conservación de la biodiversidad Más de cinco millones de fondos invertidos en la recuperación del 'buitre naranja'

La última amenaza del quebrantahuesos

  • La decisión de anular las liberaciones de ejemplares este verano airea las dudas sobre la continuidad de un programa de reintroducción con un presupuesto millonario

Por primera vez desde que en mayo de 2006 el quebrantahuesos volviera a volar tras 20 años de ausencia en las sierras andaluzas, este verano no habrá sueltas de nuevos ejemplares. El hecho, científico, se explica en la elevada mortalidad de aves a causa de cebos envenenados que, aun estando prohibidos, se utilizan en el campo para ahuyentar a otros animales. Pero a raíz de esta decisión han surgido otras dudas. ¿Está en riesgo la continuidad de este programa de reintroducción de la especie en Andalucía?

La Consejería de Medio Ambiente, principal impulsora del proyecto, no resuelve la interrogante. Silencio absoluto. El presupuesto ha ido bajando desde los 710.000 euros aportados hasta hace dos años a los 550.000 euros en el presente ejercicio. La Fundación Gypaetus (FG), entidad encargada del desarrollo del proyecto, tuvo a final de año un sonado recorte de personal. En la actualidad cuenta con 26 trabajadores. La decisión de no soltar nuevos ejemplares (consensuada entre los dirigentes de la fundación y responsables de programas europeos de conservación de la especie) también ahorraría costes.

La Fundación del Quebrantahuesos está viviendo un año agitado. Esta misma semana se conoció la dimisión de su presidente, Fernando Hiraldo, que vinculó a su carga de trabajo con otras tareas científicas y a no poder dedicarse de pleno a esta labor. El relevo queda en manos de un director general de la Consejería, Javier Madrid, que en teoría debe ser ahora el encargado de encontrar fondos privados que compensen la aportación pública que tiene el proyecto, o al menos eso dicta la labor de presidente de esta fundación.

La FG cuenta con un presupuesto anual cercano al millón de euros, revela el gerente de la fundación, Jesús Charco, quien afirma en primer lugar y por encima de todo que el proyecto está "en su mejor momento" y que se ha logrado una "eficiencia del gasto". "Con menos recursos, más logros", apostilla.

Charco resalta que el centro de cría en cautividad, en Guadalmedina, "se ha convertido en el mejor del mundo". Este año se ha duplicado el número de nacimientos, hasta nueve. Pero el fin último del proyecto no se cumplirá. Las aves no volarán, justo cuando el proyecto iba a marcar un hito: la suelta de seis ejemplares. En Francia o Suiza este año se liberarán tres; en Austria o Italia, dos.

Para Charco ésta es una "pequeña parte" de un programa que cuenta con un centro de interpretación, campos de voluntarios, actividades de concienciación de ganaderos y cazadores, o el seguimiento de los diez ejemplares que siguen volando. De los 19 soltados, ocho han fallecido y uno, Libertad, de la primera hornada de 2006, está desaparecido tras desprendérsele el transmisor. Charco ve otra ventaja: que estos seis pollos no puedan volar es una mala noticia, pero se quedarán como parejas reproductoras para reforzar el centro de cría.

La cría funciona, pero no así la erradicación de las amenazas. El objetivo está enfocado en la sierra de Castril, donde este año han fallecido envenenados dos quebrantahuesos. Se apunta desde algunos sectores a una "revancha" contra la Junta, a un acto premeditado que, finalmente, ha causado la paralización de las sueltas.

Resulta paradójico que la FG lidere desde el año pasado un proyecto internacional contra el uso ilegal de cebos envenenados en España, Grecia y Portugal. La inversión en cuatro áreas piloto en Andalucía es de 3,4 millones de euros. El quebrantahuesos dispuso de otro programa Life desde 2004 a 2009 de 1,6 millones de euros, de los que el 75% lo aportó la UE.

Para otros investigadores, como Miguel Ferrer, el coste económico del proyecto actual es desorbitado en función de los objetivos. Según sus cálculos, al ritmo propuesto por los actuales responsables del proyecto, el logro de conseguir la primera pareja reproductora en libertad tardaría 22 ó 24 años, lo que elevaría el coste a esos millones de euros. Eso sin contar que este año ya no habrá liberaciones y que habrá que esperar cómo progresa la situación los años venideros.

El retorno de otras especies desaparecidas, como el águila pescadora, ha costado 700.000 euros, enfatiza Ferrer, coordinador de este proyecto y de otra de las aves emblemáticas en peligro, el águila imperial. También preside la Fundación Migres.

Ferrer, que representa al Centro superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el patronato de la FG, discrepa de la suspensión de las sueltas y recuerda un suceso semejante con el águila imperial. Al principio también murieron ejemplares por veneno, pero el proyecto continuó. "La mejor manera de afear esa conducta es ser valientes y dar batalla, que esos desalmados no se crean que han vencido", expone.

Ferrer añade que también hay otros lugares en los que se puede llevar a cabo la reintroducción, no necesariamente en los sitios donde se avistaron aves por última vez.

"No entiendo muy bien lo de los cebos. El proyecto tiene que replantearse, reconfigurarse. Hay otros lugares idóneos, como Grazalema, donde hay buitres leonados que le proporcionen huesos y nos sirvan de alerta si hay cebos".

Estas consideraciones las expondrá Ferrer en el patronato, donde el CSIC actúa de asesor científico. "Pero si no participamos, y hasta ahora no lo hemos hechos, si no somos útiles, nos iremos", avisa. El quebrantahuesos afronta su incierto futuro entre amenazas.

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