Grupos de Whatsapp

No son pocos los conflictos en los grupos de WhatsApp cuando pierden su utilidad más genuina por característica

Hacer un grupo de WhatsApp se está convirtiendo en un recurso habitual cada vez que, por circunstancias de distinta naturaleza y entidad, varias personas comparten propósitos, asimismo de diversa condición, y no encuentran mejor modo de mantener contactos que con el uso de esa aplicación en el teléfono. El desarrollo tecnológico, aplicado a la comunicación social -además de a la prestación de servicios y al comercio-, es uno de los rasgos más relevantes para apuntar, en trazos gruesos, los rasgos de la sociedad contemporánea. Los asuntos de la "posverdad" y de la posmodernidad, también; aunque quepa la duda sobre si lo que viene resulta mejor que lo dejado atrás. Pero no es cuestión de despistarse ya que, a donde se quiere llegar, es a las disfunciones -forma algo alambicada de aludir a los conflictos- que provocan los grupos de WhatsApp cuando pierden su utilidad digamos genuina por propia o característica. Ejemplo al canto: el grupo de padres de los alumnos de una clase de un centro educativo. Puesto que, en la organización de los centros, están previstas las funciones de un delegado o representante de los padres del alumnado de cada grupo, tal padre, una vez elegido, asume de hecho la atribución de ser administrador de un grupo de WhatsApp. De tal modo que si acudir al centro, para entrevistas de tutoría con los profesores de los hijos, es algo difícil en ocasiones, ya por imposibilidad o dejadez, hacer comentarios en WhatsApp, con información no contrastada que se ha oído de los hijos, de sus compañeros o de otros padres, provoca un estado de opinión, generalmente sobre algún profesor, que la circulación en WhatsApp confunde y desajusta. El administrador del grupo, entonces, tiene que improvisar algo así como un código de conducta para que el frenético y multiplicado cruce de mensajes no desvirtúe la realidad, que tal es uno de los desarreglos de esta comunicación social. Además de otros: los chats, con todo detalle de fechas, horas y teléfonos, pueden archivarse y utilizarse con distintos fines, incluso en litigios administrativos y judiciales; de ahí la reserva que ya se adopta en algunos casos. Además, pareceres contrarios entre padres del grupo generan enfrentamientos y descalificaciones improcedentes porque se despachan con la artillería de los prejuicios. Y, si se decide abandonar el grupo, miembros habrá que lo reprochen cuando, en no pocos casos, constituye una decisión sensata y hasta saludable.

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