un techo de más de cinco metros de alto con vigas de madera vistas. Está amueblada con dos sofás, una mesa baja, una mesa comedor con ocho sillas, una mesa de escritorio, dos aparadores y una lámpara de bronce colgada del techo. Dos grandes cortinas estampadas cuelgan sobre amplios ventanales. Esterones de esparto hacen las veces de alfombras (los cercanos a las botas están pudriéndose por la humedad). De las paredes de la estancia cuelgan tres grandes carteles de ferias de ganado de Jerez de principios del siglo XX y una docena de cuadros de pintores como Ramírez, Ayala, José Manuel Reyes y Gutiérrez Montiel. Y junto a la entrada aún se conservan en la pared tres fotografías de la firma de una bota por parte de la infanta Elena en 1993, en compañía de Pacheco. En este conjunto existe también una pequeña sala con una cocina en la que se terminaban de preparar o calentar los platos de los comensales, que venían previamente elaborados de la calle. Junto a la cocina, dos cuartos de baño.

Tras el pacto que firmaron el PSOE y el PSA a finales de 2004, que elevó a Pilar Sánchez a la Alcaldía mediante una moción de censura a Pelayo, Pacheco se alejó de este lugar y llegó a montar una bodeguita propia en un subterráneo en su propia casa, donde pasó a reunirse con sus visitas. Fue entonces cuando se produjo una tímida apertura de la bodeguita del Ayuntamiento, dentro del Plan de Excelencia Turística. Sánchez celebró allí varias ruedas de prensa de balances de fin de año e institucionalizó la copa de vino para los novios que elegían casarse en la Casa Consistorial. La copa salía de la bodeguita pero se tomaba en el patio del Ayuntamiento. Esta gentileza se fue perdiendo y durante la etapa de María José García-Pelayo (2011-15) la bodeguita apenas si se utilizó.

Ahora, con la llegada de Mamen Sánchez se ha puesto encima de la mesa qué hacer con esta sala. En septiembre de 2015, por invitación del asesor municipal Luis Flor, el enólogo Manuel Lozano, considerado el mejor del mundo, visitó la bodeguita y se comprometió a ayudar desinteresadamente en su recuperación, que veía factible en poco tiempo. Llegó a estar allí hasta tres veces, pero el proyecto se truncó al fallecer el pasado mes de abril. Desde el Ayuntamiento se ha hablado ya con cinco bodegas de la ciudad que se han mostrado dispuestas a colaborar en esa recuperación y en suministrar gratuitamente el vino necesario para llenar un buen número de botas que donaron en su día. La idea del equipo de Patrimonio, Cultura y Fiestas que dirige Francisco Camas es incluir la visita a la bodeguita dentro de un tour por el Ayuntamiento que incluya el Cabildo antiguo, la logia, la galería de cuadros de alcaldes, el salón noble y los patios. Sería su apertura al público, un cuarto de siglo después.

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