El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, se pronunció ayer sobre su esperado encuentro con el Papa Francisco en el Vaticano el pasado lunes. Y fue claro ya que dijo sentirse respaldado por el Papa, que le transmitió que pide a Dios y le ayuda para que no se "baje de la cruz". A preguntas de los periodistas antes de participar ayer en un acto en Granada, el prelado manifestó que se siente respaldado por el Papa Francisco y por "el pueblo cristiano", que son los respaldos, dice, "que necesita un obispo".
Según Martínez, el Papa le transmitió el siguiente mensaje: "Que pedía a Dios y me ayudaba para que no me bajara de la cruz". Interrogado sobre si eso significa que quiere que continúe al frente del Arzobispado de Granada, indicó que eso habría que preguntárselo a él. "Pero él me ha pedido que sí, que no me bajara de la cruz. Y mientras un obispo es obispo de un sitio tiene la misión de dar la vida por la diócesis que la Iglesia y el Señor le encomienda", manifestó el arzobispo. Y agregó: "Quiero a la Iglesia universal y a los seres humanos con toda mi alma y estoy dispuesto a dar la vida por esta diócesis".
Preguntado sobre si el Arzobispado va a adoptar también medidas con respecto a los siete nuevos sacerdotes imputados en el escándalo de abusos sexuales a dos jóvenes, y que de momento siguen ejerciendo -los tres detenidos al inicio del caso ya fueron apartados de sus funciones- el prelado declaró que el proceso lo lleva la Santa Sede y que no puede hacer más declaraciones al respecto porque es un proceso reservado. La investigación eclesiástica todavía está bajo secreto y que de ella depende el futuro de los miembros de la iglesia implicados. Y la disciplina eclesiástica "pide para estos casos un secreto casi como el de la confesión", afirmó el arzobispo tras incidir en que es la Santa Sede a quien corresponde tomar las decisiones.
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